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Grazalema - Cadiz

Poblacion:
España > Cadiz > Grazalema
29-01-07 17:27 #304376
Por:Pinsapito

Sobre las criticas
Antes de nada permitanme que les aclare algo, yo no pienso que los politicos son malos o corruptos o prepotentes y todos los demas somos unos santos, no, nada de eso, los politicos son un reflejo de todos nosotros y no son ni mejores ni peores que somos los demas.
Ahora bien hay una cosa que esta clara, los politicos se dedican a la politica voluntariamente, nadie les obliga ni lo hacen por necesidad.
Desde siempre todo politico aspira a obtener el poder y a no ser criticado, esta es la maxima aspiracion de todo politico que en el mundo es o ha sido. Como nadie va a criticarme si todo lo hago por el bien del pueblo? Es la pregunta que se hacen.
Si no tiene criticas no tiene oposicion y por lo tanto tiene el poder asegurado y para siempre. Solo de pensarlo se le ponen los ojos como platos, eso es el Paraiso y lo demas es un cuento (que conste que hablo de los politicos en general y no de nadie en particular).
Las criticas y gracias a ellas la posibilidad de perder el poder es la pesadilla del politico......y la unica forma que tienen los ciudadanos de presionarlos para que actuen bien o por lo menos no actuen mal.
Aqui leo a personas que critican a los que critican y dicen que eso esta matando el foro. Vale, lo acepto, hablen de otras cosas pero me gustaria decirles que la critica educada y documentada es una de las cosas que mantienen el sistema democratico sano o por lo menos no totalmente corrupto.
Yo estoy encantado de hablar de lo que sea, pero no quiero que se mande callar a nadie porque no nos guste lo que escribe siempre que lo haga de forma correcta y ademas estoy seguro de que la inmensa mayoria solo quiere lo mejor para Grazalema, las discrepancias son sobre las formas y maneras de hacer las cosas lo mejor posible. No hay que descalificar a nadie ni nadie es malo o bueno porque este en un partido o en otro.
Un saludo a todos
Puntos:
29-01-07 19:23 #304478 -> 304376
Por:grazalema12

RE: Sobre las criticas
Pues yo veo como se poneis a parir, digais lo que digais, aunque lo hagais discretamente. Y una cosa es hablar de historis, paisajes... y otra muy diferente, criticar cosas de grazalema(aunque sean malas) dando nombres y demas, y todo ello desde el anonimato.
COMO USTED DICE UN POLITICO TIENE ASPIRACION A SER RECONOCIDO, DIGO YO ... ENTONCES LA MULTITUD QUE HAY AQUI METIDO CAGADOS DE QUE SEPAN QUE SON ELLOS, Y CRITICANDO AL AYUNTAMIENTO AHORA QUE LLEGAN LAS ELEECIONES(NO SOY DE NINGUN PARTIDO) ESOS SON POLITICOS.
Dad la cara, si soys valientes de dar nombres, si no, para mi lo estareis haviendo mal y estareis hablando tonterias, al fin al cabo de eso se habla ultimamente en el foro, la mayoria de tonterias.
Puntos:
29-01-07 20:22 #304549 -> 304478
Por:Lacilbula

Sobre política.

…la política no es más que el conjunto de las razones para obedecer y de las razones para sublevarse... ¿Es posible una sociedad anárquica, es decir, sin política? Los anarquistas tienen desde luego razón al menos en una cosa: una sociedad sin política sería una sociedad sin conflictos. Pero ¿es posible una sociedad humana —no de insectos o de robots— sin conflictos? ¿Es la política la causa de los conflictos o su consecuencia, un intento de que no resulten tan destructivos? ¿Somos capaces los humanos de vivir de acuerdo... automáticamente? A mí me parece que el conflicto, el choque de intereses entre los individuos, es algo inseparable de la vida en compañía de otros. Y cuantos más seamos, más conflictos pueden llegar a plantearse. ¿Sabes por qué? Por una causa que en principio parece paradójica: porque somos demasiado sociables. Intentaré explicarlo. La más honda raíz de nuestra sociabilidad es que desde pequeños nos arrastra el afán de imitarnos unos a otros. Somos sociables porque tendemos a imitar los gestos que vemos hacer, las palabras que oímos pronunciar, los deseos que los demás tienen, los valores que los demás proclaman. Sin imitación natural, espontánea, nunca podríamos educar a ningún niño ni por tanto acondicionarle para la vida en grupo con la comunidad. Desde luego, imitamos porque nos parecemos mucho: pero la imitación nos hace cada vez más parecidos, tan parecidos... que entramos en conflicto. Deseamos obtener lo que vemos que los demás también quieren; queremos todos lo mismo pero a veces lo que anhelamos no pueden poseerlo más que unos pocos o incluso uno sólo. Sólo uno puede ser el jefe, o ser el más rico, o el mejor guerrero, o triunfar en las competiciones deportivas, o poseer a la mujer más hermosa como esposa, etc.. Si no viésemos que otros ambicionan esas conquistas, es casi seguro que no nos apetecerían tampoco a nosotros, al menos desaforadamente. Pero como suelen ser vivamente deseadas, por imitación las deseamos vivamente. Y así nos enfrenta lo mismo que nos emparienta: el interés (etimológicamente) es lo que está-entre dos o más personas, o sea lo que las une pero también las separa...

