marrón tirando a negro MARRON TIRANDO A NEGRO.. Por Emilio Rey Cerro La vida del jubilado, puede ser monótona y anodina. Salvo que le ponga un mínimo de inventiva. No consiste sólo en hacerse con unas migas de pan para los gorriones o palomas que patrullan tu banco favorito. La morriña o nostalgia por el pueblo le puede, la soledad le impide retornar a este. Hace un año y medio su compañera de toda la vida murió. Está en la ciudad con un hijo y con la nuera. Este suele ser el patrón tipo, de un sin fin de jubilado que solo les queda el reducido horizonte de un mañana incierto. Pensar en la denostadas residencias le produce nauseas. Esto seria cerrarle ya su reducido horizonte limitarlo a un lienzo de pared de un matiz con un azul de falsas figuras ocres. Esto es lo que vió el día que fue a ver a su amigo joaquin Portuondo, recluido en uno de estos almacenes de personas 'desechadas, por la sociedad. Antes prefiere la huida sin destino a ninguna parte. A casa solo vuelve cuando la rutina de la mesa puesta se lo exige, y algún amigo se lo señala con el reloj. Porque él hace ya tiempo que prescindió de este adminiculo. En su deambular a ninguna parte, hay días que llega hasta esas residencias de día, sólo para las personas ya fuera de la circulación. Donde las mesas se reparten entre señoras y hombres: siempre separados. Pide un café con leche y la correspondiente sacarina. Aquí termina, hastiado con las discusiones banales entre los jugadores en las partidas de tute como único aliciente. El de enfrente le dedica un ¡hola! a Rufino, nuestro protagonista, mientra baraja las cartas. Pepe, un tipo rondando los sesenta, estómago cumplido y fama de tripero. Ancho de hombros pelo ralo y tez rubicunda, conocido también por el “Manchego.” . Con un historial de legionario presidario. -Tuvo un enfrentamiento con un teniente y le metió una ráfaga con el cetme que lo dejó seco. Cumplió 20 años en el penal del Acho en Marruecos Luego habría terminado de melonero en su tierra natal, La Mancha. No les unía nada en concreto. Solo que seguían el mismo trayecto del bar de los mayores a casa. Avenida del Oeste hasta Infantas. Prototipos de un pueblo -Alcorcón – que ha envejecido tan de prisa como creció, allá por los 70. Un pueblo dormitorio, que depende de Madrid satelite de éste. La calle Mayor y sus bancos, es el lugar de cita abitual. Los hijos ya con 5o años han cambiado de aires después de la burbuja de la construcción. Un retrato en sepia, de nuestra envejecida España. De unos políticos cortoplacistas que van a lo suyo. Que es forrarse. No se preocuparon de la protección de la familia. Pasaron de plano. ¡ ahí os las den todas!! Con haber seguido la pauta del tan 'denostado franquismo', nos hubiese ido mejor. Años 50 -60. protegiendo familias numerosas, con asentamientos gratis en poblados nuevos de regadíos, y los 'punto' por hijos. De ahí que ahora nos veamos invadidos por la fertilidad desmadrada de culturas con las que no comulgamos. Rufino y el “Manchego” bajaban sin intercambiar palabras, por la calle Oeste hasta la calle Infantas. El primero; un desplazado contra su voluntad, acariciando un sueño imposible el de encontrar un viejo amor de juventud en su pueblo natal. Algo que la biología no le permitirá ya. El segundo: con un pasado borrascoso y violento, el futuro ni se lo había planteado . Al llegar a la rotonda de la calle Valladolid. -mi calle- Rufino echó un vistazo para cerciorarse de la hora como solía. El reloj: un ejemplar magnifico, eléctrico de un tamaños considerable había desaparecido. En su lugar un circulo vacío donde colgaba un fino cable eléctrico que lo alimentaba. Lo cambiaron de lugar los 'cacos'. Un síntoma más de la decadencia actual. |