Pilas - Sevilla

Si existe algún mandatario extranjero que tenga conocimiento pormenorizado y de primera mano de a qué vergonzosos extremos llegó el Gobierno de Zapatero en sus tejemanejes con la banda terrorista, ése es Hugo Chávez.

No hacía falta que los terroristas del comando Donosti detenidos el pasado miércoles lo confesaran, tal y como han hecho este lunes ante el juez Ismael Moreno, para saber que Venezuela, desde hace años y con el beneplácito del régimen chavista, se ha convertido para los etarras tanto en un balneario como en un campo de entrenamiento y de asesoramiento de organizaciones terroristas amigas como las FARC. La policía española y los medios de comunicación lo sabían desde hace mucho tiempo, tanto por documentación intervenida a ETA en Francia, como por el disco duro del ordenador del jefe de las FARC Raúl Reyes, como por testimonios recogidos en Bogotá por agentes españoles a ex narcoterroristas como fueron entrenados en armas y explosivos por miembros de la ETA en la selva venezolana.

A eso hay que sumar las públicas y reiteradas negativas del Gobierno de Chávez a extraditar a etarras, como el "Fanecas" que fue detenido en marzo en Francia, o Arturo Cubillas, etarra al que Chávez han concedido no sólo la nacionalidad venezolana sino también un alto puesto en su administración.

Pese a ello, el Gobierno de Zapatero tuvo la desvergüenza de fingir "sorpresa" cuando el pasado mes de marzo un auto del juez de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, denunció abiertamente la "cooperación" del Gobierno venezolano en la alianza entre ETA y las FARC, y reveló cómo militares venezolanos escoltaron en 2007 a etarras que iban a impartir "cursillos" a los terroristas colombianos. Ahora ni eso. Ahora el Gobierno de Zapatero ni siquiera ha comentado la noticia. Simplemente calla y hace, más que nunca, el avestruz ante la alianza del gorila rojo y la serpiente etarra.

A algunos no les sorprenderá este mutismo, tratándose de un Gobierno que ha hecho de la debilidad y la cesión la seña de identidad de su política exterior y que por no irritar, por ejemplo, a Marruecos califica de "inoportuna" hasta la visita de un dirigente español a un territorio español como Ceuta o Melilla. Pero es que, en este caso, se da además la circunstancia de que se trata de un Gobierno que, con la excusa de la "paz", ha llevado a cabo un proceso de colaboración con ETA, a la que además de prometerle públicamente que "todo tendrá cabida, tenga el alcance que tenga", le ha brindado capítulos tan bochornosos como el del chivatazo policial a su aparato de extorsión.

A este respecto, no tengan ustedes dudas de que si hay un mandatario extranjero que tenga conocimiento pormenorizado y de primera mano de a qué vergonzosos extremos llegó el Gobierno de Zapatero en sus tejemanejes con la banda terrorista, ése es Hugo Chávez. El traslado constante de miembros de ETA desde México y Francia a Venezuela, detectado en los últimos años por los servicios de inteligencia, ha podido facilitar al caudillo venezolano un enorme caudal de información; más aun si tenemos en cuenta que el alto cargo de su Gobierno, el etarra Cubillas, era precisamente la persona que, según confesión de los propios terroristas ahora detenidos, les recogió y les dio cobijo durante el tiempo que pasaron en los "cursillos" en Venezuela.

Algunos dirán que esto no es más que una hipótesis por mi parte y, ciertamente, lo es. Pero tiene, sin embargo, todo el fundamento viendo el escandaloso silencio que mantiene el Gobierno español ante unos hechos tan graves y tan acreditados que exigirían, como mínimo, una protesta y una inmediata llamada a consultas de nuestro embajador en Caracas. Sin embargo, Zapatero, aun dado por cierto que no ha vuelto a las andadas en su negociación con ETA, no puede correr el riesgo de que un temperamental y deslenguado dirigente como Chávez diga lo que sepa. Ya no habría posibilidad de lanzarle un "por qué no te callas". Por eso, Zapatero prefiere ser el que calla.

