Almendral - Badajoz

DESFACHATEZ:

Rápido como un áspid respondió a los requerimientos de Rouco el expeor alcalde que ha tenido Madrid a lo largo de su historia y, el eco de su voz se clavó cual dardo ardiente entre la ciudadanía femenina penetrando por sus vaginas hasta dejárselas más refritas que pescaitos enharinados a la caditana.

Increíble pero cierta es la cruzada que este hombre que estudió según dicen para fiscal pero que después se metió en la política como papá y le está sacando su máximo rendimiento, es ésa tan humillante que ha emprendido contra las mujeres, a las que pretende relegar a una eterna minoría de edad. Como los moros de la morería a los que tanto desprecia el facherío “nasioná.”

Desde la inmensa distancia que nos separa, tengo la impresión que ambos dos, representantes cada uno de esferas diferentes pero entremezcladas, forman un maridaje perfectamente acoplado que vibran al mismo son. Matrimonio de hombre y hombre que pretende decidir cuándo y cómo han de fornicar las damas y damiselas y se deben o no quedar preñadas en cuyo caso, el parir es obligatorio.

Surrealismo onírico que hace que mis güesitos se descuanjarinjen no de placer sino, de un malévolo recochineo interior tan corrosivo o más, que las ideas del epíscopo alcalaíno con su careto de papa más propia del que se jarta de comer a dos carrillos cada día con sus peregrinas teorías sobre confabulaciones judeo-masónicas y, su odio reconocido contra todo lo que huela a amoríos entre sexos iguales. Lo que no quiere decir que él sea un pederasta y ni siquiera un ser frustrado en las lides de la fornienda pecadora.

Escribiendo esto no puedo contener el nervioso movimiento de la gelatina en que se ha convertido todo mi cuerpo serrano sólo de pensar en el papelón que están representando estos dos magníficos representantes del jocoso disparate nacional, si no fuera por las tragedias que sus palabras y puesta en práctica de sus ideas, producen en cientos de miles de mujeres españolas por culpa de los insultantes pretextos morales y trabas revestidas de legales que, gente como estos dos y los que les siguen, ponen a los derechos colectivos e individuales de todas ellas.

Solamente desde una óptica tan profunda y machista como la que ilumina el discurrir de gente así, se puede comprender esa imperiosa necesidad que les ha entrado para arrebatar a las mujeres el poder del control sobre su cuerpo y sobre su maternidad o no. Únicamente desde la perspectiva de la más cínica e hipócrita moralina , se puede creer que una ley restrictiva como la que ellos impulsan, se evitará que las mujeres aborten. Las pudientes, como siempre han hecho irán donde siempre han ido, sea la clínica de sus amigos o a cualquier otra a dos horas de avíón entre ida y vuelta y, a las menos pudientes, o sea, las plebeyas, a la casa de una tía que hay en su pueblo que sabe mucho de yerbas y otras artes. Claro está que, las plebeyas salen perdiendo en el canje pero eso, a esta gente se la trae al pairo.

De paso, las amigas, familiares y conocidas de estos dos tipos, lo más probable es que aprovechen el viaje para hacer unas compras en la city.

Las otras, si no contraen una infección que en el peor de los casos se las lleve por delante, ya podrán darse con un canto en los dientes.

Pero ¿qué ofrecen estos dos talibanes iluminados a quienes no se atrevan a abortar o su entorno familiar no se lo permita? ¿Qué les dan si el engendro sufre una malformación? ¿Quizá esa ayuda que este gobierno que, aun siendo tan poca, este gobierno de chorizos y mangantes les ha arrebatado?

Salud.