Pilas - Sevilla

Ni siquiera la boda cuasi imperial de Londres ha servido para paliar el efecto demoledor de la Encuesta de Población Activa (EPA). Ha rozado, esquivándolo por muy poco, el colapso del número redondo de cinco millones de parado y ha tenido la amabilidad de detener el contador en 4.910 200 desempleados.

El Gobierno, a través de su vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba, ha tenido la atención de afirmar que lo peor ha pasado y que dentro de poco se empezará a crear empleo: es una promesa manida, reiterada e incumplida que no tiene crédito, entre otras cosas, porque es sabido que sin un crecimiento por encima del dos y medio por cien de la economía, no se generan empleos netos. El turismo, en época estival, puede proporcionar un espejismo, apoyado este año en los conflictos del norte de África y en el atentado de Marrakech: flor de un día. Ha pasado el tiempo en que la conjunción de devaluar la moneda, lanza la construcción y el ingreso de fondos estructurales y de cohesión de la Unión Europea nos permitía superar la crisis. Ahora tenemos que producir y exportar por calidad y precio: no hay indicios en el horizonte y no porque a mi me guste ser aguafiestas.

2012 se configura como el año que viviremos peligrosamente, porque la estabilidad que proporciona la economía sumergida no será tan fácil que se configure en empleos declarados, aunque se prometa amnistía laboral a los empresarios que pongan al descubierto los trabajadores ocultos. Y aunque se amenace con las penas del purgatorio a quien no declare los trabajadores a la seguridad social.

El colchón de la familia, como soporte de muchas situaciones dramáticas es inelástico y tiene un punto de ruptura. Y que cuatro comunidades superen el cincuenta por ciento de paro juvenil, no es sólo un dramatismo para el presente, sino una tragedia para el futuro. Píensese en el contrasentido de una reforma de pensiones que alarga la vida laboral hasta los 67 años, cuando los jóvenes no encuentran trabajo y la tendencia es mandar a casa a muchos trabajadores cuadno apenas cumplen los 55 años: ¡de locos¡

Al mismo tiempo que la EPA hemos conocido la encuesta del CIS que vuelve a situar la distancia electoral entre el PP y el PSOE en los diez puntos, dando por amortizada la retirada de José Luis Rodríguez Zapatero y la exaltación de Alfredo Pérez Rubalcaba. Los que tenían la esperanza de una radicalización del PP como factor de recuperación socialista no verán cumplidos sus sueños. Y quedan pocos balones de oxigeno que sean un catalizador de las esperanzas socialistas en una recuperación económica.

Los discursos del PSOE están tan gastados como el propio partido: si después de bajar el sueldo de los funcionarios, hacer la reforma laboral y ampliar la edad de jubilación, no se crea empleo sino que se destruye, ¿qué queda por hacer para que las empresas se animen a contratar, sobre todo cuando hay anunciadas reducciones de plantillas muy importantes como en PRISA, en Telefónica y en muchas cajas de ahorro en las que su supervivencia y conversión en bancos vendrá acompañada de cierre de oficinas y despido de trabajadores?

Ya no queda nada que privatizar, o casi nada. Los aeropuertos están preparando su privatización y hasta las loterías, algo tan genuinamente español, verán cantar el día 22 de diciembre el premio gordo por unos niños de San Idelfonso que tendrán que entendérselas con una empresa privada. Si hasta el juego de la lotería cae en manos privadas, el estado socialista no tiene mucho crédito para ofrecer gestión.
Así están las cosas, y así se las estoy contando porque aunque quisiera edulcorarlas, ya no queda azúcar.