Alburquerque - Badajoz

Al menos once personas han sido detenidas y se cree que en la banda que perpetró el robo está implicado un exmilitar de la base
20.06.12 - 00:14 -
P. MUÑOZ/C. MORCILLO/E.F.V. | BADAJOZ.

Agentes de la Guardia Civil en Cañadas-Morera.:: J.V ARNELAS
1 de abril de 2008. Una banda de delincuentes trata de robar la caja fuerte de la oficina que el BBVA tiene en la Base General Menacho. Usaron una tanqueta para arrancarla de la pared.
28 de febrero de 2011. Roban diez pistolas Llama M82 de 9 milímetros parabellum y veinte fusiles de asalto HK G-36 de la Base General Menacho.
3 de septiembre de 2011. La Guardia Civil detiene en Casatejada a los ocupantes de un Audi A8 robado por su presunta participación en el robo de cuatro oficinas bancarias de la provincia de Cáceres. Los agentes hicieron uso de sus armas y dos delincuentes resultaron heridos. Los cinco detenidos ingresan en prisión.
18 de junio de 2012. Los cinco arrestados en septiembre de 2011 salen en libertad condicional con fianza de la prisión de Cáceres. Justo en ese momento, la Guardia Civil los detiene de nuevo y se inicia un operativo que ha concluido con al menos once detenciones.
Más de cien agentes de la Guardia Civil especializados en intervenciones especiales tomaron ayer las barriadas de Cañada-Moreras y Santa Engracia para registrar las viviendas de varias personas que podrían estar relacionadas con el robo de armas cometido el año pasado en la Base General Menacho. Ese delito fue perpetrado el 28 de febrero de 2011 pero ha sido ahora, casi año y medio después, cuando la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, con sede en Madrid, ha decidido actuar contra la banda de la que sospechó desde un inicio.
Los investigadores sometieron a sus miembros a un estrecho seguimiento en los meses posteriores usando todos los medios a su alcance. Pero antes de proceder a su desarticulación, se cruzaron en el camino de los supuestos delincuentes varias patrullas de la Guardia Civil que trataban de cortarles la huida tras varios atracos en cadena.
Eso sucedió en septiembre del año pasado, cuando una misma madrugada fueron asaltadas cuatro sucursales bancarias de Caja Extremadura y Banesto en las localidades cacereñas de Baños de Montemayor, Galisteo y Alagón del Río.
El último atraco de esa jornada se produjo en torno a las 5 de la madrugada y el coche de los ladrones fue detectado por la Guardia Civil tras recibirse la alerta de la central de alarmas. Fue entonces cuando se inició una persecución delirante en la que los ladrones se saltaron dos controles, hicieron frente a los agentes con al menos un arma e intentaron atropellar a un guardia. Luego abandonaron el Audi A8 robado en el que huían y se refugiaron en las copas de las encinas de una zona boscosa de la localidad cacereña de Casatejada. Finalmente fueron detenidos en un tiroteo en el que resultaron heridos de bala dos de los supuestos atracadores.
El juzgado ordenó el ingreso en prisión y desde entonces estos cinco jóvenes han estado en la cárcel, una medida preventiva que terminó la tarde del lunes. Sus familias pagaron las correspondientes fianzas -3.000 euros en algunos casos- y a las 7 de la tarde fueron puestos en libertad.
A las puertas de la cárcel
Lo que no sabían es que a las puertas de la prisión de Cáceres los esperaba la Guardia Civil para arrestarlos de nuevo, esta vez por su presunta relación con el robo de armas. En ese asalto a la base desaparecieron diez pistolas Llama M82 de 9 milímetros parabellum y veinte fusiles de asalto HK G-36 que 'duermen' en algún escondite y que los investigadores buscan en varios puntos de la provincia de Badajoz con autorización de la juez togada militar de Badajoz.
