El Piñero - Zamora

Historia lamentable pero cierta

EL PIÑERO (ZAMORA), 20 DE SEPTIEMBRE DE 1936

Recordamos hoy a los diez vecinos de El Piñero que el 20 de septiembre de 1936 fueron asesinados en una operación de “limpieza” ordenada por las autoridades militares de la provincia. El desencadenante de la matanza fue la muerte de Pedro García Olivares, joven falangista de la localidad, la medianoche anterior, por un disparo de postas en un oscuro incidente que la versión oficial presentó como un atentado perpetrado por elementos izquierdistas de la localidad -“asesinado vilmente por las hordas marxistas”, según la esquela publicada en el Heraldo de Zamora del 17 de septiembre de 1937- pero que otras fuentes atribuyen a “fuego amigo” falangista e incluso, según testimonio recogido por el investigador local Manuel González Hernández, a un asesinato a sangre fría perpetrado por el responsable de la operación, el delegado gubernativo Martín Mariscal, sargento de milicias de Falange.

Independientemente de las circunstancias de la muerte de García Olivares, el desarrollo de la operación es similar al de tantas otras llevadas a cabo en la provincia de Zamora durante el verano y el otoño de 1936. Durante diecinueve horas, Mariscal y sus camaradas sembraron el terror en El Piñero. Los vecinos del pueblo relacionados con la Sociedad de Trabajadores de la Tierra (acta fundacional de 1932 en la foto) fueron trasladados al Ayuntamiento (en la foto), donde se les torturó.

Una primera tanda de detenidos fue trasladada por la carretera de Bermillo hasta el paraje de El Barranco, en término de Tardobispo, donde fueron ejecutados con disparos en la cabeza. Se trata de Ventura Hernández García, jornalero de 33 años; Miguel Rojo Morán, agricultor y herrero de 32; Modesto Herrero Rodríguez, agricultor de 31 años; y Jerónimo Casaseca Martín, agricultor de 30. Sus cadáveres quedaron abandonados en el lugar del asesinato, y tres días más tardes serían enterrados en el cementerio de Tardobispo.

Otros cinco detenidos fueron trasladados por la carretera de Fuentesaúco hasta el pago de El Verdugal, un kilómetro del pueblo. Los asesinados en este paraje fueron José Casaseca Moralejo (padre del citado Jerónimo), agricultor de 57 años; Alfonso Pérez Hernández, agricultor de 29; Máximo Álvarez García, agricultor de 51; Pedro Hernández Álvarez, jornalero de 37; y Urbano Toribio Calvo, jornalero de 48 años, padre de cuatro hijos (uno de ellos, combatiente en el ejército franquista). Sus cadáveres fueron trasladados al cementerio de El Piñero, donde fueron enterrados en dos fosas cuya ubicación exacta fue indicada en sus diligencias por el juez municipal Mariano Cruz (en la foto).

Un último detenido, Gregorio Rodríguez García, agricultor de 39 años y uno de los fundadores de la Sociedad de Trabajadores de la Tierra, falleció el día 25 a consecuencia de las torturas sufridas en el calabozo del ayuntamiento.

Como epílogo de esta historia, el 19 de noviembre de 2013 el Ayuntamiento de El Piñero accedió a la solicitud de María Candelas Toribio San Gabriel de señalizar y mantener el lugar de enterramiento de su abuelo, Urbano Toribio Calvo, inhumado en su día junto a Pedro Hernández Álvarez.

Los datos anteriores proceden de la investigación inédita de Manuel González Hernández, de la tesis de Cándido Ruiz González y del reportaje “Ya podemos cuidar la tumba de mi abuelo”, en La Opinión de Zamora del 10 de diciembre de 2013, del que proceden las fotografías que ilustran esta entrada.