La Guardia Civil conduce al etarra Javier Atristain después de realizar un registro en San Sebastián. EFEUna vez más, las siglas de ETA se unen al Gobierno de Hugo Chávez. No solo en el pasado, sino también para los etarras de última generación, Venezuela es campo de entrenamiento. El nexo se llama Arturo Cubillas, quien compagina sus funciones de alto cargo del Ejecutivo chavista con las de etarra y adiestrador de terroristas. Contra este individuo, procesado desde marzo por el juez Eloy Velasco, está activada por Interpol —con código rojo— una orden de busca y captura internacional, pero amparado en la nacionalidad venezolana Cubillas sigue paseando en libertad por la urbanización Valle Viejo, en Caracas, donde vive desde 1989.
El último dato sobre la utilización del territorio venezolano para entrenamiento de etarras lo aportó ayer el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno en el auto en el que ordenó el ingreso en prisión de los integrantes del «comando Imanol» Javier Atristain Gorosabel y Juan Carlos Besance Zagusti, detenidos la semana pasada por la Guardia Civil. Han sido los propios terroristas los que han revelado que en julio y agosto de 2008, siguiendo instrucciones del entonces cabecilla del «aparato militar» Mikel Kabikoitz Carrera, «Ata», viajaron a Venezuela para «continuar» un cursillo de entrenamiento que habían comenzado en la localidad francesa de Luz Saint Sauver, sobre «métodos de encriptación, desmontaje, limpieza de armas y posiciones de tiro». Ya en el país suramericano entraron en contacto con sus nuevos «preparadores», el funcionario del Gobierno de Chávez y etarra Arturo Cubillas y con José Lorenzo Ayestarán Legorburu, «veterano» pistolero arrestado el pasado 28 de febrero en Francia tras residir durante 26 años en Venezuela.
El curso de entrenamiento, según fuentes de la investigación, constó de una parte teórica y otra práctica. La primera se desarrolló en un paraje que los dos terroristas han situado a unos 170 kilómetros de la costa. Y la segunda tuvo lugar en una zona muy boscosa, donde tenían por vivienda una «borda» (casa de labranza).
En las cuatro semanas que duró el cursillo Javier Atristain y Juan Carlos Besance no estuvieron solos. Como compañeros de los entrenamientos tuvieron a varios venezolanos y chilenos. Estos últimos, mapuches, están integrados en el Movimiento Continental Bolivariano, plataforma afín a Chávez y que colabora con Askapena, la «ong» de ETA que recientemente ha sido golpeada.
Fuentes solventes han precisado a ABC que el cursillo en Venezuela se basó principalmente en el manejo de armas cortas y largas, así como en la prepararación de explosivos y artefactos. Los mismos medios también puntualizaron que Atristain y Basance en ningún momento mencionaron a las FARC, narcoguerrilla que con anterioridad también adiestró, gracias a la mediación del funcionario Cubillas, a otros etarras. Incluso en aquellas fechas ambas organizaciones terroristas llegaron a planearse la posibilidad de unir sus medios para cometer atentados. En el auto en el que se descubren estos vínculos, el juez Eloy Velasco llega hasta a acusar a Venezuela de cooperar en la «ilícita colaboración» de las FARC y ETA.
Una vez terminado el cursillo en territorio venezolano, Atristain, alias «Golfo», y Besance, «Fenómeno», regresaron por separado a España y comenzaron a depender del etarra Ibai Beobide, a quien en noviembre de 2009 facilitaron informaciones detalladas para atentar contra un empresario de Irún que, al parecer, se resistía a la extorsión etarra. Después le entregaron datos sobre miembros de la Ertzaintza, entre ellos un agente de la localidad de Villabona.
El auto del juez Moreno añade que el «comando Imanol» se constituyó en el verano de 2005 en Asteasu (Guipúzcoa) y que su responsable era Liher Rodríguez, arrestado en Francia en julio de 2007. Este órdenó a los miembros del grupo criminal que recopilaran información para cometer secuestros, como el de un empresario de Oñate (Guipúzcoa), que finalmente no llevaron a cabo. También fue fallido un atentado que planearon cometer contra un concejal del PP de la comarca de Gohierri. Según fuentes de la investigación, los etarras pensaban matar al edil popular con una bomba colocada en una alcantarilla.
Además, el juez Moreno acusa a Besance de haber participado en el atentado contra la casa de la Guardia Civil de Santa Pola (Alicante) en el verano de 2002, en el que fueron asesinados Cecilio Gallego, de 57 años, y la niña Silvia Martínez, de seis, hija de un agente de la Benemérita. En concreto, Besance compró un billete de autobús para que los autores directos del atentado, Óscar Celarain y Andoni Otegui, viajaran a Alicante.
Pero esto no es todo. Besance también intervino en julio de 2001 en el atentado que costó la vida al concejal de UPN en Leiza (Navarra) José Javier Múgica, así como con el intento de asesinato en septiembre de 2000 del ex consejero de Justicia y Educación del Gobierno vasco José Ramón Recalde.
La semana pasada Besance y Atristain se reunieron, bajo la mirada discreta y eficaz de la Guardia Civil, para deshacerse del explosivo que ocultaban. Ya están en prisión, pero tanto Chávez como Cháves dicen lo típico de "confesiones bajo tortura y por ello no tienen validez": ¡vaya por Dios, el comodín del público! Menudos sinvergüenzas y asesinos, UNOS Y OTROS.

