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España > Cadiz > Grazalema
08-09-06 17:47 #257295
Por:Abies

Sobre drogas.
Extraído de los apuntes de biopsicología del manual de Pinel, capítulo 13, que estudian los psicólogos en 4 curso de carrera.ISBN 84-205-2989-3.
SUSTANCIAS DE ABUSO


La psicofarmacología se define como el estudio de los fármacos que afectan al cerebro.
El uso incorrecto y el abuso de agentes psicotropos constituye uno de los mayores problemas de salud pública en el mundo. Tales problemas originan no sólo múltiples complicaciones médicas y psiquiátricas, sino también un abanico de problemas sociales.

Explicación de la terminología

 Refuerzo
Es la tendencia de una sustancia que produce placer a originar su autoadministración repetida. Se cree que las bases neuroquímicas del refuerzo (o recompensa) dependen de los específicos mecanismos de acción de las diversas sustancias de abuso sobre la neurotransmisión.

 Dos tipos de uso incorrecto: intoxicación frente a abuso
Abuso se entiende como la autoadministación, de manera no aprobada culturalmente, de cualquier fármaco que produce consecuencias adversas.
Intoxicación es el desarrollo de un síndrome clínico reversible de cambios conductuales o psicológicos de desadaptación debidos a la toma reciente de una dosis de un fármaco que actúa en el sistema nervioso central.

 Adicción y dependencia
La adicción y la dependencia se confunden frecuentemente. El término adicción es frecuentemente utilizado por quienes no son expertos en psicofarmacología, cuando quieren decir dependencia.
Adicción se entiende como un patrón conductual del abuso de fármacos que se caracteriza por una dependencia apremiante respecto del uso de una sustancia (uso compulsivo), por asegurarse el suministro de dicha sustancia y por una gran tendencia a recaer tras su interrupción.
Dependencia, es el estado fisiológico de neuroadaptación producido por la administración repetida de una sustancia, necesitando de una administración continuada para evitar la aparición de un síndrome de abstinencia.
Cuando un fármaco ocasiona dependencia, y el individuo lo continúa tomando, pueden suceder varias cosas: pueden originarse una dependencia cruzada, una tolerancia y una tolerancia cruzada. Cuando un fármaco produce dependencia y el individuo deja de tomarlo repentinamente, sucede una abstinencia y un rebote.

 Tolerancia, tolerancia cruzada y dependencia cruzada
La tolerancia se ha desarrollado cuando, tras la administración repetida, una dosis dada de un fármaco produce un menor efecto, o a la inversa, cuando se tienen que administrar dosis progresivamente mayores para obtener los efectos observados con la dosis inicial.
La tolerancia cruzada es la capacidad de un fármaco de suprimir las manifestaciones de dependencia física producidas por otro fármaco.
La dependencia cruzada es la capacidad de mantener el estado de dependencia física.

 Síndrome de abstinencia
Se entiende así a las reacciones adversas, psicológicas y fisiológicas, que aparecen tras la interrupción brusca de un fármaco que produce dependencia.
Es muy importante distinguir la abstinencia del rebote, ya que estos términos frecuentemente se confunden, incluso por los psicofarmacólogos, puesto que ambos están relacionados con los cambios neuroquímicos que aparecen en la dependencia.
Rebote es lo que sucede en pacientes que por prescripción médica han estado tomando un fármaco que crea dependencia y lo interrumpen bruscamente. El síndrome de abstinencia aparece en aquellos que han abusado de una sustancia, han desarrollado tolerancia y súbitamente dejan de tomarla.
 Desintoxicación
La deshabituación es la lenta disminución en la administración de un fármaco que ha causado dependencia y que causaría síndrome de abstinencia si se suprimiera bruscamente. La desintoxicación puede lograrse bien con la retirada lenta del mismo fármaco que ha producido la dependencia, o bien sustituyéndola por una sustancia que tenga dependencia cruzada y un mecanismo de acción farmacológico similar.
La progresiva disminución de un fármaco administrado en una afección médica y que ha producido dependencia también puede prevenir la aparición de un rebote. En este caso, no se llama desintoxicación, sino discontinuación atenuada. La desintoxicación implica un método para prevenir la abstinencia, no para prevenir el rebote.

