Granja de Torrehermosa - Badajoz

13-04-13 10:57#11225407
Salustiano Borrascas

Para CORRUppTOS y PPodridos

Hoy todavía no he leído la prensa canallesca. Me he levantado más tarde de lo habitual y cuando llegué a mi tasca habitual a por un un latígazo de café con leche todo bien caliente y a leer el periódico de boina, resultó que se me había adelantado un grupito de mujeres de edad variada de esas que se sientan y, mientras marean las pastas en el mejunje, van hablando, unas de sus cosas y de las cosas de sus vecinos, y conocidos y sin conocer y, otras, sobre todo otra, que se lee hasta los anuncios de relax. Pero ninguna de ellas tienen prisas por levantar el trasero y la tertulia así que, en vista de lo visto, he engullido mi tisana y he salido escopeteao para conectarme al mundo virtual .

Mientra el cacharrito del que me valgo se pone las pilas y actualiza, echo una miradita a mi alrededor y, mis ojos, “que no están guiñainos” todavía y que además, carecen de las nocturnas legañas gracias al agua fresca que en esta época del año aún sale de los grifos, tropiezan contra los lomos de dos volúmenes, ambos ediciones baratas de bolsillo y, leo en el de uno: La sonrisa etrusca y en el de otro: La vieja sirena.

El cacharrejo sigue emitiendo silbidos y chasquidos emitidos que le salen de unas tripas hechas de cables, bobinas y circuitos impresos y sin imprimir y yo, absorto, me sumerjo fugazmente en mi mundo neuronal y revivo vagamente el contenido de esos libros escritos por un hombre al que se le agotó antes la potencia de los músculos que mantenían erguido su esqueleto, que la tremenda claridad de su mente excepcional. Y así ha fenecido un cerebro lúcido acoplado a un organismo ya agotado al cabo de noventa y séis años de uso. Un siglo. Una vida vivida en perfecta sincronización con las eternas fuerzas naturales que emanan de la madre tierra. Esas fuerzas invisibles que, en La vieja sirena, salen de su fértil pluma para decirnos con W. Blake que, “La Eternidad está enamoradas de las obras del Tiempo.
Y, copiando de él digo ahora que; en esta tibia mañana de la primavera barcelonesa, ya próxima al verano, día trece de abril del año en curso, cuando la luz del padre sol entra con fuerza inusitada a través de los cristales de mi ventana, a mí, vulgar hijo de hombres y mujeres vulgares a los que dioses nunca tuvieron a bien hacerles copartícipes de sus mieles placenteras, sólo se me ocurre decirte gracias, muchas gracias por todos esos ratos agradables que la lectura de tus libros me proporcionaron. Gracias por haberme hecho comprender que la vida es un trasiego, un eterno discurrir de fluidos materiales e inmateriales cuyo ciclo no es otro que nacer y vivir e ir feneciendo.

Gracias José Luis Sampedro.

Salud y Repúblic