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La fragmentación del voto a escala nacional se reproduce comunidad a comunidad, aunque en proporciones diferentes. A un mes de las elecciones autonómicas y municipales, los ciudadanos extremeños dividirán su voto entre cinco fuerzas políticas, aunque las dos primeras, PP y PSOE, se sitúan a una distancia considerable de las dos siguientes: Podemos y Ciudadanos. Más lejos queda Izquierda Unida, según el termómetro electoral elaborado por Metroscopia sobre Extremadura.

En esta comunidad, por tanto, no se establece, como ocurre en la intención de voto para unas elecciones generales, un empate técnico entre populares, socialistas y los partidos que lideran Pablo Iglesias y Albert Rivera. Estos últimos han desbaratado las posibles mayorías que podrían obtener PP y PSOE.

Eso sí, su irrupción ha propinado un mazazo al PP. Después de cuatro años de Gobierno con la ayuda permanente de Izquierda Unida, sufre un retroceso de casi nueve puntos. El presidente, José Antonio Monago, pierde siete escaños. Pero su caída es inferior a la que las encuestas dibujan para el PP en unas generales o en las autonómicas de Valencia, que rondan los 25 puntos, según estudios anteriores de Metroscopia.

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Aun así, la formación que lidera José Antonio Monago sigue siendo la primera fuerza política con algo menos de tres puntos de ventaja sobre la siguiente, el PSOE, que baja ocho escaños con relación a su resultado de 2011. La pérdida de ambos partidos va directamente a las dos nuevas formaciones en liza, Podemos y Ciudadanos, que se nutren de votos anteriores del PSOE y del PP, respectivamente. La salud del bipartidismo está claramente resentida pero aguantan, según este estudio.

Esta ventaja de los dos grandes con respecto a los emergentes y a la permanencia de Izquierda Unida, que obtendría los mismos tres escaños que logró en 2011, no resta complejidad y dificultad a la formación de mayorías de gobierno.

Los expertos establecen tres posibilidades. La mayoría absoluta se daría con un pacto de PSOE, Podemos e Izquierda Unida, al sumar 34 escaños, uno más de los necesarios. Esta situación no hay que darla por segura, de entrada, ya que Izquierda Unida ha ayudado a gobernar al PP durante esta legislatura. Este apoyo no ha contado nunca con la bendición de IU a nivel federal, pero nada han podido hacer. En este tiempo, nada hace indicar que la Izquierda Unida extremeña haya modificado su rechazo a contribuir a formar un Gobierno que encabece el PSOE.

Otra opción podría ser un pacto de PP y Ciudadanos, que se quedaría a un escaño de la mayoría absoluta y requeriría la abstención de Izquierda Unida. La tercera vía llegaría con un acuerdo entre PSOE y Ciudadanos —la combinación más apoyada a escala nacional, según el estudio de Metroscopia de este mes de abril— que requeriría de la abstención de Podemos.

La actitud de los votantes del partido de Pablo Iglesias es muy crítica con la situación de Extremadura. Un 94% considera que el PP no debe ser el partido que gobierne la región. Esta posición tan contraria a los populares podría anticipar qué opción tomará Podemos y su candidato, Álvaro Jaén Barbado, un investigador de la Universidad de Extremadura, de 33 años, cuyo nivel de conocimiento apenas llega al 13% del electorado.

Que los candidatos de Podemos y de Ciudadanos no sean apenas conocidos no es, por el momento, una razón que inhiba a los electores en ninguna parte de España. Por el partido de Albert Rivera se presenta María Victoria Domínguez Paredes, actual concejal en Plasencia, a la que dicen conocer el 18% de los encuestados. A Pedro Escobar, el candidato de Izquierda Unida —que repite como cabeza de lista— le conoce el 67%. Mientras que a Monago y al candidato socialista, Guillermo Fernández-Vara —que fue presidente—, les conoce el 97% y el 96%, respectivamente.