Góngora y Quevedo ¡Que se nos va la Pascua, mozas, Que se nos va la Pascua! Mozuelas las de mi barrio, Loquillas y confiadas, Mirad no os engañe el tiempo, La edad y la confianza. No os dejéis lisonjear De la juventud lozana, Porque de caducas flores Teje el tiempo sus guirnaldas. ¡Que se nos va la Pascua, mozas, Que se nos va la Pascua! Vuelan los ligeros años, Y con presurosas alas Nos roban, como harpías, Nuestras sabrosas viandas. La flor de la maravilla Esta verdad nos declara, Porque le hurta la tarde Lo que le dio la mañana. ¡Que se nos va la Pascua, mozas, Que se nos va la Pascua! Mirad que cuando pensáis Que hacen la señal del alba Las campanas de la vida, Es la queda, y os desarman De vuestro color y lustre, De vuestro donaire y gracia, Y quedáis todas perdidas Por mayores de la marca. ¡Que se nos va la Pascua, mozas, Que se nos va la Pascua! Yo sé de una buena vieja Que fue un tiempo rubia y zarca, Y que al presente le cuesta Harto caro el ver su cara, Porque su bruñida frente Y sus mejillas se hallan Más que roquete de obispo Encogidas y arrugadas. ¡Que se nos va la Pascua, mozas, Que se nos va la Pascua! Y sé de otra buena vieja, Que un diente que le quedaba Se lo dejó este otro día Sepultado en unas natas, Y con lágrimas le dice: «Diente mío de mi alma, Yo sé cuándo fuistes perla, Aunque ahora no sois caña.» ¡Que se nos va la Pascua, mozas, Que se nos va la Pascua! Por eso, mozuelas locas, Antes que la edad avara El rubio cabello de oro Convierta en luciente plata, Quered cuando sois queridas, Amad cuando sois amadas, Mirad, bobas, que detrás Se pinta la ocasión calva. ¡Que se nos va la Pascua, mozas, Que se nos va la Pascua! Luis de Góngora y Argote. ***** Burla de la vida La vida empieza entre lágrimas y caca, luego viene la mu, con mama y coco, síguense las viruelas, baba y moco, y luego llega el trompo y la matraca. En creciendo, la amiga y la sonsaca; en ella embiste el apetito loco; en subiendo a mancebo, todo es poco, y después la intención peca en bellaca. Llega a ser hombre, y todo lo trabuca; soltero sigue toda perendeca; casado se convierte en mala cuca. Viejo encanece, arrúgase y se seca; llega la muerte, y todo lo bazuca, y lo que deja paga, y lo que peca. caca. Francisco de Quevedo y Villegas. **** Don Dinero Poderoso caballero es don Dinero. Madre, yo al oro me humillo, él es mi amante y mi amado, pues de puro enamorado de continuo anda amarillo; que pues, doblón o sencillo, hace todo cuanto quiero, poderoso caballero es don Dinero. Nace en las Indias honrado donde el mundo le acompaña; viene a morir en España y es en Génova enterrado; y pues quien le trae al lado es hermoso aunque sea fiero, poderoso caballero es don Dinero. Es galán y es como un oro; tiene quebrado el color, persona de gran valor, tan cristiano como moro; pues que da y quita el decoro y quebranta cualquier fuero, poderoso caballero es don Dinero. Son sus padres principales, y es de noble descendiente, porque en las venas de oriente todas las sangres son reales; y pues es quien hace iguales al duque y al ganadero, poderoso caballero es don Dinero. Mas ¿a quién no maravilla ver en su gloria sin tasa que es lo menos de su casa doña Blanca de Castilla? Pero pues da al bajo silla, y al cobarde hace guerrero, poderoso caballero es don Dinero. Sus escudos de armas nobles son siempre tan principales, que sin sus escudos reales no hay escudos de armas dobles; y pues a los mismos robles da codicia su minero, poderoso caballero es don Dinero. Por importar en los tratos y dar tan buenos consejos, en las casas de los viejos gatos le guardan de gatos; y pues él rompe recatos y ablanda al jüez más severo, poderoso caballero es don Dinero. Y es tanta su majestad, aunque son sus duelos hartos, que con haberle hecho cuartos, no pierde su autoridad; pero, pues da calidad al noble y al pordiosero, poderoso caballero es don Dinero. Nunca vi damas ingratas a su gusto y afición, que a las caras de un doblón hacen sus caras baratas; y pues hace las bravatas desde una bolsa de cuero, poderoso caballero es don Dinero. Más valen en cualquier tierra mirad si es harto sagaz, sus escudos en la paz, que rodelas en la guerra; y pues al pobre le entierra y hace propio al forastero, poderoso caballero es don Dinero. F. de Quevedo
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