PECELLÍN LANCHARO Os envío este email que me hallegado de Pecellín,compañero mío de Seminario.Como es de izquierda constatada,habrá gente que le guste. Era uno de los listos de la clase. > Hablar de Manuel Pecellín Lancharro (Monesterio, 1944) es hablar de > libros. Y en este caso el libro lo ha escrito él y no hay que > remitirse a su infatigable labor de crítico literario o a esa otra > ingente labor de bibliófilo que le ha llevado a reseñar durante > décadas todas las publicaciones hechas en Extremadura o relacionadas > con nuestra región. 'Relumbres de espejuelos' (Beturia) es un volumen > subtitulado 'Relatos. Aforismos. Personajes' y reúne tres géneros que > le son muy caros a este autor atípico. Los Relatos, nos remiten a un > libro anterior que se tituló 'Historias mínimas' y los Aforismos son > una serie de pensamientos que mezclan la literatura y la filosofía. La > tercera parte son Personajes y estos se aproxima más a su primer libro > de creación, 'Calidoscopio', donde retrataba a una veintena de > personas. > -El título suena a una época en la que el tiempo y la vida pasaban de > otra forma. > -El libro es fragmentario, un conjunto de teselas diferentes y poner > un título siempre resulta difícil. Se me vino a la memoria esa parte > de un verso de Chamizo en el que habla de que el sol da en los > canchales provocando efectos ópticos, esos relumbres y me pareció que > eso podría ser mi libro, una serie de iluminaciones que yo iba sacando > según percibía anécdotas o hechos que me habían pasado, personas con > las que me había relacionado o libros que había leído. Esos son los > relumbres de espejuelos: momentos míos, un libro muy vivencial donde > me manifiesto mucho como soy, cómo pienso y cómo quiero y cómo > rechazo. > -Podrían ser también artículos periodísticos. > -De hecho, algunos han sido publicados. El libro no se ha escrito de > principio a fin como obra unitaria para ser publicada como tal, sino > que forma parte de un archivo abierto donde he ido guardando estos > trabajos literarios que iba haciendo. Ahora los he reunido a través de > una invitación que me hicieron. Hay piezas de tres clases. Una de esas > pequeñas historias la mandé por e-mail a algunos amigos tras > escribirla. Ahí está la génesis del libro porque cuando Rafael > García-Plata la leyó, se mostró muy entusiasmado con ella y me propuso > hacer uno. Y me animó a buscar otras similares en ese archivo que yo > tengo muy relleno. La historia de donde partió el libro me la había > contado una amiga francesa, una mujer mayor casada con un español. En > Conil me relató la historia de su madre y me la narró como algo real, > pero que para mí resulta absolutamente mágico. Me dijo que su madre > era una francesa muy delgada que no tenía pechos. Era de Calais y se > casó con un francés que no le dio buena vida, decía ella. Cuando el > marido murió, su madre era una mujer que pasaba la cincuentena y era > menopáusica. Un día se fue a Colombia y allí se enamoró, encontró un > catalán «que la encendió», decía mi amiga. Y del tal forma empezó esta > mujer a transformarse que le salieron unos pechos magníficos y se > murió orgullosísima de ellos. Me pareció una historia preciosa y la > recreé. > -Aparte de su devoción por este género, ¿se trata también de una forma > de ver la vida?, porque es una actitud casi periodística pero usted ha > sido profesor toda la vida. > -Está bien eso que dice, pero hace más de cuarenta años que colaboro > con los periódicos. Era poco más que un adolescente cuando publiqué el > primer artículo en el HOY sobre un libro que había leído 'Los cardos > del Baragán' de Panait Istrati, un magnífico escritor húngaro muy poco > conocido todavía en España. Lo habíamos editado en Zyx, esa empresa > editorial en la que yo me he sentido siempre tan implicado y que, con > la democracia, no tuvo mucho sentido y acabó cerrándose. Desde > entonces he mantenido con este periódico, más que con otros, una > asidua