CULPABLES Culpables por pretender tener una formación que nuestros padres ni siquiera podían soñar. Culpables por pretender conseguir un trabajo que nos gustara y donde nos sintiéramos útiles. Culpables por pretender tener un sueldo al final de mes. Culpables por indignarnos cuando vemos que a las grandes fortunas no se les toca un pelo. Culpables por pretender que nuestros hijos tengan una buena educación en Escuelas Públicas. Culpables por haber dicho en más de una ocasión que «teníamos la mejor Sanidad Pública del mundo». Hasta el Rey se opera en ella. Culpables por pensar que podíamos construir una Sociedad más justa para nuestros hijos. Culpables por ofendernos cuando vemos a los propietarios de grandes fortunas y grandes patrimonios partirse de risa con lo que está pasando. Culpables por pretender tener dos pagas extraordinarias al año, tiempo libre y hasta vacaciones. Culpables por pensar que no es justo que el veinte por ciento de la población mundial tenga el ochenta por ciento de la riqueza. Culpables por pensar que son los parados, los trabajadores, los pensionistas, los inmigrantes y los funcionarios quienes están pagando esta crisis que han provocado otros. Culpables por pensar que, a quienes han provocado esta crisis se les hace ministros o consejeros de algún banco o alguna multinacional, que cuando tienen beneficios se los llevan a casa y cuando los hunden lo pagamos entre todos. Culpables por pensar que los hijos de obreros vestidos de policía reprimen a palos a obreros vestidos de mineros, o a mujeres y hombres vestidos de 15 M. Un multimillonario mejicano decía hace unos años que la lucha de clases todavía existe, y la iban ganando. Un buen amigo mío, hijo de obrero y funcionario (culpable dos veces) me dice que la lucha de clases existe, y la hemos perdido por completo. PACO ALFARO GARCÍA |