"Los de fuera, tabaco". Ahora ya casi no se juega a las cartas en los bares y no se puede fumar, pero cuando se jugaba y se fumaba, a los comentarios impertinentes sobre una determinada jugada por parte de los que estaban mirando el desarrollo del juego, se solía contestar “los de fuera, tabaco”, o sea, que los que no estaban jugando podían fumar y, si acaso, ofrecer tabaco a los que jugaban, pero nada de comentarios sobre la partida. Se me ocurre lo anterior pensando en quienes intervienen en la política de los pequeños concejos y no viven en ellos, donde los asuntos que se tratan son, en general, de andar por casa, lo que requiere para entenderlos vivir allí y relacionarse asiduamente con los vecinos para poder conocer, directamente de su boca, sus necesidades, sus problemas, y sus propuestas para solucionarlos. En esos pequeños concejos las actuaciones políticas han de estar muy pegadas a la realidad y esa realidad no es posible verla bien desde lejos y sintiendo las necesidades propias del lugar donde se vive en vez de las que afectan a los vecinos del concejo en el que se ejerce la actividad política. Por poner un ejemplo, diré que quien vive en Oviedo y no se le suele ver en los entierros, en las fiestas, en los chigres, ni caleyando y hablando con los vecinos de los pueblos de Quirós, poco pinta afiliado a un partido político en ese concejo, o siendo candidato para concejal de su Ayuntamiento. Los que intentan hacerse un sitio en un Ayuntamiento que no es el suyo, quizás lo hagan porque no son bien considerados allí donde viven, pues si no fuera por eso no tendrían necesidad de andar buscando donde colocarse fuera del lugar de su residencia. Pero si no valen para representar a sus vecinos, no está bien que se quieran colocar en otro lugar, porque para ser un buen concejal, sobre todo de un concejo pequeño, hay que conocer de cerca y vivir día a día lo que pasa en el concejo, y está claro que esto no se puede hacer si no se vive en él. Se puede justificar que figure algún forastero como relleno en una lista electoral, que tiene que ser completa, ocupando un puesto en el que no tiene prácticamente posibilidades de ser elegido, pero colocar en los primeros puestos de una candidatura a quien no vive ni trabaja en el concejo, aunque sea legal, no es la mejor forma de defender los intereses municipales, porque ese candidato no va a vivir en sus carnes y con la misma intensidad los problemas que afectan a los que de verdad son vecinos del concejo. Pues eso, “los de fuera, tabaco”. |