Cambrils - Tarragona

Predicador incansable, monje y obispo, San Ludgero es uno de tantos ejemplos de constancia y dedicación en la propagación de la fe. Nació en Friseland, pero desde muy niño se educó con San Gregorio en Utrech, donde aprendió los pormenores de la vida monástica.

Después de un viaje de estudios a Inglaterra, volvió a casa para recibir la ordenación sacerdotal. Se dedicó desde entonces a predicar en Friseland, anunciando el Evangelio a los que nunca lo habían escuchado y fundando iglesias y monasterios.

Llevaba Ludgero años con esta empresa cuando los sajones invadieron el país, trayendo consigo su religión y sus costumbres paganas. Nuestro santo huyó a Roma, dispuesto a pedirle consejo al Santo Padre. Se retiró después al monasterio de Montecassino, donde llevó el hábito y acató la regla, aunque no pronunció los votos propios de los benedictinos.

En el año 802 Ledgero fue ordenado obispo. Incorporó a su diócesis los cinco cantones de Friseland que había convertido, fundó importantes monasterios y continuó con sus labores de predicador. Nuestro santo era un gran conocedor de las Sagradas Escrituras, y cada día dedicaba unas horas a leer algunos pasajes a sus discípulos.

Todo su dinero y el del obispado era dedicado a la caridad y al socorro de los necesitados. La enfermedad le atacó un día por sorpresa, pero nuestro santo no permitió que esto interfiriera con sus múltiples labores. Murió a la noche siguiente.