La Codosera - Badajoz

“Yo trabajo sin teoría; solamente tengo conciencia de las fuerzas que empleo y me desenvuelvo impulsado por una idea que descubro a medida que ésta se va desarrollando en el cuadro”. En estos términos definió Henri Matisse su concepción de la pintura a principios del siglo XX. No en vano, fueron Vasíli Kandinsky, Pablo Picasso y el propio Matisse los más originales artistas que, a comienzos del siglo pasado y gracias a unos nuevos planteamientos artísticos que revisaban los conceptos académicos y sensorialistas, desarrollaron «un nuevo sentido de lo ideoplástico, que valoraba por encima de todo el subjetivismo en relación con el mundo objetual y la libertad expresiva».
No interpreten esta breve reseña extraída de la Historia de la Pintura como un acto de manifiesta vanidad conceptual - para eso ya existen otros medios-, sino más bien como una introducción cimentada para la consecución de una idea preliminar que bien valdría este titular: La Vanguardias llegan a La Codosera.
Y es que, el pasado sábado día 10 de febrero, en uno de mis persistentes regresos al lecho maternal a los que me empujan un poco el afecto inherente a la existencia de lazos familiares y un poco la necesidad recurrente de aprovisionamiento de viandas y comestibles de la tierra, decidí visitar un establecimiento de reciente apertura en el caserío La Rabaza. Cual fue mi sorpresa al encontrarme, en un tramo de la carretera que se antoja difícil para la conducción, una estampa que bien recuerda a Le Chateau Noir de Marc Chagal: un almacén, propiedad de un dedicado comerciante codoserano, rotulado con este mensaje: “El pueblo no prospera y el Alcalde no se entera”.
Sin poner en tela de juicio la calidad artística de la obra, no puedo dejar de manifestar mi disconformidad con el sentido estrictamente semántico de la oración. Pues no se concibe este cuestionamiento a la pericia del Señor Alcalde para con la prosperidad del municipio una vez que, además de sus reconocidos méritos académicos avalados por una titulación universitaria, cuenta con el asesoramiento atento y desinteresado de sus magnánimos colaboradores.


PD: Por si alguien hubiera incurrido en una interpretación errónea, advierto desde aquí la ingente carga de ironía que impregna las líneas del último párrafo.