Leyenda de San Jorge. La leyenda atribuida a San Jorge que aquí no deja de ser otra de las muchas versiones existentes aparecidas en el siglo IX, por distintos sitios y variables según las tradiciones locales. Todas ellas son derivadas a la narrada por los griegos a Perseo: "Existía un dragón viviendo al lado de la fuente que abastecía de agua a la villa de Cáceres, pero para obtener ese servicio, este animalucho exigía el ofrecimiento diario de un ser humano para calmar su hambre. La decisión de a quién le correspondía se hacía al azar, por simple sorteo entre los habitantes. Todo marcha bien hasta que un día recae en la persona de la princesa local. Su padre intenta por todos los medios posibles desviar el sorteo para que no sea su hija, pero no lo logra. Así que no hay más remedio que ser ofrecida al dragón. Llevan a la bella princesa al sitio acostumbrado de siempre para el sacrificio. Toda ella debía ser una madeja de nervios y angustia en aquella situación. La espera del encuentro con la fiera le parece interminable, infinita. Se acerca el dragón con su lento y cadencioso andar. Va despacio. Con solemnidad. Pero cuando va a empezar el festín carnal (nunca mejor dicho “carnal”), aparece San Jorge montado en su caballo blanco, (como en su día hiciera Perseo en su caballo alado), se enfrenta al dragón, le da muerte atravesándolo con su lanza y rescata a la bella princesa. Se dice que desde entonces agradecidos los ciudadanos cacereños, abandonaron el paganismo y abrazaron al cristianismo. Según la interpretación cristiana San Jorge sería el creyente, el caballo blanco la iglesia y el dragón el paganismo. La verdad es que San Jorge no tenía ningún simbolismo católico por entonces. |