POR QUÉ EL TORO SÍ SUFRE 12. A ver como se explica esto: El toro lidiado tiene menos cortisol que el esperado, con lo que se concluye que sufre poco estrés pero, resulta que su sangre está inundada de betaendorfinas que, curiosamente también se producen por el estrés. Y mi pregunta va más lejos: ¿Si las lesiones provocadas en el sistema nervioso por las puyas, las banderillas, el estoque y el descabello, impiden una normal respuesta hormonal en cuanto a la ACTH y el cortisol, ¿Por qué sí se produce con respecto a las betaendorfinas? Pues una vez más, la medicina humana tiene respuestas para casi todo: • “Se ha demostrado que la descarga de betaendorfinas se produce también a través de mediadores celulares, a través del sistema inmune, localmente en la zona donde se produce el dolor, es decir a nivel de los tejidos dañados” • “Lo hace liberando lo que se denomina POE. El POE más abundante liberado por los linfocitos (células del sistema inmune) es la betaendorfina” • “Su liberación a partir de células inmunes se produce principalmente por acción de la CRF (hipotálamo), de la interleucina 1 beta, de la interleucina 6 y del factor de necrosis tumoral alfa” • “Ésta regulación sería la responsable de la respuesta que aparece cuando se produce la agresión en una zona denervada o bloqueada por lesiones neurológicas importantes, ya que no existe el estímulo neurológico aferente”. Volvemos de nuevo a la importancia que tienen las lesiones neurológicas producidas por las suertes de la lidia a nivel del sistema nervioso. Lo cierto es que es un error mayúsculo considerar a las betaendorfinas como sustancias neutralizadoras del dolor. Son muchos, numerosos, los estudios realizados en medicina humana que demuestran sobradamente que así es. La mayoría han sido realizados en mujeres de parto, y revelan que a mayor dolor (expresado por las mujeres a través de entrevistas después de dar a la luz) mayor es el valor de betaendorfinas detectadas en su sangre. Está científicamente demostrado que en los partos distócicos, es decir, en aquellos en que hubo mayor sufrimiento fetal, tanto la madre como el feto contenían en su sangre un mayor valor de betaendorfinas.
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