UPyD LA TERCERA ESPAÑA TIRON DE OREJAS A LOS DOS GRANDES PARTIDOS Copiar enlace 26 de diciembre de 2007 El Rey pronunció en Nochebuena uno de sus más importantes discursos de los últimos años con un mensaje que no era tal vez nuevo pero que sí llamó la atención por su reiteración: la necesidad de la unidad de los partidos frente a los retos que tiene planteados el Estado. «Me parece de especial importancia reclamar a nuestros partidos políticos mayores esfuerzos para alcanzar el necesario consenso en los grandes temas de Estado», afirmó el Monarca. La propia exigencia de esos «mayores esfuerzos» constituye una crítica meridianamente clara al Gobierno y a la oposición, que han mantenido una durísima confrontación a lo largo de toda la legislatura en asuntos de Estado como la reforma de los Estatutos. Las palabras de Don Juan Carlos están en la misma sintonía que las recientes declaraciones de Manuel Marín, presidente del Congreso, que se distanciaba hace pocos días de la permanente hostilidad que han mantenido PSOE y PP en estos cuatro años y aseguraba que «ni a quien gobierna ni a la oposición les preocupa la debilidad de las instituciones». Don Juan Carlos hizo extensiva la necesidad de la unidad a otros tres asuntos: la lucha contra el terrorismo, el respeto al medio ambiente y la política exterior. En cuanto al terrorismo, señaló que es «urgente» e «imperativa» la consecución de «una cultura de la unidad» para «acabar definitivamente» con esta lacra. Si es «urgente» e «imperativo» es porque tampoco PSOE y PP han sido capaces de ponerse de acuerdo en esta legislatura en una política antiterrorista en la que siempre habían aparcado sus diferencias en aras del consenso. Más inesperada -en la medida que se trata de una cuestión más polémica- fue la apelación del Monarca a la unidad para lograr «un desarrollo sostenible», «respetuoso con el medio ambiente y nuestras riquezas naturales». El Rey defendió también la necesidad de una política exterior «ampliamente consensuada», otra de las asignaturas pendientes del Gobierno de Zapatero, tan complaciente con Chávez, Morales y Castro como titubeante al defender nuestros intereses en Europa. No pasó desapercibida tampoco su referencia a «la hermandad» con los pueblos de Latinoamérica y «la admiración» que siente por sus identidades. Unas palabras que hay que interpretar como el deseo de Don Juan Carlos de que su reciente enfrentamiento verbal con el presidente venezolano no tenga consecuencias en las buenas relaciones que existen con casi todos los países del área. PNV, EA y ERC criticaron ayer el discurso con diferentes argumentos, que van desde una diferente valoración al papel de la Constitución hasta el pretendido silencio real sobre «las tensiones territoriales». Pero lo que, sin duda, mortificó más a los nacionalistas fueron esas apelaciones a la unidad de los partidos en torno al proyecto de España, una idea en la que evidentemente no creen. El Rey, sin embargo, protagonizó una intervención valiente, acertando a expresar lo que piensan una gran mayoría de ciudadanos. PSOE y PP deberían tomar en serio sus palabras y empezar a remar en la misma dirección en esos temas que deberían estar por encima de los intereses partidistas y que afectan a la estabilidad y el buen funcionamiento del Estado.
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