Puerto Serrano - Cadiz

Algunas familias de Puerto Serrano están viviendo un problema serio.Su hijo tiene un comportamiento reprobable dentro de las aulas del Instituto, se le acumulan los partes por faltas en su comportamiento y al final son expulsados del Centro durante un mes. El hecho en sí es ya un grave problema, pues pone de manifiesto que nuestros adolescentes llegan a secundaria con una escala de valores totalmente deformada y con muy pocas ganas de trabajar. Si a ello le unimos que los padres, a veces están trabajando los dos, entonces surge el dilema de que hacer con este adolescente que no tiene aún edad de trabajar.Muchas veces está deambulando por la calle y en la calle, con esas edades, no se aprende nada bueno.

La mayoría de las veces los chicos provocan la expulsión: sacan el móvil en clase y comienzan a manipularlo, sacan el paquete de tabaco y el mechero e intentan encender un cigarro, etc, etc. El profesor, lógicamente tiene que velar por el interés de la mayoria y porque se cumplan unas mínimas normas de convivencia, sin las cuales es imposible impartir una clase.

El resultado de todo ello es que tenemos un Instituto que nos está sirviendo de bien poco. Entre los expulsados y los que no van porque no quieren ( y nadie hace nada por evitarlo) estamos en unos índices de fracaso escolar mucho más que preocupantes.

Se pueden hacer cosas:
-El Ayuntamiento cumplir con su obligación, en los casos de los alumnos que faltan porque quieren. La policía local debe hacer un seguimiento de estos alumnos y obligar a las familias a que los envien al Instituto. Si hay que elevar el caso a la fiscalía de menores que se haga. Ser padre no da derecho a desentenderse de la educación de un hijo.
-Hay que reforzar la autoridad de los profesores del Instituto, pero no como defiende ahora el PP, convirtiéndoles en autoridad jurídica como a los policías. Se trata llanamente de que los padres no hablemos mal de los profesores delante de nuestros hijos.
-Hay que pedir que cuando las aulas nuevas estén hechas comienze un módulo de Formación Profesional atractivo, para que muchos adolescentes encuentren el Instituto más interesante.

Debemos poner todos de nuestra parte, porque lo queramos o no, nuestros hijos necesitan una buena formación, para encarar el futuro con optimismo.

Todo pasa por reforzar la autoridad de los profesore y si se los convierte en autoridad jurídica mucho mejor.

En primer lugar no es autoridad jurídica, sino pública, de manera que los profesores gozarán de veracidad, de esta manera los actos de intimidación, de amenazas, en definitiva de fuerza, serían castigados con más dureza que ahora, que se juzga como si se infringieran a un ciudadano común. No sé que tiene de malo que esto entrara en vigor, la verdad que lo veo necesario.

Dicho esto, también esta actuación debe ir acompañada de otra igual de necesaria, que sería endurecer la Ley del Menor, sin esta medida, la otra quedaría insulsa, al igual que el que el Ayuntamiento ordene a la Policía Local que haga cumplir la obligación de acudir a las aulas, y en caso contrario eleve lo actuado a la Fiscalía de Menores. Esta Fiscalía, con las manos atadas como las tienen, dependiendo sus actuaciones de leyes que no dejan lugar a un castigo en concordancia con lo infringido, instruirá un expediente de reforma, que no servirá para otra cosa que para mantener ocupado a varios funcionarios judiciales algún tiempo, luego este expediente se notificará a los padres del menor, y esta notificación seguramente terminará en el cubo de la basura, y el menor seguirá con sus quehaceres cotidianos, como pueden ser mofarse de profesores, policías, ayuntamientos y fiscalía, porque sabe que cual lince protegido, no le va a pasar nada, absolutamente nada, y esta es la triste realidad.

buena foreros, todo esto esta bien pero hacerle una falta por matar una mosca, manda huevos .si no que le pregunten a pequeño delos aumaos
mas concreto a javi, y el que quiera se lo cuenta.

Los alumnos no acuden al Instituto a matar moscas. Su obligación es ponerse a realizar las tareas que les mandan los profesores. Seguro que no estaba haciendo sus deberes y habría cometido anteriormente alguna infracción más a las normas de convivencia. Existen niños que no tienen una idea clara de que, para vivir en sociedad, hay que cumplir unas normas de comportamiento, que en cada caso vigila su observancia el padre o la madre, el maestro y el profesor, en la situación que nos ocupa.

Hemos vivido una época en la que hemos hablado mucho de los derechos de los niños, que están ahí y hay que respetarlos, pero hemos descuidado el fiel de la balanza porque no les hemos dado la misma importancia a sus obligaciones. Hay que retomar el tema y volver al equilibrio. Derechos y deberes forman parte del mismo paquete de valores, y así deben entenderlo los niños desde pequeños.

Por tanto, tenemos que hablar más con nuestros hijos, recordarles sus obligaciones, revisarles sus cuadernos y acudir a hablar con sus maestros y profesores tutores, de manera frecuente y sistemática.