Villanueva de la Sierra - Caceres

De aquellos lejanos días
y el pasado de mi pueblo
sólo nos quedan nostalgias,
los aginos de la gente
los ahogos en el alma,
cuando las lágrimas caen
relucientes como perlas
al contemplar el presente.

Pasaron aquellos días
de ilusiones y esperanzas,
atardeceres y aurora,
inquietudes y deseos
en vísperas de la Santa.

Los Carnavales y Quintos,
los Santos y su “ Chiquitía”,
la Navidad, Corpus Cristi,
sus monumentos y altares,
las tres sesiones de bailes,
el cine y su gallinero,
aquel patio de butacas
donde los novios pedían
dos entradas al amparo
en los asientos traseros.

El tamboril y la flauta,
pandereta y castañuelas
aquellos cuentos e historias
que al zurcir los calcetines,
a la sombra y en verano
nos contaban las abuelas.

Se olvidaron las costumbres,
las bardinas de muchachos,
el jugar a tres novillos,
la catarroma y el pío,
el tanque y las cuatro esquinas
y el correr tras de los gatos.

Los bautizos y padrinos,
las catervas de muchachos
que se tiraban al suelo
cuando al bajar de la iglesia
desde el balcón o ventana,
a la “repellina” lanzaban
perras gordas, dos reales,
pesetas y caramelos

Las procesiones y misas,
la novena y el rosario
las bodas y los entierros,
aquel montón de zagales
que sin aliento corrían
por las empedradas calles
con gritos y algarabía
para atrapar a los perros.


En las trojes y la memoria
sólo nos quedan los sueños
y fantasmas del pasado
de aquellos días de gloria.

Laberinto de pasiones,
retazos y pinceladas,
resquicios y telarañas,
ilusiones de la mente
que sin darte cuenta un día,
cuál caballo desbocado,
y cuando menos lo esperas
aparecen de repente.

En el fondo del baúl,
carcomido y olvidado
en el oscuro rincón,
duermen apolilladas e inertes
esas cartas de amoríos
y promesas pasajeras.
Esos ajuares de encaje
que con primor y alegría
preparaban y bordaban
las mocitas casaderas.


Allí dormitan callados,
sumisos y polvorientos
el caballo de cartón,
los juguetes de madera,
regalo de los abuelos
al alcanzar los tres años
y brotar la primavera.

Historias de nuestro pueblo,
relatos de nuestra tierra
que por azar y fortuna
al despertar de la siesta
al zurcir los calcetines,
a la sombra y en verano
nos contaban las abuelas.

( Dedicado a J.B en su 60 cumpleaños y a todos los que tuvieron la surte de estar ayer en Cáceres).

Qué genial eres Izquierdo, seguro que Julian, y todos los que lean esta poesia, recordaran aquellos días tan bonitos de nuestra niñez; personalmente me encuentro entre los afortunados que pueden leer tus o nuestros recuerdos y añoranzas.
Un abrazo muy fuerte. Ahora ya no hace falta firmar, sale automáticamente la firma.

No podia tener Julian mejor dedicatoria que esta
que le envía IZQUIERDO,llena de realidades de aquellos
tiempos,porque seguro que él (Julian) las vivió tambien
en Villanueva,su pueblo.
Genial cómo siempre IZQUIERDO. Y delicado detalle el de
la dedicatoria. !Felicidades a los dos !. Manolo

Muy bien Sr. Izquierdo, por la poesía que nos regalas , se ve que no pierdes el tiempo, que bonitas estas cosas y no otros entretenimientos, de partcipar en el foro aportando conocimientos, recordando viejos tiempos en los que todos un día fuimos párticipes de ello. Sigue así amigo mio que todos aprenderemos y sentiremos nostalgías recordándo a nuestros ancestros.
Saludos
Goyo Serrano.

Excelente amigo Izquierdo. Es un perfecto retrato de aquellos tiempos sintiéndome yo también como tal.

Un abrazo.