Redován - Alicante

Ni que decir tenemos, porque eso se sabe, que la ocupación de tierras y asaltos a recintos privados es ilegal, y como tal práctica tiene que pasar por el aro de la justicia, aunque a veces, el diámetro de ese aro ensanche según qué, o quién, tenga que transitar por el mismo. No obstante conviene no perder la fe en la objetividad del hecho legal porque, en última instancia, y nunca mejor dicho, es lo único que nos queda. Vienen a cuento estas cavilaciones a raíz del fallo del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía por el que se condena a Juan M. Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda y otros dos “agitadores” más, a siete meses de prisión por la ocupación de una finca propiedad del Estado. A esta sentencia cabe recurso, y eso es lo que van a hacer los inculpados porque están en su derecho. Pero al margen de las cuestiones procesales, hay otras cosas, de este y otros casos, en los que el concepto de justicia se debate más en la calle que en los juzgados. Y ni que decir tiene, que esta idea de justicia no se ha estudiado en doctos libros de texto. Es simplemente lo que en un momento dado podemos considerar justo. La frase de Emiliano Zapata “la tierra para el que la trabaja” cobra en este asunto una vigencia social y política propia de épocas pretéritas y en nada parecidas con la actualidad, a pesar de todo. Esa consigna, de carácter subversivo hace un siglo fue, en general, el hilo conductor de los movimientos revolucionarios de entonces, y hubiera sido una realidad, si los regímenes a que dieron lugar esas revoluciones no acabaran siendo tan nefastos en su desarrollo político y económico. No obstante el sentido comunista de esa expresión, lo cierto es que aún, en pleno siglo XXI, hay demasiada tierra yerma y demasiada gente pasando necesidad y hambre. Justo la misma tesitura sociológica, salvando las distancias, mentalidades y comportamientos, que había en el origen de aquellos levantamientos populares. Y si ese estado de cosas regresa en el tiempo; ¿por qué no habilitar los mecanismos legales suficientes para que quien quiera volver a cultivar la tierra (como está ocurriendo ahora con cierta frecuencia) o seguir laborándola por cuenta propia pueda hacerlo, en arriendo, con aquellas propiedades públicas o privadas y probar suerte en este capitalismo competitivo? Se trataría, poco más o menos, que de hacer una reforma agraria actualizada a los tiempos que respetara, por supuesto, los principios de propiedad y empresa privada. Tal vez se consiguiera bajar el paro entre la población relacionada con el sector y quienes quieran subirse de primeras al carro y la mula. Indulto para Gordillo y los demás YA.

Amigo Tramon,te das cuenta por que no vale la pena opinar en el foro,haces un comentario de tres pares de cooones,y ni pto caso.

Mandalos a todos a la mierda,copon.

Pa tres pares de coones el metro cuadrao de colegio,quince años tiene la niña bonita.

Tramon,y los foreros sin comentar tu ladrillo.

Quejate,me caguen en la Mar.

Me voy del foro c.pon.

Esa iniciativa ya se lleva a cabo en algunos municipios, hace poco vi un programa televisivo acerca de tal iniciativa.En aquel caso se trataba de terrenos públicos del propio municipio, pero no recuerdo si era parte de un programa de empleo sin coste alguno para el albañil reconvertido en agricultor o era un arrendamiento simbólico, el caso es que si recuerdo que estaba dedicado al cultivo del pimiento italiano.
Sería digna de tenerse en cuenta, en esta parte con buenas tierras, La Vega Baja. De lo bueno siempre hay que aprender.

Enhorabuena, da gusto leer un post así, Tramontano.