Villaverde de Medina - Valladolid

desde aquí saludo a mi respetado forero "seed" que a pesar que ya no vuelva a participar (ojala que volviera) en este soporte, siempre le consideraré a pesar de que no supiera interpretar ni entender, desgracidamente, sus agudos y muy certeros comentarios, le reitero mis disculpas, y un saludo
Reconozco que fue un error querer de alguna manera aunarte una causa común

Corrupción y euforia en el PP

EDUARDO ÁLVAREZ
Viernes 12 de junio de 2009.- A los ciudadanos que votan a partidos de derecha les dan igual sus 'pecados' de corrupción cuando depositan la papeleta en la urna. Ésta es una afirmación repetida hasta la saciedad desde algunos sectores y ha cobrado más fuerza todavía después del resultado de las elecciones europeas del pasado domingo.

Como casi todos los enunciados tan categóricos, probablemente éste sea exagerado e incierto. Sin embargo, no cabe duda de que en nuestro país tenemos ya un considerable bagaje democrático que nos permite sacar algunas conclusiones, y una de ellas es que la corrupción no es la lacra que más coste electoral tiene para las formaciones de centroderecha . (Seguro que Carlos Fabra lo suscribe.)

Por desgracia, la corrupción es un daño insoportable que se causa tanto en regímenes democráticos como en dictatoriales, con la diferencia notable de que en los primeros nos solemos acabar enterando, gracias al papel insustituible de los medios de comunicación -por lo menos en esto, creo que hay consenso en que los periodistas servimos para algo-. Y la corrupción afecta por igual al centro, a la derecha y a la izquierda.

Pocos dudan de que a Felipe González no le tumbaron en las urnas ni el paro, ni los Gal ni la conflictividad social y laboral que afectó a nuestro país a principios de los 90. Aunque todo ello influyera, claro, en no pocos votantes socialistas, al final lo que le dio la puntilla fueron los casos de corrupción que envolvieron de manera insufrible al PSOE en aquella época.

Tampoco los nacionalistas pueden enarbolar la bandera de la pulcritud inmaculada, porque casos en el PNV, CiU o Coalición Canaria, por sólo citar algunas formaciones con representación parlamentaria, ensucian muchas portadas a disposición del que quiera desempolvarlas de la hemeroteca. Por lo tanto, en España sabemos muy bien que la corrupción no entiende de colores ideológicos.

Pero la pelota la tiene ahora el PP en el tejado . Y, más allá de las filtraciones interesadas o de las posibles irregularidades en la instrucción, de lo que no cabe duda es de que 'el caso Gürtel' salpica a demasiados dirigentes del partido, y si Génova no realiza un pronto cambio de rumbo, le puede estallar como una bomba de relojería a Mariano Rajoy.

Por más que las encuestas demuestren desde hace meses que nadie entiende cómo Luis Bárcenas sigue a estas horas siendo el tesorero del PP, Rajoy da la callada por respuesta, y no sólo le defiende a capa y espada, sino que le mantiene en un cargo tan sensible que puede acabar enlodando a todo el partido si las cosas van demasiado lejos.

Los populares están eufóricos tras el resultado de las europeas . Ésta es su semana de gloria, después de muchos meses -incluso años- de calvario, y, claro, no quieren mudar las sonrisas que llevan dibujadas en las caras tomando decisiones difíciles y delicadas.

Pero, salvo que el PP quiera morir de éxito, y el espejismo europeo haya nublado la vista a sus dirigentes para el resto de legislatura , más valdría que empezaran a tomarse en serio lo que ha pasado en Madrid y Valencia, que investiguen hasta dónde llega la podredumbre de la 'Gürtel' y que depuren responsabilidades de una vez.

Si creen que, porque fuera precisamente en estas comunidades donde los votantes más calor y apoyo les volvieron a dar el domingo, ya tienen la absolución a todos los pecados de corrupción que hayan podido cometer miembros del PP, es que confunden el culo con las témporas. O, lo que es lo mismo, que ellos también se han creído lo de que a los votantes de derecha les da exactamente igual la corrupción.Y eso sí que sería tan triste como peligroso.