colaboración. También he escrito en diferentes revistas porque > tengo muchos amigos en Extremadura y algunos las han creado o las > mantienen. Yo, que dirijo el Boletín de la Academia, también lo hago > así, sableando a los amigos y pidiéndoles que te manden artículos. > Algunos de esos artículos, retocados, están en el libro. > -La jubilación ¿le ha ayudado a centrarse en la escritura aparte de > las otras actividades que mantiene de reseñas de libros y recopilación > de títulos? > -La jubilación me ha dado más tiempo, pero sigo haciendo casi lo mismo > que antes, excepto ir a impartir clase a una hora determinada. Sigo > leyendo, escribiendo, buscando espárragos y setas y haciendo algún > deporte. Ahora lo hago más relajadamente y con más tiempo, pero no ha > cambiado mucho. > -Pero parece disfrutar la jubilación de una forma especial, a pesar de > ser uno de los pocos profesores a los que no he visto enfadado con lo > mal que estaba la enseñanza cuando la dejó. > -Porque yo he sido un profesor muy privilegiado, he tenido mucha > suerte. Me acaba de saludar la dueña de la Librería Felipe Trigo, de > Villanueva (la entrevista se hizo durante la Feria del Libro de > Badajoz) y me ha recordado que le di clase; me ha dicho que se lo > pasaba muy bien en Filosofía. ¡Y hace 35 años! A mí me hace mucha > ilusión. Yo he tenido la fortuna de que lo que más he enseñado ha sido > Filosofía, que está siempre al final de la Secundaria y al ser > catedrático he tenido más facilidad para elegir y he elegido siempre > Historia de la Filosofía, que está en el último curso. Así que mis > alumnos han tenido siempre 17 ó 18 años, casi hombres y mujeres y > cuando empecé a dar clase, con veintipocos, eran de mi edad. Yo > siempre he dicho que sería preferible que votase la gente de 16 años > que no la de 80. Por razones múltiples de capacidad, de inteligencia y > de interés, porque se juegan la vida. Es lo que decía Groucho Marx de > que tenía mucho interés por el futuro porque era el lugar en que iba a > pasar más tiempo. ¿Por qué se limita tanto por abajo la edad de votar, > que podría adelantarse bastante y no se hace por arriba? He tenido > alumnos muy buenos y, además, los últimos años me fui al Bachillerato > Nocturno, donde había gente casada, que trabaja, gente mayor… y era > una delicia. Yo he disfrutado mucho dando clase. > -La labor de recopilación bibliográfica, una de las cosas más > importantes que se podía hacer en la región y que ha realizado de > forma muy solitaria ¿le ha causado más sinsabores que alegrías? > -Le agradezco el aprecio que demuestran sus palabras, pero no sé si es > una de las tares más importantes. Yo hago eso como también hice > aquellos tres tomos de 'Literatura en Extremadura', primero porque me > gusta y segundo porque me ido creando una obligación conmigo mismo y > con la tierra de romper esos 'telones de silencios' que hay sobre lo > nuestro. También porque estaba convencido, y ahora ya no hay que > defenderlo, de que había gente muy capaz, muy buenos escritores que > eran perfectamente homologables con lo del resto de España e incluso > mejores y había que darlos a conocer e impulsarlos. Y luego, yo soy un > lector voraz, me gusta mucho leer. Cuando hay un libro que no me > gusta, prefiero callarme y no hacer la reseña o limitarme a dar cuenta > de su existencia, que es lo que hago muchas veces. Para castigar a un > libro, mejor callarme, pero más de una vez me he llevado disgustos y > me ha provocado enojo ver cómo reaccionan algunos autores cuando no > reciben el apoyo que esperaban y que a lo mejor tenían razón para > demandar. Me acuerdo siempre de una carta que Pessoa escribía a Sa > Carneiro en 1925 y le decía que en Portugal, todo poeta que recibe una > crítica cree que se ha cometido con él un crimen de lesa divinidad. > Esto me parece genial y no voy a dar nombres de autores conocidos que > a veces se han molestado mucho porque no me he mostrado cálido con sus > escritos. > -¿Tiene