San Martín de Trevejo - Caceres

Tres trabajadores están atrapados en la fábrica de aceite de Moraleja (Cáceres) que ha sufrido una explosión


Tres trabajadores se encuentran atrapados en el interior de la fábrica de aceite que ha sufrido una explosión en Moraleja (Cáceres), según explica el Centro 112. Las mismas fuentes apuntan que "se desconoce el estado" de dichos trabajadores. Ha acarreado además dos personas heridas de diversa consideración

El 112 especifica que a las 11,54 horas de este jueves ha recibido una llamada telefónica que informaba de que se había producido una explosión en una fábrica de aceite situada a un kilómetro de Moraleja.

Asimismo, el centro de urgencias de la comunidad ha enviado al lugar de los hechos diferentes recursos, como una unidad medicalizada con base en Coria, otra con base en Caminomorisco, un helicóptero medicalizada con base en Malpartida de Cáceres, una ambulancia convencional, dotaciones de Cruz Roja de Coria y Cañaveral, y sanitarios del centro de salud de Moraleja.

De igual modo, en el lugar de los hechos se encuentra un camión-retén del Servicio Forestal de Cáceres; efectivos de la Policía Local de Moraleja; patrullas de la Guardia Civil; y dotaciones del parque de bomberos de Coria, Plasencia y Cáceres, añade el 112.
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AGENCIAS

el Periódico de Extremadura

La persona fallecida es Valentín Parra Carrero, de 58 años, natural de Arroyo de la Luz y residente en Moraleja. Deja viuda y dos hijas mayores. Los desaparecidos son José Miguel Santos Martín, de 30 años, soltero, y Alberto Lozano Zango, de 88 años. Se da la circunstancia de que este último se encontraba en las instalaciones de visita. En la empresa tiene a su hijo, de su mismo nombre, que en el momento del suceso se encontraba en una nave anexa a la de la explosión y que no resultó dañado por la misma. Alberto Lozano era un viejo conocido de la plantilla de la extractora puesto que había entrado a trabajar en ella cuando tenía 13 años y toda su vida laboral transcurrió en la misma.

COMO UN TERREMOTO La explosión del tanque de disolvente fue de una gran violencia, hasta el punto de que la dependienta de la gasolinera que se encuentra al otro lado de la carretera y distante alrededor de 150 metros de la industria siniestrada manifestó a este periódico que había sido "como un terremoto. Temblaron las estanterías de la tienda y se cayeron algunos de los productos que había en ellos. Igual que los terremotos que se ven en la tele".

De inmediato, el 112 activó la alerta y se desplazaron a Moraleja dotaciones de bomberos de los parques de Coria, Plasencia y Cáceres; ambulancias medicalizadas de Coria y Caminomorisco y un helicóptero también medicalizado de Cáceres, además de camiones del servicio forestal y un helicóptero anti-incendios, que estuvo desplomando agua sobre el incendio durante las primeras horas para intentar que los bomberos de a pie pudieran entrar en las instalaciones, hasta ese momento inaccesibles por el calor que desprendía el incendio.

Mientras tanto se vivían momentos de zozobra en la localidad y en la fábrica de orujo. El encargado, de nombre Bernardo, llevó a cabo un dramático recuento del personal y pronto se vio que faltaban compañeros. Industrias Oleícolas Sierra de Gata tiene una plantilla de 12 trabajadores, 6 en cada turno. Es fácil saber en todo momento quiénes están trabajando. Dos trabajadores habían sufrido heridas de escasa consideración; uno de 45 años tenía apenas secuelas y el otro, de 50 años, que fue derivado por una ambulancia medicalizada al hospital de Coria y su estado es "menos grave": sufría policontusiones. Pero había otros dos que no aparecían. Y se sabía también que un tercero, Alberto Zango, estaba desaparecido y que en el momento de la deflagración se encontraba junto a la caldera que había explotado. Con todo, nadie se atrevía a dar ningún dato. El alcalde de Moraleja, Pedro Caselles, que a duras penas mantenía la calma en las inmediaciones de la fábrica, hacía un esfuerzo por atender a los primeros periodistas que llegaban al lugar de la tragedia. "No se puede hacer ninguna valoración de bajas", fueron sus primeras palabras.

La magnitud del incendio -la columna de humo espeso de la combustión del disolvente y del orujo se podía ver desde kilómetros a la redonda- se mide por el hecho de que los bomberos tardaron alrededor de cuatro horas en acceder a la zona en la que se temía que estuvieran las personas desaparecidas. Había un peligro añadido al fuego: se desconocían los daños que tenía la estructura metálica de la nave siniestrada. Un arquitecto fue llamado para que la evaluara. Grúas llegadas de Plasencia estuvieron levantando escombros para permitir continuar la búsqueda.

NIEVES AGUT / CARLOS ORTIZ 25/05/2012

Boas tardis, poras informaciós da tv, instalaciós obsoletas i nulas miias de seguriai num poien dal oitru resultau que istas tragedias.
Soidi a Fala

doi o pesami as familias de os mortus en esa tragedia tan gradi, por o que se sabi, as mias de seguriaii laboral brillaban por a sua ausencia,que pena pas familias porque a empresa nun le pasara na cumu sempri...