 Rebote y recaída
También es importante establecer una distinción entre estos dos términos.
Recaída es la reaparición, cuando se interrumpe un tratamiento médico efectivo, de los síntomas de la afección original que sufría el paciente. La recaída asume un uso médicamente legítimo.
El rebote es la expresión exagerada de la afección original que experimentan algunas veces los pacientes tras interrumpir un tratamiento efectivo.

Benzodiacepinas

 Farmacología del abuso de benzodiacepinas
Las benzodiacepinas actúan como moduladores alostéricos de los receptores tipo A del GABA (GABA A). Esto causa un incremento neto de la conductancia al cloro a través del canal del cloro, aumentando la neurotransmisión inhibitoria y produciendo las acciones ansiolíticas. También se cree que la acción excesiva de las benzodiacepinas sobre los mismos receptores que median sus acciones terapéuticas constituye el mecanismo psicofarmacológico de la euforia, de la acción reforzante del fármaco y, llevada al extremo, de la sobredosis.
Cuando se usa o se abusa crónicamente de las benzodiacepinas se pueden provocar cambios adaptativos en los receptores benzodiacepínicos.
En los sujetos que abusan de las benzodiacepinas, el cambio en la sensibilidad del receptor hacia un receptor desensibilizado, puede manifestare como la necesidad de tomar dosis más altas de benzodiacepinas. Esta desensibilización del receptor se pone especialmente de manifiesto una vez que se interrumpe la administración abusiva y crónica de benzodiacepinas y, sobre todo, cuando la interrupción es brusca.
En resumen, se piensa que la dependencia a las benzodiacepinas está mediada por cambios adaptativos en los receptores benzodiacepínicos hacia un estado de sensibilidad disminuida. Los síntomas de abstinencia se producen cuando los receptores desensibilizados más la deficiencia de benzodiacepinas colaboran para producir esencialmente los efectos clínicos opuestos a los que se experimentan durante la intoxicación con estas sustancias. La readaptación de los receptores revierte la dependencia y frena los síntomas de abstinencia.

 Aspectos clínicos del abuso de benzodiacepinas
Poco después de que fueran comercializadas en los años 60, el uso de las benzodiacepinas alcanzó cierta euforia en su prescripción.
Cuando se llegó a reconocer que algunos pacientes tenían verdaderas dificultades para interrumpirlas, especialmente tras haberlas tomado durante un largo período, se desencadenó un contragolpe contra ellas.
Ahora parece que la verdad se está recomponiendo a medida que el péndulo vuelve a su posición central. La inicial actitud a lo Pollyana (actitud de optimismo irrefrenable e imprudente) de que estos fármacos no podían causar daño alguno, no resultó ser más acertada que su contraria, la de miedo irracional que presenta a las benzodiacepinas como fármacos exageradamente peligrosos que causan mas daño que bien.


 Interrupción de las benzodiacepinas
A menudo, los problemas de dependencia y abstinencia se pueden prevenir si las benzodiacepinas se suprimen tras una breve utilización, antes de que se desarrollen por completo los mecanismos neuroadaptativos que producen la tolerancia.
Si por la exigencia de un tratamiento a largo plazo con benzodiacepinas se produce dependencia, cuando llegue el momento de finalizar el tratamiento se debe saber cómo han de retirarse estos agentes.
La interrupción de las benzodiacepinas es más compleja en pacientes con trastorno de ansiedad subyacente que en otros que abusaron de ellas. En este caso, además de tratar o prevenir los síntomas de abstinencia, es necesario anticiparse al rebote de los síntomas de ansiedad y a la recaída en la ansiedad y es posible que se requiera prescribir alguna otra forma de terapia a medida que se van disminuyendo las benzodiacepinas.
Las consideraciones clave en la interrupción de las benzodiacepinas son:
1. Considerar el problema que se está tratando. Preguntarse si justifica el problema que se trata el tratamiento continuado con benzodiacepina y si se ha beneficiado el paciente significativamente del tratamiento. Si el paciente se ha beneficiado del tratamiento, pero se encuentra estable y listo para disminuir poco a poco la medicación, la interrupción estaría generalmente justificada.
2. Preguntarse si el uso de las benzodiacepinas por parte del paciente ha permanecido dentro de los límites y de la duración del tratamiento prescrito. Y también, si el paciente ha evitado el uso de otros agentes, (recetados o no).
3. Determinar si el paciente ha estado libre de cualquier signo de intoxicación o deterioro por la medicación de benzodiacepinas, ya sean solas o en combinación con otros agentes.
4. Intentar confirmar, mediante algún miembro de la familia del paciente, que no ha habido problemas con el uso de las benzodiacepinas y que el paciente se ha beneficiado de la medicación.

