Casa Rebocho persiste en Sangoñedo El bar tienda, fundado hace medio siglo por Laureano Francos y Amadora Pérez, es el último de los tres chigres que llegó a haber en el pueblo tinetense, venido a menos por el éxodo rural Casa Rebocho es un vestigio del comercio rural tinetense. El último bar tienda de Sangoñedo, un pueblo situado a unos 17 kilómetros de la capital del concejo, donde llegó a vivir casi medio centenar de vecinos y donde, actualmente, apenas quedan trece habitantes. Acumular medio siglo de historia entre sus muros y atender a sus clientes trescientos sesenta y cinco días al año no son razones suficientes para que se perpetúe en el tiempo. Los jóvenes han optado por buscar el porvenir en otros lugares más generosos en oportunidades y con ellos se ha ido cualquier opción de futuro. Laureano Francos y Amadora Pérez ni siquiera tuvieron que abandonar su lugar de nacimiento para labrarse una vida mejor. Hace medio siglo, este matrimonio de agricultores apostó por abrir un comercio mixto en la planta baja de su domicilio. «Mis padres fundaron el bar tienda mucho después de casarse. Combinaban su labor como comerciantes con la labranza», comenta Benjamín Francos, propietario de Casa Rebocho desde hace treinta y cinco años. Cuando Casa Rebocho abrió sus puertas en Sangoñedo había dos chigres más: Casa Mero y Casa Pertierra. Hoy resulta difícil lograr que sobreviva tan sólo uno. «Los pueblos se quedan sin gente. Los mayores se mueren y los jóvenes se van», subrayan el comerciante y su esposa, María Ángels Menéndez. Las cuentas no fallan, es ley de vida. Pura y dura. Hace tres décadas, Benjamín Francos comprendió que la diversificación era la clave de la supervivencia. Por eso comenzó a trabajar como taxista cubriendo el servicio del transporte escolar. Cada día recorré unos 120 kilómetros al volante de su furgón Hyundai. Las carreteras tinetenses son su segundo hogar. «Antes, casi todo eran caminos por los que transitar era casi imposible. Han mejorado mucho, pero aún se podría hacer más», señala, refiriéndose al mal estado de algunos viales, como el que une Gera con Porciles y el que conecta Sangoñedo con Colinas de Abajo. A Benjamín Francos le quedan sólo dos años para jubilarse. ¿Y qué pasará después? «No quedan más opciones porque no hay futuro», lamenta. Sus hijos, Lorena y Diego, han marchado del pueblo. «Él está viviendo en Madrid y ella en Tineo. No quieren trabajar aquí», precisa. Los beneficios y, lo que es peor, la esperanza, son exiguos teniendo en cuenta el esfuerzo derrochado. «Trabajamos trescientos sesenta y cindo días al año o trescientos sesenta y seis, si cae año bisiesto», puntualiza, con cierto sarcasmo Benjamín Francos, quien, a pesar de todo sigue tras su mostrador. «Si la clientela no descansa, nosotros tampoco», concluye. Nombre Casa Rebocho Lugar Sangoñedo (Tineo) Fundador Laureano Francos y Amadora Pérez Año de fundación Hace medio siglo Tipología Comercio mixto y estanco |