Morcín - Asturias

Escucho en la radio que se aplaude la decisión del Tribunal Supremo de no tramitar la orden europea de detención contra Puigdemont en Dinamarca (se dice que para no seguir su juego), argumentando que lo que intenta el expresidente de Cataluña es precisamente que lo detengan. Alguien va más allá y añade que cuando Puigdemont viajó a Bruselas ya andaba buscando que lo detuvieran.

Yo veo las cosas de otra forma, lo que sucede es que se le quiere juzgar en España, entre otros, por los delitos de rebelión o sedición y como para que se incurra en esos tipos delictivos es necesario que haya un alzamiento violento y público o que se participe en un alzamiento público y tumultuario, circunstancias que no concurren en la conducta de Puigdemont, pues resulta que, ante el previsible fracaso de la nueva orden de detención, y para no pegar el mismo patinazo que con la anterior, que hubo de ser anulada cuando se vio que no iba a prosperar, se nos dice ahora que no habrá orden europea de detención porque no se quiere beneficiar al huido.

En relación con el asunto me viene a la memoria la fábula de “La Zo ...(no me deja escribirlo correctamente) y las Uvas” de Samaniego, a saber:

Es voz común que a más del mediodía,
en ayunas la Zo... iba cazando;
halla una parra, quédase mirando
de la alta vid el fruto que pendía.

Causábala mil ansias y congojas
no alcanzar a las uvas con la garra,
al mostrar a sus dientes la alta parra
negros racimos entre verdes hojas.

Miró, saltó y anduvo en probaduras,
pero vio el imposible ya de fijo.
Entonces fue cuando la Zo... dijo:
«No las quiero comer. No están maduras».

No por eso te muestres impaciente,
si se te frustra, Fabio, algún intento:
aplica bien el cuento,
y di: No están maduras, frescamente.