Grazalema - Cadiz

Ya veo, ya, que ahora, mientrs yo velo, todos duermen... ¿o hibernan?
Qué sé yo...

No todos, Elora, no todos.
Un beso.

Gracias, CAYO MARIO, por no estar dormido. Realmente, yo nunca duermo.

...Los pasos resuenan día y noche ante mi puerta. Es inútil que diga: "No sé quiénes sois." Unos son conocidos de mis dedos, otros de mi nariz, la sangre de ms venas, recuerda a ésta, y los hay moradores de mis sueños. ¿Cómo voy a echarlos? Los llamo y les digo: "Entrad en mi casa si queréis, entrad."

Yo los conozco a todos. Incluso a aquellos a los que jamás vi. A todos invito a cruzar el umbral de mi casa. A todos, sin excepción.

Estoy ansioso y desvelado; como un extranjero en tierra ingrata. Tu aliento me llega, susurrando en una lengua que todo mi ser entiende como si fuera suya, una esperanza imposible. Y tu flauta me llama penetrante,
¡oh secreto ignoto!, y me olvido de que que no conozco la senda, que ya no tengo el corcel de alas plateadas.

A lo largo de mi vida he leído un poco de todo... Pero juro que jamás leí algo tan profundo, tan mío y tan arrebatadoramente hermoso como lo que has escrito, Cayo Mario.
Un beso.

Y mil gracias a Tagore!!!

El Jardinero, de Tagore, es un fragmento del capítulo 5

sigue gustándote, Rabindranath. Un beso.