 Como desarrollar con éxito un programa para retirar las benzodiacepinas
Con el fin de efectuar satisfactoriamente la disminución progresiva de las benzodiacepinas es conveniente encontrar el momento apropiado para iniciar dicha reducción. Generalmente es más favorable que el paciente esté libre de los síntomas de ansiedad. Asimismo, debería encontrarse en una situación vital estable (libre de cualquier problema o estresor externo).
Con la debida antelación, el paciente debería también ser preparado para la disminución, antes de que ésta se lleve a cabo. Quizá al comienzo del tratamiento, sería útil mencionar que la medicación será disminuida en un momento determinado, para que, cuando llegue el momento el paciente no se sorprenda de la interrupción del tratamiento.
Tanto los médicos como los pacientes deberían estar dispuestos a enfrentarse anticipadamente a los problemas que puedan surgir durante la disminución, tales como qué hacer si aparecen síntomas de abstinencia o si los síntomas de ansiedad reaparecen. Esto requerirá generalmente un ajuste de la dosis y quizá un alargamiento del programa de disminución originalmente planteado. Es mejor equivocarse por una disminución demasiado lenta, que por una disminución demasiado rápida.
Estos principios generales en cuanto al uso, abuso, tolerancia, dependencia y síndrome de abstinencia de las benzodiacepinas pueden ser aplicados provechosamente a cualquier fármaco que tenga la capacidad de provocar dependencia.

Sedantes hipnóticos y depresores

 Farmacología del abuso de sedantes hipnóticos y depresores
Estos fármacos son mucho menos seguros en sobredosis, causan dependencia más frecuentemente, se abusa de ellos más a menudo y producen reacciones de abstinencia mucho más peligrosas. Aparentemente, el receptor que media las acciones farmacológicas de estos agentes (presumiblemente un modulador alostérico del GABA A en los canales de cloro controlados por ligando) se desensibiliza todavía más fácilmente, con consecuencias aún más peligrosas que el receptor de las benzodiacepinas.
Dado que las benzodiacepinas frecuentemente constituyen una terapia alternativa adecuada para estos fármacos, los médicos pueden ayudar a minimizar el abuso de estas sustancias, prescribiéndolas muy rara vez.
Los diferentes agentes utilizados como sedantes hipnóticos, distintos de las benzodiacepinas reciben más atención como sustancias de abuso que como fármacos prescritos para utilizarlos como sedantes hipnóticos, debido a la existencia de alternativas razonables y al histórico abuso de estas sustancias. Así pues, algunos de estos agentes se obtienen de médicos sin escrúpulos o desinformados, pero muchos de ellos se obtienen de fuentes ilícitas de productos que no iban destinados al uso terapéutico.

