Alburquerque - Badajoz

Se curiosea y se compra, El Faro funciona
La mayor concentración de tiendas de la región recibió su tercera avalancha consecutiva
El turismo comercial nació en 1999 con El Corte Inglés y busca madurar en la avenida de Elvas
Se curiosea y se compra, El Faro funciona
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Uno de los pasillos donde no hay un local vacío:: CASIMIRO MORENO
Ahora la región se divide en dos: los que han ido ya a El Faro y los que irán en breve
En El Faro puedes vendarte los ojos y empezar a caminar que siempre llegarás a una tienda, a no ser que antes choques con un jamón o una tele de plasma en manos de algún esforzado cliente que aún no sabe dónde se cogen los carros. Y eso que todo está perfectamente indicado. Incluso cuando llegas conduciendo el coche parece que va solo hasta el aparcamiento, ayer lleno durante unas horas, lo que obligó a mandar vehículos a las inmediaciones de Lusiberia.
El nuevo centro comercial de Badajoz, el más grande de Extremadura con 97 tiendas, recibió una nueva avalancha. Pero estaba prevista, por eso las colas en las cajas eran soportables, excepto en algunos establecimientos de hostelería, como el buffet de pasta, donde una larga fila de personas aguardó su turno al sol en hora punta.
A pocos metros, en los bancos de fuera, otros sacaban el bocadillo antes de seguir de turismo comercial, una actividad por la que Badajoz sigue apostando decididamente. Si en 1999 se descubrió este filón con El Corte Inglés, trece años después esta idea para atraer visitantes se ha perfeccionado con El Faro al final de la Avenida de Elvas y bien visible desde la autovía A-5.
Se esperaba mucho curioseo y no tantas ventas, pero ayer casi todos llevaban alguna bolsa con productos. Era imposible no picar. No hay cifras oficiales de visitas ni de ventas. Pero hay que ser muy miope para no darse cuenta de que, hasta el momento, El Faro funciona.
Menacho casi vacía
No solo otras áreas comerciales de Badajoz lo han notado para mal -solo hay que ver Menacho casi vacía desde el jueves por la tarde-, también en muchos pueblos a las calles comerciales la apertura de Badajoz les ha afectado. Ayer no era un sábado de playa ni de barbacoa en la parcela. Ayer en la agenda de miles extremeños ponía ir a comprar a Badajoz, aunque la ciudad solo se vea muy al fondo.
Según los dependientes consultados, llegó mucha gente de la provincia de Cáceres, como si los consumidores locales se reservaran para días de menor ajetreo.
En El Faro todo es moderno y tiene sentido: hay wifi gratis, es totalmente accesible y no hay un solo bordillo para que todo ruede, sobre todo los carros de la compra. Hay aparcamientos para bicis, las pantallas de información son táctiles y no se ve ni un reloj para que a nadie le entre prisa. Hasta se venden calabazas de halloween, así la fecha tampoco es impedimento para comprarla si a un niño le apetece ya llevarse una.
Solo falla la cobertura, no se sabe si por la alta concentración de gente con móvil, por la cercanía con Portugal o por ambas cosas, pero intentar quedar allí y luego llamarse para saber dónde está cada uno es un mal plan.
O no. Caminando solo y sin un euro tampoco se aburre nadie. De las casi cien tiendas el 75 por ciento no existían antes en la ciudad. Ni siquiera en la región. Y si bien los espectáculos se programaron para el día de la inauguración, siempre se puede ver una depilación de cejas en directo o dejarse hipnotizar por la fuente de chorros de colores que muestra una coreografía sin fin. Todos quieren inmortalizarla con el móvil, pese a la norma que prohíbe hacer fotos, algo imposible de controlar estos días cuando la región se divide en dos: los que ya han ido a El Faro y los que irán en las próximas semanas.

de moneto si, la novedad.