09-09-09 19:24 | #3182320 |
Por:No Registrado | |
XXBBQQ Desde una esquina, bajo la sombra de una sombrilla en la que me he sentado en esta terraza para leer el periódico, miro la plaza de España, a izquierda y derecha, y tantas veces miro como creo haber recordado e imaginado tantas veces cada zancada de mis carreras que iban desde los pies del ayuntamiento al final de la gran tarima de la Alameda. Gran plaza que ahora sé está igual de arraigada en mi memoria infantil que en los mundos de ficción que he ido inventando a lo largo de mi vida, hasta el punto de que a veces ni yo mismo sé distinguir en qué medida estoy invocando un recuerdo verdadero o proyectando sobre el pasado un episodio de novela. Vista con ojos objetivos, la plaza no tiene nada o casi nada de extraordinario, salvo la fachada imponente de la Aurora, que parece formar parte de una muralla medieval en la que quedan atrapados, como el final jadeante de aquellas carreras, mis recuerdos de la infancia. A izquierda y derecha, más allá del gentío que ahora pasa junto a mí y del calentito sol del otoño, la plaza es una plaza austera, menos andaluza que castellana, que me imagino con soportales en dos lados, con edificios poco memorables que sin embargo, en conjunto, dan una modesta impresión de carácter, de lugar verdadero. En esos soportales que sueño, por los que podría transitarse cómodamente en las tardes oscuras de lluvias y de nevadas del invierno, a pesar de lo duro del clima, de niño siempre soñé que podría haber carritos en los que se vendían pipas, cacahuetes tostados, pequeños juguetes y también se vendían y se alquilaban tebeos. Y quizás entre tantos regalos y maravillas imaginé la sonrisa de la inigualable Manolita o de Dolores junto a cables de teléfono acariciando un peludo gato de pelo gris y blanco. Y no sé porqué, pero en aquella estampa, también en aquella plaza que no tengo que cerrar los ojos para imaginarla, también había una farmacia, una tienda de lanas, un almacén de comestibles y la sede de un banco en el que trabajaba de cajero el padre de un amigo mío. Con el misterio de visitar un mundo nuevo, mis amigos y yo, yendo más lejos de lo permitido, íbamos corriendo a visitarlo y antes de que nos echaran a voces, me gustaba mirar a aquel buen hombre sonriente, que sólo enseñaba su cabeza y sus dientes y no parecía ser consciente de estar detrás de una ventanilla con barrotes dorados, que al fin y al cabo eran barrotes. Su serena sonrisa siempre me impresionaba además de lo blanca que eran sus manos, por contraste con las de mi padre, y la velocidad asombrosa con las que aquellas manos contaban los billetes del ahorro traido de Alemania. | |
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Sin Asunto Por: | 16-03-15 17:35 lamadrequemepario | 9 | |
reggaeton +´`.##€@777¡¡¡¡''"!!!ÇÇÇ Por: grazalema 112 | 28-01-09 19:16 orisha | 1 | |
Guerra civl, dudas . Por: Grazalema12 | 05-10-08 20:33 odyson | 26 | |
alguien me ayuda? Por: No Registrado | 14-02-06 14:21 No Registrado | 32 |
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