El Gobierno venezolano de Hugo Chávez ha decidido que la mejor defensa es un buen ataque y, ante las explicaciones requeridas por el ministro de Asuntos Exteriores a Chávez en torno a la instrucción de terroristas de ETA en Venezuela, el mandatario venezolano cuestionó en primera instancia que se dé credibilidad a los testimonios de dos terroristas “sanguinarios”. Pero escasas horas después, su embajador en España, Julián Isaías Rodríguez le daba una vuelta de tuerca al asunto e iba más lejos al cuestionar la labor de las fuerzas de seguridad y la Justicia españolas, esgrimiendo las mismas técnicas que la banda terrorista enseña a los suyos, es decir, acusando de tortura a las fuerzas democráticas del Estado. El sicario de Chávez señalaba sin contemplaciones que su país tiene “serias dudas” de que las declaraciones de los etarras hubieran sido “totalmente voluntarias”.

Y por si no fuera suficiente, matizó que “la supuesta confesión bien pudo ser arrancada irregularmente y, si así fuera, no tendría ningún valor probatorio”. Una argucia y una mera suposición sin prueba alguna que, en cualquier caso, debería suponer una ofensa para cualquier Gobierno democrático con un mínimo de dignidad. Pero la dignidad es un valor que cotiza a la baja en este Gobierno desde hace mucho tiempo. El Gobierno de Zapatero, que dio el plácet a Isaías Rodríguez a sabiendas de su tenebroso pasado, en lugar de amonestar al embajador prefiere hacer oídos sordos y esconder la cabeza bajo tierra dando por buena la falta de explicaciones del Gobierno venezolano.

Porque eso es, y no otra cosa, la vergonzosa actitud de Rubalcaba al señalar que el Gobierno “no sospecha” de la implicación del Gobierno del gorila rojo e insinuar que los terroristas podrían haber estado en aquel país sin su conocimiento. Una gran mentira imposible de creer en uno de los mayores Estados policiales del mundo y una negligencia de la diplomacia española que vuelve a convertir a España en el hazmerreír del mundo.

Zapatero y Rubalcaba saben perfectamente con quien se juegan los cuartos, y si no es así, podían haberlo sabido mediante la lectura del magnífico trabajo que publicó la revista ÉPOCA en julio de 2009. El embajador de Chávez ejemplifica la falta de independencia de los poderes en Venezuela, ya que Rodríguez fue el primer vicepresidente de Chávez, luego fiscal general, ahora embajador y todo apunta a que acabará como magistrado del Tribunal Supremo. Este personaje que se permite frívolamente poner en tela de juicio la actuación de la Guardia Civil y de la Justicia española está acusado de varios asesinatos y numerosas torturas a sus compatriotas. En Venezuela no hay nadie que no tenga un conocido o un familiar que no haya sido víctima de la denegación de justicia, de la persecución o de la ineficacia del ministerio público durante su etapa como fiscal general.

Isaías Rodríguez persiguió, amedrentó y encarceló a ciudadanos inocentes sobre testimonios falsos; torturó a numerosos opositores con los métodos más bárbaros que se han visto en las cárceles de su país y ajustició sin ninguna contemplación violando todos los principios legales y constitucionales de su país sin mover un dedo por impedir o investigar los hechos que estaban sucediendo. Entre la larga lista de acusaciones que pesan sobre él está el asesinato del fiscal Danilo Anderson, numerosas torturas, prevaricación, falsificación de documentos públicos y un largo etcétera. Éste es el angelito que acusa de tortura a la Guardia Civil. Un sicario de la más baja calaña, que se mueve y calumnia a sus anchas con el beneplácito del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero quien, en una actitud vergonzosa y, por desgracia, demasiado frecuente, se humilla con un cómplice e intolerable silencio.

Los etarras residentes en Venezuela, los acogió Chavez por petición expresa del peor presidente de la historia de España (Aznarín).

Fuera PSOE, fuera PP (la misma mierda es).

No es por defender al PP, que me trae al fresco, es que resulta ser un etarra amigo de la república bananera a su vez "amiga" del PSOE de España, y no de España al parecer. Y para colmo el Cubillas este, tiene entre otros cometidos el de comisario político para expropiar las tierras a los propietarios venezolanos que no caigan bien al régimen del gorila rojo; aparte de recepcionar y dotar de medios a los terroristas vascos para que se entrenen sobre cómo matar mejor a nuestros compatriotas, con todo tipo de adiestramientos sobre explosivos, tiros en la nuca y demás armamento cobarde y sanguinario a los que acostumbran a utilizar estos criminales.
Estoy de acuerdo contigo en cuanto a "PSOE y PP la misma mierda es", pero no respecto al peor presidente de España hasta el momento, cuyo dudoso honor se lo otorgo a Zapatero el vendepatrias y rey del paro.