Según ha trascendido, el cabecilla del grupo es Marco Antonio C., de 27 años, un exmilitar que estuvo destinado en la base militar de Bótoa, de ahí que la conociera a la perfección. Junto a él habrían perpetrado el audaz robo su hermano José Manuel C., de 31 años, y tres compinches de entre 22 y 27 años (D. M. G., A.A.R. y D.M.L).
Todos son españoles, proceden del barrio pacense de La Cañada y tienen numerosos antecedentes. Los investigadores sospechan que han cometido decenas de robos con fuerza en Extremadura.
Los dos cabecillas estuvieron en el punto de mira de los investigadores desde los primeros días del asalto porque se sospechaba que no era la primera vez que entraban a robar en la base de Bótoa, en Badajoz, sede de la Brigada Mecanizada de Infantería Extremadura XI del Ejército de Tierra.
Las armas «duermen»
En abril de 2008, en ese mismo acuartelamiento, tres individuos se apoderaron de un vehículo blindado tipo oruga estacionado en los talleres del Regimiento de Carros, forzaron la oficina donde estaba un cajero del BBVA y lo arrancaron de cuajo. Agentes de la base los sorprendieron, pero lograron ocultarse en los barracones y huir.
En los meses previos al robo de armas también se produjeron sustracciones de ordenadores, baterías y llantas de vehículos, así como de diverso material.
Todas las investigaciones apuntan a los mismos individuos por las similitudes en los golpes. Pese a existir indicios de que eran los supuestos autores del asalto, no se les pudo detener -aunque estuvieron bajo control- porque no había suficiente información sobre el paradero de las armas, valoradas en más de 30.000 euros.
Se cree que las pistolas y los fusiles no han sido vendidos a ninguna organización criminal ni terrorista, como se llegó a especular. Primero porque los detenidos no tienen contactos a ese nivel y segundo porque sospechaban que los agentes les seguían los pasos muy de cerca y no querían arriesgarse más de lo que ya lo habían hecho.
Los dos hermanos son considerados los líderes de la banda, tipos bragados, violentos, que no dudan en tirar de pistola o escopeta si se ven en apuros, como hicieron en septiembre.
Durante el robo a la base también demostraron su sangre fría: intentaron forzar varios todoterreno 'Aníbal' hasta que consiguieron arrancar uno, ya dentro del acuartelamiento. A continuación, pertrechados solo con una cizalla y una llave grifa, rompieron todo lo que se les puso por delante, inutilizaron una alarma sonora y subieron hasta la taquilla del sargento encargado del armero. La abrieron y robaron su uniforme, en busca de los códigos de seguridad.
El asalto al acuartelamiento puso en evidencia la falta de medidas de seguridad de una instalación crítica como esa. De las 44 cámaras de seguridad con las que contaba en esos momentos solo funcionaban algunas y en los dos años anteriores a la sustracción de las armas se sucedieron distintos episodios de robos que trascendieron en parte.
La ministra de Defensa de entonces, Carme Chacón, sostuvo que en la base no fallaron los medios técnicos, sino las personas, para justificar de ese modo por qué se detuvo a los cuatro militares que estaban de guardia esa noche y que en modo alguno participaron en el robo.
Varios registros
Las investigaciones de esos hechos llegaron a un momento clave el lunes con las primeras detenciones, cinco a la salida de la propia prisión de Cáceres, y ayer continuó el trabajo policial.
Vecinos de Cañada-Moreras, una de las barriadas pacenses en las que actuó la Guardia Civil, aseguran que a primera hora de la mañana de ayer fue detenido un matrimonio cuando se dirigían a esta barriada. Al parecer, procedían de una finca en la que los investigadores buscan las armas sustraídas.
Los agentes también tratan de localizar dinero, equipos de comunicación, ropas, calzado y terminales telefónicos e informáticos que pudieran tener alguna relación con los robos o aportar datos fundamentales para una investigación que aún no está cerrada.