Opiáceos

 Farmacología de los opiáceos: uso y abuso
Los opiáceos actúan sobre una variedad de receptores, denominados receptores opiáceos. Hay varios subtipos de receptores opiáceos en el ANC y los tres más importantes que se cree están involucrados en la mediación de los efectos analgésicos de los opiáceos son el receptor , el receptor  y el receptor .
El cerebro fabrica sus propias sustancias endógenas. Son péptidos derivados de proteínas precursoras llamadas proopiomelanocortina (POMC), proencefalina y prodinorfina. Parte de estas proteínas precursoras se desprenden para formas endorfinas o encefalinas, son almacenadas en las neuronas opiáceas y presumiblemente liberadas durante la neurotransmisión para mediar las acciones endógenas de tipo opiáceo.
Se cree que los opiáceos exógenos empleados para aliviar el dolor o como sustancias de abuso actúan también a través de los receptores opiáceos , , , actuando como agonistas en los subtipos de los receptores opiáceos. A dosis iguales o superiores a las que mitigan el dolor los opiáceos producen euforia. A dosis suficientes, inducen una euforia muy intensa pero muy breve (subida). En sobredosis, estos mismos agentes actúan como depresores de la respiración y pueden incluso provocar el coma. Las acciones agudas de los opiáceos pueden revertirse mediante antagonistas opiáceos sintéticos como la naloxona y la naltrexona, las cuales compiten con el agonista opiáceos por los receptores opiáceos y revierten allí sus acciones.
Administrados crónicamente, los opiáceos fácilmente producen tanto tolerancia como dependencia.
Los antagonistas opiáceos, como la naloxona, pueden precipitar un síndrome de abstinencia en personas dependientes de los opiáceos.
Los receptores opiáceos pueden readaptarse a la normalidad si se les da oportunidad de hacerlo, cuando no existe una toma adicional de opiáceos. Sin embargo, esto puede ser demasiado difícil de tolerar, por lo que se pueden sustituir por otro opiáceos como la metadona, que puede ser administrada oralmente y cuyas dosis se van disminuyendo lentamente, contribuyendo así al proceso de desintoxicación.

Estimulantes: cocaían y anfetamina

 Farmacología del abuso de cocaína
La cocaína tiene dos propiedades principales: Es un anestésico local y un inhibidor del transportador de la DA, lo que produce euforia, reduce la fatiga, y crea una sensación de agudeza mental. La cocaína ejerce unas acciones similares pero menos importantes en los transportadores de NA y 5HT.
A dosis más altas, la cocaína puede producir efectos indeseables, como temblor, labilidad emocional, intranquilidad, irritabilidad, paranoía, pánico y conductas estereotipadas repetitivas. A dosis todavía más altas, puede incluso producir ansiedad intensa, paranoia y alucinaciones, junto con hipertensión, taquicardia, irritabilidad ventricular, hipertermia y depresión respiratoria. En sobredosis, puede causar insuficiencia cardíaca aguda, apoplejía y convulsiones. Dependiendo de la dosis, la intoxicación aguda con cocaína produce estos efectos clínicos, los cuales están mediados por la inhibición del transportador de DA y a su vez, por los efectos de la actividad DA excesiva en las sinapsis DA.
La intoxicación repetida con cocaína puede producir adaptaciones complejas del sistema neuronal DA, incluyendo tanto la tolerancia como el fenómeno opuesto (sensibilización o tolerancia reversa). En estos casos, la cocaína causa una reacción conductual que puede adoptar la forma de una psicosis paranoide aguda, prácticamente indistinguible de la esquizofrenia paranoide.
Esta complicación del abuso de cocaína parece requerir el uso crónico de esta sustancia y la sensibilización del sistema DA mesolímbico, el cual liberaría progresivamente más y más DA, hasta el punto de que el abuso repetitivo crónico de cocaína podría producir eventualmente la aparición de una psicosis declarada. Resulta interesante que el tratamiento con neurolépticos, bloqueadores de los receptores DA, también puede aliviar los síntomas de la intoxicación por cocaína.
Además de los efectos de intoxicación aguda y de los de tolerancia inversa, ambos mediados por los niveles crecientes de DA y por su liberación en las sinapsis DA, existen también efectos a largo plazo, posiblemente debidos a otras adaptaciones de los receptores DA.
Se piensa que gran parte de la psicofarmacología del placer y por tanto, de las propiedades reforzantes de muchas sustancias de abuso, está mediada por los receptores DA2 del sistema DA mesolímbico.
Las intervenciones encaminadas a rellenar los depósitos de DA y a readaptar la sensibilidad de los receptores DA serían teóricamente útiles. Sin embargo, frecuentemente, la intervención más útil es la de permitir al propio sistema DA que se recupere solo con el tiempo. Generalmente, eso no es factible, ni tampoco deseado por el adicto.

