ES LO QUE TOCA Sentarse a escribir sin un tema. Es cómo rezar para que llueva. Que era lo que solíamos hacer en las primaveras, en que la lluvia escaseaba y los sembrados perdían ese color verde, por el amarillo. Castigados por los vientos del Este o Solano, en mi ya lejana infancia, de mi pueblo natal. Aunque quisiera contarles algo conocido, de nuestro entorno que les recuerde algo del pasado; pués no. El tema al que siempre recurro, me da 'yuyo, ( la critica política). Puedo acabar con la paciencia de los que administran este medio, ya que no es el más adecuado para esos fines. Aunque me tilden de 'fantasma' hoy voy a contar las experiencias de alguno de los viajes, de descubridor incansable, cuando el cuerpo aún joven no protestaba por el traslado, cambios horarios o esos trastornos digestivos de los que casi nadie se libra ante unas bacterias a las que no estamos acostumbrados. Por ejemplo en Egipto, su historia cómo aficionado a la arqueología llamaba mi atención por su antigua cultura que difiere de la nuestra, considerada exótica creo yo ¡que vaya Vd a saber! Con casi nulo cocimiento de Inglés, entenderse con los nativos es un problema y es el idioma que sirve de intermediación, pero se intenta y se consigue. Al final te pones de acuerdo con un 'no problem' o algo así. Lo chocante para un europeo que el taxista te lleve a visitar una mezquita, y al pagar lo acordado - no había taxímetro- no quieran. Motivo; para que el viaje de vuelta lo hagas con él. El tiempo para estos sacrificados taxistas no cuenta. Si lo que quieres es comprar al mejor precio, el sur, en Luxor. Tiene las mismas cosas que puedas encontrar en El Cairo. Los del Zoco de Al Kalili en la gran urbe, se las saben todas, son 'pájaros viejos'. Los guía -cuyos trucos - todos los sabemos, o debíamos. Empiezan a comerte el coco con tiempo, para que vaya calando, "Aquí el oro es más barato" te aseguran. El oro difiere poco de un pais a otro, y depende de los impuestos que el gobierno de turno le aplique. Ese precio aumenta con la comisión que ya tiene pactada la joyería con el guia. Cuando te das cuenta hablando con los compañeros, ya es tarde. Te han timado. Visitar el Valle de los Reyes, las tumbas dentro de una cueva en las rocas,vale la pena, y las Pirámides. Parece que nacían para trabajar cómo esclavos esta gente. La historia está por todos sitios. Los turistas, salvo cuando vas al Cairo, viven en los barcos que navegan por el Nilo, bajando sólo en las ciudades por precaución. Ahí duermes y no sales, existe el peligro de los atentados. Algo que ocurriría en el Templo Asepsup después. A pesar de la escolta se liaron a tiros con los turistas y los cazaron cómo a los conejos, después de ir nosotros. El museo Arqueológico hay que verlo. Son varios miles de años de historia los que encierran sus paredes, se ha quedado pequeño para tanto material. El de Atenas, es otro referente de los clásicos griegos. Y ahí esta el Partenon viendo pasar los siglos, aunque las Cariátides que sustentan sus columnas no sos las originales, esas siguen en el museo de Londres a pesar de los pesares. El mar Egeo, por el que nos tocó navegar toda una noche camino de Creta, con sus leyendas y mitos, y la cultura Minoica de ésta isla en cuya capital Eraklion existe otro museo que iguala al de Atenas. Volviendo al Cairo una ciudad ruidosa donde conducen a base de bocinazos por las grades avenidas, con los que se incorporan a éstas. Llegué a sentir envidia por la tranquila vida de alguna ciudad del sur a orillas del rio. Separadas sólo por un muro de éste. En la cálida noche de verano. El Nilo se desliza suavemente, los vecinos de esa ciudad parecían ajenos al lento fluir del rio mientras se fumaban -juntos dos o tres- una pipa de agua alrededor de una mesa, en una envidiable paz. Los egipcios jóvenes, lo que saben de España es por el fútbol. Y si te llaman catalán, ya sabes, te están llamando' 'roñoso'. Si ven que eres español, ¡Madrid Barcelona ! Junto a una pastelería -como aquí en las ferias- dos adolescentes varones nos miraban con atención y hablaban entre ellos, en el Cairo. Querían saber cuantos camellos me había costado mi mujer, rubia y más joven. Siguiéndoles la corriente, con dos dedos de la mano les hice saber; dos camellos. No se que conclusión sacarían, si era mucho o poco para ellos. No acabo de entender que me confundan con un ,bereber'. Aquí en España ya me ha pasado al menos otras tres veces. No, no me gusta. emirey |