… No es la política la que provoca los conflictos: malos o buenos, estimulantes o letales, los conflictos son síntomas que acompañan necesariamente la vida en sociedad... ¡y que paradójicamente confirman lo desesperadamente sociales que somos! Entonces la política (recuerda que se trata del conjunto de las razones para obedecer y para desobedecer) se ocupa de atajar ciertos conflictos, de canalizarlos y ritualizarlos, de impedir que crezcan hasta destruir como un cáncer el grupo social. Los humanos somos agresivos, como ya tendremos ocasión de comentar más adelante al hablar de la guerra y la paz: a nada que nos descuidemos, llevamos nuestras discrepancias conflictivas hasta el punto de matarnos unos a otros. Los otros animales que viven en grupo suelen tener pautas instintivas de conducta que limitan los enfrentamientos intergrupales: los lobos luchan entre sí por una hembra con ferocidad, pero cuando el que va perdiendo ofrece voluntariamente su cuello al más fuerte, el otro se da por contento y le perdona la vida; si en la batalla entre dos gorilas machos uno toma a un bebé gorila en los brazos y lo acuna como hacen las hembras, el otro cesa inmediatamente la pelea porque a las hembras no se las ataca... Etc. Los hombres no solemos tener tan piadosos miramientos unos con otros. Es preciso inventar artificios que impidan que la sangre llegue al río: se necesitan personas o instituciones a las que todos obedezcamos y que medien en las disputas, brindando su arbitraje o su coacción para que los individuos enfrentados no se destruyan unos a otros, para que no trituren a los más débiles (niños, mujeres, ancianos...), para que no inicien una cadena de mutuas venganzas que acabe con la concordia del grupo.
…Lo cierto es que los jefes, las personas revestidas de mando, han disfrutado siempre de un halo especial de respeto y veneración, como si no fueran seres humanos como los demás. El hábito de obedecer todos a uno lo hemos debido adquirir a costa de mucha sangre y tremendas presiones colectivas: por eso una especie de santo temor rodea a todo el que ocupa una jefatura... aunque no sea más que un alcalde de pueblo.

... A fin de cuentas, a ningún hombre le gusta obedecer sin más a otro hombre: prefiere considerarle un poco más que hombre y así le obedece más a gusto, sin sentirse humillado. De ahí que suela endiosarse a los gobernantes, rodeándoseles de admiración y privilegios; pero también que cuando nos decepcionan les tratemos con saña singular. Se les concede algo especial, un poder que excede al de los individuos corrientes y molientes; pero por la misma razón no se les toleran debilidades que en cambio consentimos a los individuos corrientes y molientes.
… No hay nada más humano que la pretensión de que aquellos a los que obedecemos son más que humanos o encarnan algo situado por encima de las pasiones y flaquezas humanas. Nada más humano... ni más peligroso, tanto para el interesado como sobre todo para los restantes miembros de la comunidad.



…La democracia griega estaba sometida al principio de isonomía: es decir, las mismas leyes regían para todos, pobres o ricos, de buena cuna o hijos de padres humildes, listos o tontos. Sobre todo, las leyes eran inventadas por los mismos que debían someterse a ellas: había que tener cuidado en la asamblea con no aprobar leyes malas, porque uno podría ser su primera víctima... Nadie estaba en la ciudad por encima de la ley y la ley (la misma ley) tenía que ser obedecida por todos. Pero la ley no provenía de nada más elevado que los hombres, no era la orden irrevocable dada por los dioses o los antepasados míticos, sino que la asamblea de los ciudadanos (todos ellos políticos, es decir administradores de su polis) era su origen y por tanto podía modificarla o abolirla si a la mayoría le parecía conveniente. Tan en serio se tomaban los antiguos atenienses la igualdad política de los ciudadanos, y tan convencidos estaban de que su obediencia se debía sólo a las leyes y no a personas, por «especiales» que fuesen (no aceptaban especialistas en mandar)... ¡que la mayoría de las magistraturas y otros cargos públicos de la polis se decidían por sorteo! Como todos los ciudadanos eran iguales, como ninguno podía negarse a cumplir sus obligaciones políticas con la comunidad (todo el mundo participaba en las decisiones y podía llegar a ocupar puestos de autoridad, pero era obligatorio decidir y mandar llegado el caso), echar a suertes los cargos políticos parecía a los griegos la mejor de las soluciones.
( Fernando Savater Política para Amador).


«La polis se diferenciaba de la familia en que aquélla sólo conocía "iguales", mientras que la segunda era el centro de la más estricta desigualdad. Ser libre significaba no estar sometido a la necesidad de la vida ni bajo el mando de alguien y no mandar sobre nadie, es decir, no gobernar ni ser gobernado. Así pues, dentro de la esfera doméstica, la libertad no existía, ya que al cabeza de familia sólo se le consideraba libre en cuanto que tenía la facultad de abandonar el hogar y entrar en la esfera política, donde todos eran iguales. Ni que decir tiene que esta igualdad tiene muy poco en común con nuestro concepto de igualdad: significaba vivir y tratar sólo entre pares, lo que presuponía la existencia de "desiguales" que, naturalmente, siempre constituían la mayoría de la población en una ciudad-estado. Por lo tanto, la igualdad, lejos de estar relacionada con la justicia, como en los tiempos modernos, era la esencia de la propia libertad: ser libre era serlo de la desigualdad presente en la gobernación y moverse en una esfera en la que no existían gobernantes ni gobernados» (H. Arendt, La condición humana).

Puntos:
30-01-07 00:24 #304707 -> 304549
Por:delivery

RE: Sobre política.
Acabo de "aterrizar" en el foro, y permíteme que te diga, lacilbula, que me ha interesado muchísimo tu post. Responderé a la mayor brevedad (hoy no puedo porque es algo tarde y mañana madrugo -para variar-).
Cuando vuelva por aquí,hablamos de anarquismo... tema interesante donde los haya...
Good night.
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