 Farmacología del abuso de las anfetaminas
A diferencia de la cocaína, su acción predominante es liberar DA, pero una vez liberada tiene efectos secundarios sobre la inhibición de la recaptación y el metabolismo de la DA. El efecto neto de la anfetamina y de sus derivados es muy parecido al de la cocaína, aunque la euforia que producen suele ser menos intensa y de más larga duración.
Los signos de la intoxicación, toxicidad, sobredosis, sensibilización con producción de una psicosis paranoide aguda y el síndrome de abstinencia causados por las anfetaminas son similares a los producidos por la cocaína.


Alucinógenos y drogas de diseño

 Farmacología del abuso de alucinógenos
Los alucinógenos son un grupo de agentes que producen una intoxicación (viaje) asociada a cambios en la experiencia sensorial que incluyen ilusiones visuales y alucinaciones, una percepción acrecentada de los estímulos externos y una conciencia intensificada de los pensamientos y estímulos internos. Estas alucinaciones, que se producen con un nivel claro de conciencia y en ausencia de confusión, pueden ser psicodélicas y psicotomiméticas.
Psicodélico es el término empleado para definir la experiencia subjetiva de que, debido a una percepción sensorial incrementada, la mente se expande, se entra en comunión con la humanidad o con el universo y se tiene algún tipo de experiencia religiosa. La palabra psicotomomético significa que la experiencia mimetiza un estado de psicosis, aunque la similitud entre un viaje y la psicosis es, en el mejor de los casos, superficial.
No es sorprendente que la intoxicación por alucinógenos pueda provocar lo que se percibe como un ataque de pánico (un mal viaje). A medida que la intoxicación progresa, se puede experimentar un estado de confusión agudo llamado delirium, en el que el adicto se encuentra desorientado y agitado. Esto puede evolucionar todavía más, llegando hasta una psicosis declarada, con alucinaciones y paranoia.
Los alucinógenos comunes incluyen dos clases principales de agentes. Los del primer tipo se parecen a la 5HT y en él se incluyen los alucinógenos clásicos como el LSD, psilocibina y dimetiltriptamina (DMT). La segunda clase de agentes se parecen a la NE y la DA, están relacionados con la anfetamina (fenilalquilaminas) e incluyen la mescalina, la DOM y otros. Más recientemente, han producido algunas drogas de diseño nuevas como la MDMA.
Estas drogas no son ni estimulantes ni alucinógenos en el sentido clásico, pero producen un complejo estado subjetivo, a menudo denominado “éxtasis” (lo que los adictos llamas MDMA). Esto produce euforia, desorientación, confusión, incremento de la sociabilidad y una sensación de empatía aumentada y de discernimiento personal.
Los alucinógenos tienen interacciones bastante complejas con los sistemas de neurotransmisión. Una de las más importantes es una acción común como agonistas de los sitios receptores 5HT2A. Estos agentes ejercen unos efectos adicionales sobre otros receptores 5HT y también sobre los de NE y DA. El MDMA también parece ser un potente liberador de 5HT y pueden incluso destruir los terminales axónicos de 5HT. Sin embargo, la acción que parece explicar un mecanismo común para la mayoría de los alucinógenos es la estimulación de los receptores 5HT2A.
Los alucinógenos pueden producir una increíble tolerancia, a veces tras una sola dosis. Otra dimensión peculiar del abuso de los alucinógenos es la producción de Flashbacks, es decir, la recurrencia espontánea de algunos de los síntomas de intoxicación, que duran desde unos pocos segundos hasta varias horas, pero en ausencia de una administración reciente de esta sustancias. Esto ocurre días o meses después de la última experiencia con la droga y puede ser precipitada por una serie de estímulos ambientales.
El mecanismo farmacológico que subyace a los flashbacks sugiere la posibilidad de algún tipo de adaptación neuroquímica, quizá del sistema 5HT y de sus receptores, que estaría relacionada con la tolerancia inversa. Los flashbacks son superficialmente análogos a la discinesia tardía.

