EL AUTONOMO BUENOS DIAS EL AUTONOMO no puede ponerse malo, no se deprime. No tiene vacaciones pagadas, es más, casi no tiene vacaciones. No se manifiesta, no va a la huelga, no juega al dominó, no tiene días de asuntos propios. Trabaja 8 horas para cubrir gastos y a partir de ahí otras pocas para ganar algo. TÉCNICOS, BURÓCRATAS Y POLÍTICOS. En todas las profesiones hay distintos grados de cualificación, calidad y eficacia. Hay una mayoría de profesionales mediocres, unos pocos buenos, unos poquísimos excelentes, y un porcentaje nada desdeñable de abiertamente malos. Buena parte de estos últimos podemos encontrarlos en las administraciones, campando a sus anchas y haciendo ley de su necedad. El técnico o burócrata suele tener un conjunto de defectos y males endémicos derivados de su escasa cualificación, que unida a la falta de materia gris genera individuos torpes, lentos y malintencionados. La posesión vitalicia del puesto de trabajo, propia del funcionario, genera aún más atontamiento y lo que es peor, gandulismo crónico. Más papistas que el papa, hacen una defensa a ultranza de la norma, cuando la realidad es que son unos vagos que evitan todo resquicio que les haga trabajar, salvo cuando reciben órdenes desde arriba, obviamente. Las resultas de todo esto se cifran en una inversión alarmante de toda lógica; los que debieran estar trabajando para hacer lo que la sociedad les tiene encomendado generan a veces irresolubles. La relación con los cargos políticos de su administración no suele tener medias tintas. Si sus puestos no peligran o el cargo político no es importante, se hacen sus santas voluntades y se ríen, si hace falta, en la cara del político. Si este último es ya de altura o tiene poder para defenestrarlos, se tornan estómagos agradecidos y pelotas reptantes. Por lo general, muchos funcionarios son, a un tiempo, serviles con el de arriba y despóticos con todos los demás. Si escasa o nula es la cualificación de algunos técnicos, la del político si cabe, menor aún; esto es, de saldo negativo. Cuando un necio asesora a un ignorante supino y este lo escucha como a un sabio y firma a ojos cerrados los informes que le escribe el primero, tenemos todas las papeletas del colapso. LOS FUNCIONARIOS no tendrían que ser intocables. Tendrían que sometidos a un control para el cumpliendo de su trabajo. ¿Por qué no cobran por rendimiento? ¿Por qué no cumplen unos objetivos mínimos? ¿Por que va a la calle el que no cumple y genera problemas o insatisfacción a los ciudadanos? ¿Por qué no son valoradas por las personas atendidas para sacar conclusiones? Los médicos por los pacientes, los profesores por los alumnos, los del papeleo por los afectados… los policías, jueces, inspectores, técnicos, encargados, peones… por quien corresponda. Cuando te atienden las compañías de informática graban la conversación y te hacen unas preguntas para que valores el nivel de satisfacción. Mi experiencia es muy positiva las empresas que me han hecho las miniencuestas. Un sistema eficaz para ver el grado de satisfacción de los ciudadanos atendidos es fundamental para analizar la validez del funcionario. La falta de profesionalidad en gran parte de los cargos públicos y el funcionariado son un cáncer para la sociedad. No nos merecemos a los gestores torpes e ineficaces de cocido vitalicio. Mi respeto para los buenos gestores y funcionarios por ser capaces de hacer bien su trabajo a pesar del sistema. Mi admiración a los autónomos por soportar el peso económico del País. SALUDOS Y VIVA FINES |