San Martín de Trevejo - Caceres

Este fin de semana la gran hermana Indhira se ha paseado por los platós de los programas ad hoc (o sea, todos menos los documentales de La 2 que se ocupan mayormente de la cópula de la gacela del Serengeti).

El palmito de esta señorita, de baja cuna y alta cama, venía acompañado por trece, catorce o quince vídeos de “la casa” de Guadalix en los que practicaba edredoning, es decir, fornicaba bajo las sábanas con un macho ibérico, carpetovetónico, denostado hace años; pero ahora que tenemos un Ministerio de Igualdad, incomprensiblemente aplaudido.

La habilidad mayor de ese ser denominado Arturo (que cumplió con creces las expectativas de psicólogos y otros profesionales que realizan el casting de Gran Hermano cuya pregunta estrella es: “¿Harías edredoning a la vista del público?”) es que se tira unos estupendos pedos, eructa en clave de fa, se saca mocos multicolores y lanza exabruptos en permanente posición eréctil. Le excitan cualquier persona o cosa que se mueva.

Este pitecantropus goza de un nutrido grupo de fans entre los que se encuentra Ana Rosa Quintana., cuya defensa del macho estriba en que “en Gran Hermano no se eligen los concursantes para ser ejemplo sino para entretener”.

Lo más inmoral del asunto es que el edredoning es imprescindible para que no se vean los cuerpos de los copulantes y no incurrir así en sexo explícito. En ese caso Gran Hermano que se emite en prime time tendría que pasar a la madrugada como programa clasificado X.

Si eso es inmoral, qué decir de las madres de los interfectos que tienen que “defender” a sus criaturas. Me imagino a la progenitora de Indhira yendo a comprar el pan, soportando todo tipo de comentarios o a la de Arturo en la galería de alimentación. Menudas tragaderas.

Una mujer

Gran Hermanu é igual a Gran Marranu.
Televisión basura...que poñan mais programas culturais.Soidi a Fala

tes toa a razon.

Valverdeiru