Fenciclidina

 Farmacología del abuso de fenciclidina
La fenciclidina (PCP) se desarrolló originariamente como un anestésico pero resultó inaceptable debido a que inducía una experiencia psicotomimética/alucinatoria peculiar. Su análogo, la ketamina, todavía se usa como anestésico, pero la experiencia psicotomimética/alucinatoria que produce es mucho menor. La PCP produce una intensa analgesia, amnesia, delirium, acciones tanto estimulantes como depresoras, marcha tambaleante, lenguaje farfullante y una forma especial de nistagmus (nistagmus vertical). Un grado mayor de intoxicación puede causar catatonia, alucinaciones, delirios, paranoia desorientación y pérdida de la capacidad de juicio. La sobredosis puede conllevar coma, temperatura extremadamente alta, convulsiones y destrucción muscular.
La PCP actúa como un modulador alostérico del subtipo NMDA del receptor de glutamato. Actúa bloqueando este receptor y disminuyendo el flujo de calcio al interior de la célula. La PCP y otros agentes que actúan en el receptor de ésta se han propuesto como posibles agentes neuroprotectores. Sin embargo, la neuroprotección sólo se alcanza aparentemente a expensas de provocar anestesia y psicosis. La PCP también podría, en potencia, alterar la normal y necesaria neurotransmisión excitatoria en los receptores NMDA.

Marihuana

 Farmacología del abuso de marihuana
El cannabinoide psicoactivo más importante de la marihuana es el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC). La marihuana puede tener propiedades tanto estimulantes como sedantes. A las dosis habituales de intoxicación produce una sensación de bienestar y relajación, de simpatía, de perdida de la conciencia, la afectación de la memoria a corto plazo y la sensación de lograr un discernimiento especial. En dosis altas, puede producir pánico, delirium tóxico y raramente, psicosis.
Entre los consumidores habituales, una complicación del uso a largo plazo es la del “síndrome motivacional” caracterizado por la aparición de una disminución en la energía y de la ambición. También se asocia con otros síntomas de deterioro social y ocupacional. Los hábitos personales pueden deteriorarse y puede haber una pérdida del discernimiento e incluso sentimientos de despersonalización.
Dado que incluso el mecanismo de la utilización aguda y de la intoxicación con THC se comprende mal, sólo pueden hacerse conjeturas sobre la forma en que podrían generarse la tolerancia, la dependencia y el estado amotivacional del uso crónico.

Nicotica

 Farmacología del abuso de nicotina
La nicotina actúa directamente sobre los receptores colinérgicos nicotínicos.
Una de las líneas de evidencia más importantes sugiere que las acciones reforzantes de la nicotina tienen algunas similitudes con las de la cocaína y las de las anfetaminas, ya que las células DA de la vía DA mesolímbica parecen recibir imputs colinérgicos en los receptores nicotínicos que se estimulan al fumar cigarrillos. Esto podría mediar el placer experimentado. La ocupación de los receptores nicotínicos colinérgicos en las neuronas DA mesolímbicas podría también mediar la elevación del estado de ánimo, la potenciación de la cognición y la disminución del apetito.
Las acciones psicofarmacológicas y conductuales de la nicotina parecen ser, sin embargo, mucho más sutiles que las de la cocaína. La estimulación DA de los receptores DA mesolímbicos se detiene tras un breve lapso y tras una mínima estimulación nicotínica. Los efectos psicofarmacológicos de la nicotina, por tanto, parecen autorregularse en cierto modo, lo cual puede explicar por qué sus efectos sobre la conducta son más limitados que los efectos de la cocaína o las anfetaminas.
Es posible que tanto los que toman estimulantes como los fumadores regulasen a la baja sus receptores de DA debido a la excesiva estimulación DA. Sin embargo, los consumidores de nicotina podrían regular al alza sus receptores nicotínicos colinérgicos para compensar el hecho de que la nicotina insiste en desconectarlos. Estos posibles cambios en los receptores DA y nicotínicos pueden estar relacionados con los mecanismos psicofarmacológicos que subyacen a la profunda capacidad de la nicotina de producir dependencia y abstinencia.
La reciente disponibilidad de un sistema de administración de nicotina por medio de parches transdermales se ha hecho popular como apoyo auxiliar para asistir a los pacientes que se desintoxican de fumar. La idea es que a los receptores de nicotina y de DA se les permita readaptarse de un modo gradual a la normalidad. La reducción se va aumentando de manera gradual hasta que el paciente es capaz de tolerar la completa abstinencia del tabaco y la total interrupción de la administración transdérmica. El éxito de esta técnica depende de la motivación del fumador para dejarlo, de si recibe asistencia psicológica complementaria y de los programas de información que ayudan al fumador a sobrellevar mejor la abstinencia.

