o ultimu. En o periodico HOY 07-05-06 SOCIEDAD LA VOZ DEL PUEBLO La fuerza de falar «Los niños salen al recreo y hablan nuestro idioma ( ( historias de domingo UN MISTERIO LINGÜISTICO EN GATA Textos y fotos Antonio Gilgado y Jon Cuesta Nos adentramos en San Martín de Trevejo, una pequeña localidad de Sierra de Gata, y lo hacemos casi de puntillas, sigilosos, tratando de apreciar en el silencio matinal el idioma que sus habitantes tan celosamente han sabido conservar desde la Edad Media. San Martín, Eljas y Valverde del Fresno son los únicos tres pueblos en los que la fala ha sobrevivido con un hermetismo admirable durante 900 años, sin que la expansión del castellano haya conseguido silenciarlo. ¿El principal secreto? «Todas las cosas del pueblo tienen su nombre en mañegu -dialecto local de la fala en San Martín- antes de que el castellano existiera», afirma Domingo Frades, lingüista y toda una eminencia en la fala. Este fenómeno es más sorprendente si cabe al comprobar que localidades como Villamiel o Acebo, a menos de 10 kilómetros, no conservan ni un atisbo de lo que alguna vez fue su manera de comunicarse. Desde hace siglos, el idioma ha ido heredándose de padres a hijos con tal fuerza que casi para el cien por cien de los 5.000 habitantes de las tres villas la fala es la lengua materna, la única que los ninos conocen cuando pisan por primera vez un colegio. «Cuando mi nieta fue a la escuela volvió sorprendida y le dijo a su madre que 'la señorita no fala igual que nos'», recuerda José Luis Domínguez, lugareño de 64 años. Es en el colegio donde los niños empiezan a escuchar el castellano, un idioma que al aprender desde cero, sin influencias, llegan a ser capaces de hablar sin 'dejes' extremeños. «Antes, por mi forma de hablar y pronunciar el castellano, la gente de otros pueblos no se creía que fuera extremeño», afirma José Luis, que por su trabajo ha viajado por toda la región. Una de las épocas más complicadas para la fala fue la dictadura. El franquismo ilegalizó cualquier lengua que no fuera el castellano, y los trámites oficiales o administrativos eran un problema para muchas familias, que sólo sabían hablar con corrección su dialecto. Victoriano Gaspar, veterano del pueblo de 73 años, recuerda que «falar estaba mal visto y la gente más pudiente sólo hablaba castellano». José Luis cuenta que hablar en su lengua materna casi le da un disgusto durante el servicio militar que cumplió en Argelia en 1962. Allí coincidió con un paisano, pero al estar en distintos destacamentos, se comunicaban 'falando' por teléfono. «Un día, el capitán me llamó a su despacho y me interrogó sobre el idioma que utilicé para hablar por teléfono». José Luis le explicó que era un dialecto que se utilizaba en algunos puntos del norte de Cáceres. «No se lo creyó, y tuvo que ponerse en contacto con el alcalde de San Martín de Trevejo para que él mismo le confirmara que yo no le había mentido». ¿Gallego o portugués? Cuando se asocia el idioma local al gallego o al portugués debido a las evidentes similitudes fonéticas, los lugareños se muestran reticentes e incluso ofendidos. «No admitimos que nos digan que hablamos gallego», dice José Luis. «No es gallego, ni portugués ni astur-leonés, simplemente es nuestra». El lingüista Domingo Frades, cuyos esfuerzos en investigar la fala le han hecho miembro de la Real Academia Gallega, concluye que el dialecto «tiene mucha relación con el gallego; es similar en un 90%». A pesar de ello, Domingo no ve positivo «mezclar» el idioma y la política. Sobre la polémica entre el Bloque Nacionalista Gallego (BNG) y la Junta de Extremadura, al experto le parece bien que desde Galicia se quiera cuidar la lengua, pero tiene claro quién la ha apoyado siempre. «La Junta ha sido quien más ha defendido la fala a través de la promoción de publicaciones», sentencia. En cualquier caso, los roces políticos, muy alejados del pueblo llano, se convierten en cariño y unión entre dos comunidades que saben compartir con cariño y respeto sus similitudes. José Ramos y Benito Acuña, jubilados de la localidad pontevedresa de Moaña, se echan las manos a la cabeza cuando se les pregunta por este islote lingüístico en Extremadura. «¿Hay que mirar el mapa y saber dónde está esto!», comenta. «Hemos llegado al pueblo y cuando les hemos escuchado hablar, no nos lo podíamos creer». José y Benito, de 66 y 69 años respectivamente, vienen acompañados por medio centenar de gallegos y una cantidad ingente de mejillones de las Rías Baixas para compartir. Hacia el mediodía, mañegus, moañeses, mejillones gallegos y vino extremeño se dan cita en la Plaza Mayor de San Martín de Trevejo, entremezclados por las gaitas gallegas y con el afecto y apego de dos hermanos que se saben hijos de la misma madre. «Espero que a partir de ahora mantengamos el contacto todos los años», dice Benito. Y es que, como dice Domingo Frades, si las lenguas no valen para entenderse no sirven para nada. Ojalá que en San Martín de Trevejo, en Eljas y en Valverde del Fresno se sigan entendiendo. Por lo menos, por otros 900 años. Domingo Frades, lingüista y miembro de la Real Academia Gallega, lleva mucho tiempo investigando la fala, una lengua que tiene su origen en la Edad Media. «Viene de lo que hoy se llama el galaico-portugués, y se afincó aquí después de la Reconquista del Reino de León, Galicia y Asturias en nuestro territorio». Casi 1.000 años después, lo hablan unas 5.000 personas, la práctica totalidad de los habitantes de San Martín de Trevejo, Valverde del Fresno y Eljas, y es la lengua materna para todos los niños del Valle de Xálima. «Los niños aprenden castellano en la escuela», dice Domingo, «pero salen al recreo y vuelven a hablar en el dialecto».
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