Boquerizu - Asturias

Bueno, hombre. Tampoco hay que decir las cosas exactamente como se piensan. No hay ninguna necesidad. Dónde estaríamos. Oye, mira, que te voy a ser sincero... ¿Sincero por qué? ¿Qué te he hecho? No sé si me estoy explicando. El amor sin corresponder, que es, alimento de imbéciles, todo lo que tienen los que aman sin que les correspondan, como la propia frase indica, así que es, primero y antes que nada, una vaina importante, por no deslizar un taco gordo. Tampoco hay que decir las cosas exactamente como se piensan, y todo eso, no voy a insistir. El amor sin corresponder es una vaina. A partir de ahí podemos entrar en discusiones sobre su estupidez, sobre sus cualidades nutritivas o sobre el desperdicio que supone, en fin, amar sin ser amado, que es un concepto, expresado así, con un montón de rimas fáciles y despiadadas, mucho más despiadadas que la frase del principio, el amor sin corresponder es alimento de imbéciles, que llevamos un rato acordando que lo es bastante, Despiadada. Por ejemplo, la copla popular que se recitaba por Buenos Aires: "Amar sin ser amado / es un placer tan nulo / como limpiarse el culo / antes de haber cagado". Amor y escatología. El amor sacado del soneto. El amor puesto en su sitio, a lo mejor. Pero yo qué sé. Es un poco lo que dice Paul Auster, el escritor norteamericano, que hacen los niños con los aires de grandeza de un literato. Cuando nació su hijo Charlie Simic, cuenta Auster en una vieja entrevista, un amigo suyo le escribió una carta de enhorabuena en la que se leía: "Los niños son maravillosos. Si yo no tuviera hijos, iría por ahí creyéndome Rimbaud". Pues con el amor igual: si no existieran las coplas populares (amar sin ser amado es un placer tan nulo, etcétera), lo mismo se creía uno que el amor es el de las canciones, el de los concursos de televisión o el del último verso del soneto de Lope (quien lo probó lo sabe, y todo por ahí, qué voy a contar). Y no es nada seguro.

¡Qué razón tienes!Siempre los enamorados,somos los últimos en
darnos cuenta.