Boquerizu - Asturias

Por primera vez en mi vida tengo dudas sobre si el presidente de un país, en este caso España, se comporta solamente en función de sus intereses particulares en vez de los generales. A pesar de buscar argumentos para cambiar de opinión, a medida que pasa el tiempo, mi temor crece. Siempre tuve la convicción, y la mantengo, de que tanto Suárez, Calvo Sotelo, González y Aznar en el Gobierno , con sus aciertos y errores, creían en su misión, se esforzaban en cumplir con su deber y trabajaban por España . Practicaban, aunque suene a antiguo o cursi, el patriotismo.

Con Zapatero, la sensación que se percibe es otra. Aunque su fama sea la de gobernar con criterios excesivamente ideologizados, en los últimos meses ha demostrado precisamente lo contrario. De un día para otro cambia de principios, sin rubor ni explicación. Sobran ejemplos. En la negociación con ETA, el Estatuto de Cataluña, las retribuciones a los funcionarios, las pensiones o los impuestos hace y dice lo contrario que medio año antes. Y ahora también en la reforma laboral.

Una vez más vuelve a repetir que no se recortarán los derechos de los trabajadores cuando lo que aprobará el Gobierno es precisamente eso, abaratar y facilitar el despido, modificar la negociación colectiva y restar poder a sindicatos y comités. Seguramente, dada la situación a la que él mismo nos condujo, no hay otra salida pero al menos que lo reconozca. Se cabrea si Llamazares le acusa de abandonar las políticas de izquierda. ¿Qué es sino hacer lo que le mandan los gobiernos europeos de derechas y plegarse a organismos que son la esencia del capitalismo? Como tal comportamiento no es fácil de entender, se me ocurren dos motivos: que esté aquejado del mal del narcisismo, el egoísmo y la hipocresía -no se puede defender una idea y la contraria con dos meses de diferencia-, o bien que responda a un mecanismo de defensa, consciente de sus limitaciones.

Dado que Rajoy no se atreve a forzar el adelanto electoral, ZP debería plantearse un cambio de Gobierno este verano, con Blanco de hombre fuerte, o bien tirar la toalla y dejar a González formar una gestora recuperando a Solana y Almunia, junto a alguno más de la vieja guardia, y así ir tirando durante los dos años que restan de esta dramática legislatura.

Al menos se volvería a coger crédito y respeto en Europa,pero ZP,no dimite.