Trinidades - Caceres

https://ww.altarriba.org/bb/entrevistas.htm
La conservación de la Naturaleza no es un capricho ni una mera obligación ética, que también lo es, es una necesidad y, además, urgente".




MIGUEL DELIBES 43 - abril / junio 2005


por Alberto López Echevarrieta
CADA AÑO SE EXTINGUEN DE 10.000 A 50.000 ESPECIES
Para elbiólogo Miguel Delibes, el ser humano es hoy como el meteorito que acabó ayer con los dinosaurios
El biólogo Miguel Delibes de Castro, fundador y actual presidente de la Sociedad Española para la Conservación y Estudio de Mamíferos y asesor que fue de la delegación española en la Conferencia de Río de Janeiro, propone medidas urgentes para conservar la Naturaleza y la biodiversidad de las especies de la Tierra, el control del crecimiento demográfico de la especie humana y la reducción del consumo de recursos naturales. Argumenta que las actuales tasas de extinción de algunas especies son equiparables a las grandes crisis del pasado remoto.
"La diversidad de seres vivos de la Tierra -señala Delibes, profesor del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en la Estación Biológica del Parque Natural de Doñana-, es un patrimonio de la Humanidad que debe ser investigado, utilizado, conservado y difundido".
El prestigioso biólogo español estima que en la actualidad cada año se extinguen entre diez mil y cincuenta mil especies. Según Edward O. Wilson, de seguir así las cosas, a mediados del presente siglo se habrá perdido la mitad de la biodiversidad existente. Somos unos ignorantes
"Un factor fundamental en la conservación de la Naturaleza es la ignorancia", continúa Delibes en declaraciones a "Bú Bup". "No sabemos cuántos seres vivos hay en nuestro planeta, ni siquiera en lo que atañe al número de especies: se ha dicho que poco más de millón y medio, pero puede haber hasta cien millones. Nos preocupamos si hay vida en Marte e ignoramos lo que hay a nuestro alrededor".
El biólogo señala cuatro aspectos principales en lo que podríamos denominar "sistemas de liquidación de las especies": el consumo directo (caza, pesca, leña, etc.), el consumo de productos derivados de la biodiversidad (medicinas, pesticidas, etc.), el valor de amenidad y la importancia de los servicios ecosistémicos.
"La caza de animales silvestres -añade-, aporta aún gran parte de proteínas animales consumidas en muchos países en desarrollo. En el Zaire, por ejemplo, alcanza el 75%. En Nepal, más del 90% del combustible doméstico está formado por leña y excrementos secos de animales. Casi la mitad de los medicamentos que se utilizan regularmente en los países occidentales tienen su origen en productos naturales. Uno de los principales componentes de la popular aspirina, por ejemplo, el ácido dimetilsalicílico se deriva del "salix", nombre científico que se da a la corteza del sauce. Los veinte fármacos más vendidos en Estados Unidos se han obtenido originalmente de especies silvestres".
Delibes intenta decir que la Naturaleza proporciona a la industria muchos elementos que luego serán muy rentables en el mercado internacional, por lo que resulta difícil erradicar algunos sistemas para esquilmarla.
"En los años setenta del siglo pasado -denuncia-, se estimó que cada león del Amboseli, en Kenya,
aportaba al país 27.000 dólares por año en renta turística. En 1996 nada menos que 77 millones de habitantes de Estados Unidos mayores de 16 años cazaron, pescaron o salieron al campo a observar o fotografiar animales invirtiendo en ello más de cien mil millones de dólares.
El valor de los servicios ecosistémicos

