La Codosera - Badajoz

La fotografía corresponde al pueblo. Eso ya lo sabemos y si alguién que es de fuera no lo sabía, pues eso, que este es nuestro pueblo y que no lo cambiamos por ningún otro.

Quizás que los esteís fuera habreís notado muchos cambios, observando las casas desde arriba, que es la parte que más se ve en la foto. Las tejas son casi todas nuevas, signo evidente de que aquí los inviernos son lluviosos y hay que proteger la casa para que no tengamos goteras. La Torre del Reloj está remozada. Dicen que la hizo uno de los Rolos, el padre de Marcelo. Puede ser, pero no lo sabemos. Y hay algo que si ha cambiado en todos estos años.

Si contamos las chimeneas que se ven, pero las grandes, las del tipo alentejano portugués, solamente las casas de Juan Tojera y la de la señá Paula la Candela las conservan. Es evidente que en las casas antiguas que son las que están en el centro todo el mundo ha tirado con ellas, porque este tipo de construcciones estaba en todas las cocinas y cocinillas que había antiguamente. Algunas eran de grandes proporciones, como las que existen todavía en las casas del Marco, y en los huecos interiores se instalaban unos palos atravesados en los cuales se colgaban parte de la chacina hasta que se curaba.

Una buena lumbre bajo el techo de una gran chimenea era el mejor marco para amenizar las veladas de las noches de invierno, bajo la luz del carburo ó del quinqué de petroleo ó de la bombilla de pocas bujías que suministraba el alternador de la Fábrica.

Dentro de la chimenea se colgaban parte de los utensilios de la cocina y en sus cornisas, decoradas de mil maneras por la dueña de la casa, se situaban los aliños, las especies y condimentos necesarios para realizar la comida. Pocos muebles había por entonces. Sillas de bayón, asientos de corcho, un sillón para el amo de la casa, la mesa de grandes proporciones y una alecena donde se guardaba la poca vajilla existente. La reína de la cocina era la chimenea, con el soplador junto a ella y la piedra quemada soportando los leños prestos para encenderse. Los tiempos han cambiado y eso se nota en la fotografía que nos da testimonio de ello

Dicen que las comidas hechas a la lumbre saben mejor , no lo sé , es probable , pero de lo que no tengo la mas minima duda ,es que al menos las migas si que están mejores , recuerdo como me gustaba llegar a la casa que hacia la matanza y que tuviera una buena lumbre donde calentarte y tomarte el café y la copita antes de empezar la matanza y viendo como el o la cocinera de turno empezaban a hacer las migas debajo de la chimenea, dando vultas al caldero sentado en una de las sillas de bayón a las que hacía antes referencia Pepe , en fin , perdonad, pero la distancia hace que añores este tipo de cosas. Un saludo amigos

Efectivamente. Yo comparo el ruído que se formaba picando las migas con el que hacen las cigueñas cuando cortejan a su pareja y nosotros decíamos que estaban haciendo el gazpacho, castañeando las dos partes del pico.

Siempre se ha dicho que el sabor de las migas dentro del caldero ó de la sartén es diferente. Cuando se echan al plano pierden parte de ese misterio mágico que son las migas