libro electrónico? > -No, aunque me lo han querido regalar. Yo leo varias horas en la > pantalla del ordenador y no me va bien a la vista. Prefiero leer en > papel, aunque sé que tendré algún tipo de libro digital antes o > después porque es imprescindible y no estoy en contra. Es más bien una > cuestión física, que me duele mucho la vista leyendo ocho o diez horas > diarias. Si eso lo hago sobre pantalla, me castiga más. Pero estoy > convencido de que ése es el futuro y de que va a ser comodísimo > desplazarse con una biblioteca a tu disposición. > -Podría ser la solución a sus problemas de espacio para 13.000 volúmenes. > -¡Trece mil volúmenes extremeños! Y luego otros tantos que no lo son. > -¿Y dónde están? > -Tengo una casa bastante grande con dos plantas y otra en la playa. > Casi todos los espacios están llenos de libros. > -Todo el mundo quiere tener una novela. ¿Y usted? > -No soy capaz, no me sale. Tampoco me he puesto con decisión pensando > que no tenía capacidad para mantener una novela tradicional, porque > hoy pasan como novelas cosas muy diferentes y hemos llegado casi a una > fusión de géneros. ¿Qué es 'Anatomía de un instante'? ¿Un ensayo > histórico, un reportaje periodístico o una obra de ficción por otro > lado? No tengo capacidad para mantener una estructura a lo largo de un > espacio extenso y me veo facultado para escribir fragmentariamente. > -Esto que dice le dará una alegría a algún novelista que se haya visto > machacado por su crítica. > -Esa actitud poco benévola que algunos escritores muestran con los > críticos, al menos en Extremadura, viene más de la parte de los poetas > que de los novelistas. Quizá porque son más sensibles y tienen una > especial manera de percibir las cosas y tal vez por eso son más > nerviosos y más agresivos. Pienso yo, pero puedo estar equivocado. > -Siempre se ha declarado hombre de izquierdas pero no ha sido > precisamente cómodo. ¿Cree haber sido un referente para una cierta > izquierda de la región? > -Sería pretencioso por mi parte contestar a lo primero, me daría pudor > decir que sí o que no. Yo vengo de una tradición familiar y de una > formación de izquierda, eso está claro. Una izquierda en que sigo > reconociéndome teóricamente y no veo que ciertos grupos sindicales o > políticos que se denominan de izquierda lo sean. Ahí estamos bastante > gente de mi generación que creíamos que hay unos valores por los que > luchar y unas opciones preferentes con las que más identificarse. Yo > creo que tengo muy introyectado el sentido de la justicia y me rebela > la injusticia. Lo que llamamos derecha las ha cometido históricamente > sin tener gran problema de conciencia: siempre se decía 'antes el > orden que la justicia'. Pero lo que se ha llamado tradicionalmente > izquierda tampoco es muy justa que digamos. Si el valor justicia por > encima de cualquier cosa es de izquierdas, yo soy de izquierdas. Otra > cosa que siempre me motiva y aparece mucho en el libro es la piedad. > Por temperamento o por carácter yo me conmisero pronto y me gusta > llorar con el que llora y reír con el que ríe. Bueno, no es que me > guste, es que me sale así y no puedo ver sufrimiento sin que me > solidarice. Ese dolor puede tenerlo alguien que se califique de > derecha y me solidarizo igualmente con él. Claro, que yo sé que > sociológicamente los que más han sufrido son los que carecen de más > medios, el pueblo. Y tengo también ese concepto de que los más > desfavorecidos son los más necesitados y es con los que más tiendo a > solidarizarme. Otra cosa que ha sido siempre claro patrimonio de la > izquierda ha sido la libertad, de pensamiento y de actos. En mayo del > 68 yo estaba en Madrid estudiando y me encontraba muy comprometido en > la lucha de barrio y entonces ocurrió la entrada de los 3.000 tanques > soviéticos en Praga y cargándose la Primavera de la ciudad y aquello > para mí fue inasumible. Como decía, no soy una persona cómoda, eso > está claro. |