¿Qué quieres?, no hay otra cosa. Cuando se plantea alguna observación sobre la idoneidad de una determinada persona para ser candidato a un cargo, quien hace tales observaciones no se suele encontrar con argumentos en defensa de los méritos del referido candidato sino con la respuesta de “¿Qué quieres?, no hay otra cosa”. Tal respuesta es preocupante por una doble razón, en primer lugar porque viene a reconocer que no se encontró la persona adecuada, y en segundo término porque implica que, a pesar de ello, se acepta la propuesta de ese candidato Si no se encontró la persona adecuada para aspirar al cargo, habrá que preguntarse por qué, y valorar si, a pesar de no haber encontrado a alguien que no tenga las tachas que suelen llevar a los electores a negarle el voto, conviene seguir adelante y presentar un cartel que puede conducir al fracaso electoral y, lo que es peor, al ejercicio del cargo con manifiesta incompetencia y lejos de lo que la organización que presenta la candidatura debe defender. ¿No se ha de tener en cuenta que es malo no tener algo, pero que el saldo será todavía peor si lo que se tiene es malo?. |