Muchas veces apenas si nos fijamos en el servicio que nos presta la Naturaleza: Los seres vivos regulan el clima, el ciclo del agua haciendo que el suelo sea poroso, y la polinización, por citar tan sólo unos pocos. Esto lo hacen seres vivos a nuestro alrededor. Si dejaran de hacerlo tendríamos que realizarlo nosotros. ¿Saben cuánto nos costaría?.
"Hace años -señala Delibes-, se valoraron muchos servicios que los seres vivos de origen no humano prestan a la especie humana de forma gratuita entre el doble y el triple del producto global bruto, es decir, de todo el dinero que se mueve en el mundo en todas las actividades, lo que supone otra buena razón para luchar por la conservación de la biodiversidad. Por estas razones y otras muchas, la Humanidad se debe convencer de que la conservación de la Naturaleza no es un capricho ni una mera obligación ética, que también lo es, sino una necesidad y, además, urgente".
Miguel es uno de los siete hijos del escritor que mejor ha sabido describir Castilla. Curiosamente, su progenitor fue un gran cazador que llevaba a sus hijos perdices y codornices. Hoy tres de ellos son biólogos y luchan por el respeto a la Naturaleza argumentando que lo hacen básicamente porque la necesitamos. Podemos tener la idea equivocada de que ella nos necesita a nosotros y es muy frágil, pero, en realidad, ella es más fuerte y los humanos no vamos a sobrevivir si la Naturaleza no sobrevive.
"Las especies -apunta-, se están perdiendo a miles cada año por culpa de la competencia. De seguir así llegará un momento en que la máquina se parará. Consumimos mucho y esto hay que controlarlo. El 60% por ciento de los caladeros de pesca están ya esquilmados totalmente. Hay que pescar menos. El cómo ya es más complicado. Hay que reducir la pesca para que los caladeros se puedan recuperar. Lo deseable es que se consuma menos. En cincuenta años se podría perder el 50% de la biodiversidad".
El meteorito humano
Miguel Delibes asegura que la biodiversidad tiene tasas de extinción seguramente equiparables a las de algunas de las grandes crisis del pasado remoto, como la que acabó con los dinosaurios. La causa de fondo de la presente es la competencia que ejerce nuestra especie sobre las otras a la hora de utilizar los limitados recursos del planeta Tierra.
"En aquella época no existían seres humanos ni nada parecido a nosotros, pero se sabe que ha ocurrido por lo menos cinco veces en la historia de la Tierra. Ha habido cinco grandes extinciones masivas. La última hace algo más de sesenta millones de años, en la que se extinguieron los dinosaurios. Los biólogos tendemos a decir que estamos empezando la sexta extinción y que ahora está pasando algo parecido, sólo que en esta ocasión el meteorito somos los hombres y mujeres. No viene de fuera".
El lince en la UVI
Pasa por ser el biólogo que mejor conoce a los linces. Lleva trabajando la friolera de treinta años para evitar que esta especie desaparezca. Sin embargo, hoy no quedan arriba de doscientos ejemplares del magnífico felino.
"Estamos trabajando mucho por tratar de salvar al lince y por ahora con medidas ya artificiales. Este animal está en la UVI, en la Unidad de Cuidados Intensivos. Algunos ejemplares se encuentran en cautividad para intentar que críen y algún día volver a soltarlos en la Naturaleza. Se está realizando un esfuerzo muy grande en las dos únicas zonas donde quedan linces ibéricos, entre Córdoba y Jaén y en Doñana, para ponerse de acuerdo con los propietarios, respetar el terreno, favorecer que haya conejos, haciendo cosas, insisto, muy poco naturales. Son medidas de emergencia porque quedan muy pocos ejemplares. Una pena. Realmente si el lince se llegara a extinguir, yo debería considerarme un fracasado".

Finalmente, Miguel Delibes hace un llamamiento:
"Necesitamos a la Naturaleza más de lo que ella nos necesita a nosotros. Que va a haber Naturaleza y la ha habido durante miles de millones de años sin que hubiera hombres y mujeres. Y sin embargo no va a haber mujeres y hombres si no hay Naturaleza. Debemos construir un mundo más solidario, donde la conservación del medio ambiente sea una posibilidad real y no un desafío para la Humanidad".