Arándanos al perfume de eucalipto. Hoy en día por nuestras ciudades, la gastronomía es considerada un arte, una actividad a la que se dedican muchas personas y muchas más disfrutan de la buena mesa. Cuando en Navelgas, no había más que un restaurante, Casa Vicentón, los vaqueiros cuando bajaban el día de feria, comían allí arroz y "feletes" y se cuentan anécdotas, no se, si realidad o fantasía, de, como alguno, intentó en una boda, comer los langostinos con cuchillo y tenedor. Esto me recuerda, la primera vez que tuve que comerme una naranja en la Escuela-Hogar usando el cuchillo y el tenedor para pelarla, qué sofocos pasé, pero cuánto me sirvieron esas enseñanzas recibidas, más adelante. Cuando voy ahora a Asturias, veo anunciados en todos los restaurantes, suculentos platos y menús, y me acuerdo cuando ir a comer a Campiello era una gran cosa y signo de distinción. Ahora en nuestro Ayuntamiento de Tineo, hasta anuncian una ruta gastronómica por el concejo con exquisiteces propias de duques, condes o marqueses. Yo por mi parte, prefiero irme al monte de las Duernas o de Las Corradas, o de Choureiro y comerme un sandwich de moras y avellanas, o unos "borrachines", disputarle a las ardillas una piña con sus piñones y compartir con las raposas unos arándanos al perfume de eucalipto. |