Morcín - Asturias

Diez de los señores diputados dieron inesperadamente su voto a la propuesta del PP para la constitución de la Mesa del Congreso, y, según parece, sus señorías se avergüenzan de ello, porque niegan tajantemente haberlo hecho. ¡Lo que hay que oír!, mienten descaradamente, aunque tratándose de la clase política que padecemos una mentira más no nos debe sorprender.
Como los votos no nacen solos, y como esos diez votos no es lógico que se deban a equivocaciones, quienes niegan haberlos depositados en la urna o son rematadamente tontos y votaron lo que no querían votar, o niegan la evidencia con un desparpajo y descaro que para sí quisieran esos que pasan por ser unos redomados mentirosos, los charlatanes de feria.
No acostumbro a creer a ciegas lo que nos dicen nuestros políticos porque, ya se sabe, suelen decirnos lo que les perece que nos gustaría escuchar, pero lo de defender una cosa, votar la contraria, y negar seguidamente la autoría del voto, me parece el colmo de la desfachatez. Vaya para ellos mi más profundo rechazo y desprecio.