Mombeltrán - Avila

Este es un pueblo no de noticias ni comunicados, ni siquiera de reuniones políticas. No, este es un pueblo de susurros poniendo la mano de vocero, de risas falsas, nocturnidad y alevosía. Un pueblo de puñalada trapera (afortunadamente sin navajas), traiciones y deslealtades.
Ante la inminente cita electoral de mayo hay varias preguntas en el ambiente:

1-- ¿Será otra vez Juli el candidato del PP?
2-- ¿Se presentará Paquito otra vez?
3-- ¿Habrá lista del PSOE?
4-- ¿Volverá a intentarlo Marcelo con Ciudadanos?
5-- ¿Será capaz VOX de formar una candidatura?

Mucho arroz para tan poco pollo.

Ya veremos cómo se desarrollan los acontecimientos.
El espectáculo va a comenzar.

Síes: 4
Noes: 1

Estamos en pre-campaña!
Lluvia de contratos y promesas para otros cuatro años porque 'somos su preocupacion todos los vecinos'.
Las mujeres contratadas solo estan media jornada y son menos obreras, los hombres seis horas y son mas.

¡Viva Paco y su feminismo!

Para cuando empleo de calidad, indefinidos y gente cualificada que verdaderamente produzca,no este limosneo para tener a unos cuantos pillados por sus partes.
Esto ya lo inventó juli y le funcionaba....
Hay que invertir en servicios de limpieza, mecanizarla y elegir a un grupo de trabajadores cualificados, para jardineria y obras con sueldos dignos a tiempo completo y jornada completa y cuando vengan subvenciones emplear a quien haga falta.
Ahorrabamos dinero y habria instalaciones necesarias construidas con mano de obra propia, pero no ganariamos las elecciones.
Dejemos de tirar el dinero.

En España, por lo general, no hay dinero público para nada, pero sí para pesebres electorales y privilegios. Por ejemplo: contratos precarios ah hoc, dietas, gastos de representación, coches oficiales, aviones, viajes, etc.

En definitiva, lo que siempre hay son pocos escrúpulos, una gran hipocresía elevada al cuadrado o al cubo, y mucho, mucho pesebrero con más camuflajes que un camaleón. Todo ello para intentar esconder o disimular el ansia por un denominador común: la ambición por no abandonar (o conseguir) la poltrona política de turno.