Tineo - Asturias

Que no nos toquen el chosco
Sobre la supresión de actos de inauguración de obras para evitar gastos municipales

JOSÉ DE ARANGO
El otro día Rubalcaba, que tiene mando en plaza, le pidió a Gallardón una cerveza en el acto de inauguración de una Comisaría. El Alcalde le dijo al superministro que estamos en crisis -debe siete mil millones de nada- y que no había ni comida ni bebida. Y se marcharon según indicación de don Alfredo.

El mismo día los vecinos de Puentecastro de Tineo, que inauguraban una carretera, se pusieron morados con chosco, chorizo, jamón, tortillas y empanadas, bailando después hasta por la mañana. Y con ellos estaba Marcelino, el alcalde tinetense, que es uno de los mejores -y más jóvenes- regidores del occidente astur.

Entre un caso y otro hay una sustancial diferencia: en las inauguraciones de los pueblos son los vecinos quienes aportan el comercio y el bebercio. Y muchas amas de casa preparan las viandas que luego llevan, en su punto, a la escuela, que es donde se suele celebrar el acto. Esto de las inauguraciones de obras en los pueblos es algo espontáneo, es como un agradecimiento, como una cultura arraigada en el paisaje y en el paisanaje. Que no nos lo toquen. El superministro pedía una cerveza «de gañote». En los pueblos lo que se come y lo que se bebe es aportación propia.

También hay por ahí abajo un alcalde que ha vendido su coche oficial de alta gama y se compró una moto. En Navarra hay ayuntamientos que inauguran obras sin cuchipanda. Es decir, a palo seco. Que se sepa no comenzaron a ahorrar ni en sueldos, ni en asesores, ni en gastos que se dice suntuarios como la moqueta y la decoración de despachos. Todo lo que sea ahorrar está muy bien, pero tal parece que lo que más preocupa es que el loro se quede sin su chocolate. Puede ser un lavado de imagen, pero, en el fondo, nada más. El problema tiene mucha más envergadura. Con tanta prohibición, con tanta ley nueva, con tanta innovación, desde aquí arriba, solamente se pide que no nos toquen el chosco. Es algo tan nuestro que lo defenderemos a capa, espada y duelo al amanece