Alcohol

 Farmacología del abuso del alcohol
Por una parte, alguna evidencia sugiere que el cerebro puede tener algún tipo de “receptor del alcohol” que actúe como modulador alostérico de los receptores GABA A. Sin embargo, es probablemente demasiado simplista, ya que el alcohol ejerce numerosos efectos sobre una gran diversidad de sistemas de neurotransmisión, receptores, membranas y enzimas.
Además de la capacidad que el alcohol tiene para incrementar la neurotransmisión inhibitoria en los canales de cloro controlados por ligando del receptor GABA A, también disminuye la neurotransmisión excitatoria del subtipo NMDA del receptor del glutamato, el cual sirve como una compuerta de ligando para los canales de calcio.
Por otra parte, los efectos reforzadores del alcohol podrían ser mediados predominantemente a través de la liberación de DA en el sistema DA mesolímbico. El alcohol podría también liberar 5HT y esta liberación podría asimismo ejercer acciones indirectas sobre las neuronas DA en el sistema DA mesolímbico. El alcohol también puede causar la liberación de opiáceos endógenos, particularmente en las neuronas DA mesolímbicas, sugiriendo la existencia de otra forma más por la cual el alcohol consigue estimular las neuronas DA que median el placer en el cerebro.
La cuestión de cómo tratar el abuso y la dependencia del alcohol es compleja y la mayoría de las intervenciones efectivas se basan en teorías psicológicas y pisquiátricas empíricas.
La vía dopaminérgica mesolímbica y la psicofarmacología del placer

Dado que la experiencia subjetiva del placer podría estar bastante influenciada, si no mediada, por la estimulación de los receptores DA mesolímbicos, no es sorprendente que muchas de las sustancias de abuso que se han comentado aquí puedan tener un impacto neto en este sistema neuronal. Además dado que el sistema DA puede insensibilizarse si recibe demasiado imput, es capaz, en esencia, de insensibilizarse al placer. Eso podría conducir a que se experimentasen sentimientos displacenteros una vez que los efectos de la sustancia desaparecen o se interrumpe su administración.
Espero que nos sea a todos de utilidad.
Puntos:
08-09-06 20:01 #257321 -> 257295
Por:Aguas

RE: Sobre drogas.
Bueno, Abies, he tenido que copiar el texto a word y guardarlo; necesito varios ratos para leerlo y retener algo en mi memoria, porque es que tengo una memoria tan selectiva que necesito darle varias lecturas a esto.
Pero gracias por las molestias.
Besos.
Puntos:
08-09-06 20:27 #257331 -> 257321
Por:Abies

RE: Aguas
Siento que sea tan extenso pero lo he resumido y creo que es cuanto menos objetivo porque solo describe de la manera más ciéntífica posible, aunque creo que los técnicismos sobran un poco, es que realmente no se como traducislos sin perder el sentido o la objetividad. Lo cierto es que de este texto lo que más me gustaría que quedase claro es que en el tema de las droga lo fundamental es el abuso y que lo de duras y blandas es relativo ya que la más peligrosa de todas es el alcohol y es legalmente tan blanda que nuestros hijos no tienen problema en comprarla o nosostros tomar una copa en su presencia. Detrás de ella estan la mayor parte de los casos de malos tratos y abusos que saltan a las noticias cada dia, y detras de esas familias que llamamos desestructuradas y por supuesto en el inicio del consumo de otro tipo de substancias. Por alcohol no me refiero al "botellón" este solo es peligroso cuado de ser un lugar de reunión y diversión como siempre los ha habído (a lo mejor con menos eco mediático y menos ruido) se convierte en ese día para perder la conciencia y "liberarse de todo" como me lo han definído a veces algunos jóvenes participantes del "evento". La droga es un tema tan preocupante que hacemos mal en no intentar saber como lo ven los jóvenes desde dentro y quizás en eso nos estamos equivocando porque así no sabemos como enfrentarlo. Besos.
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