Los Palacios y Villafranca - Sevilla

De la Vega decreta la no crisis

La salida de Corbacho y la inminente de Jiménez presagian que, además de haberla, la crisis va a ser duradera y también se extiende a Cataluña.

REDACCIÓN HO.- En su habitual comparecencia tras el consejo de ministros, Fernández de la Vega ha negado la evidencia con el aplomo que la caracteriza:

“No hay crisis”.

La salida, casi espantada, del ministro de Trabajo rumbo a un puesto en las listas de los socialistas catalanes para que sobreviva con comodidad en los duros tiempos que se avecinan para los socialistas tras la próxima derrota del PSOE, no debe ser considerada como crisis de Gobierno, según De la Vega, sino como “un cambio”.

Ante la perplejidad que ha producido entre los periodistas su peculiar interpretación de la crisis de Gobierno que ha hecho hoy Zapatero, la vicepresidenta se ha limitado a recordar que el gabinete socialista está trabajando al 200 por cien para resolver la crisis, la económica, que al parecer, esta sí existe.

La obligada salida del Gobierno de la ministra de Sanidad si logra vencer a Tomás Gómez en las próximas elecciones primarias de la Comunidad de Madrid, obligará a un nuevo cambio en el Ejecutivo, lo que permite conjeturar que la crisis ha empezado hoy, pero Zapatero es incapaz de cerrarla y tendrá que convivir con ella hasta que Jiménez aclare si es la preferida de sus compañeros madrileños de partido.

En cuanto a Celestino Corbacho, es el último personaje al que deseaban los socialistas catalanes llevar en las listas electorales. Su récord de inutilidad al frente del Ministerio de Trabajo y la escasa labor que ha desarrollado al frente de ese ministerio le convierten en la imagen perfecta de lo que los ciudadanos perciben en el PSOE y en sus franquicias regionales.

Lo más lógico es que Corbacho ocupara el número dos de la lista por Barcelona, tras José Montilla, pero no será así. A pesar de su cargo y de su influencia, el casi ya ex ministro se verá adelantado por la ascendente Laia Bonet, una muchacha que no es mejor ni peor que él, pero pertenece a un sexo distinto, lo que es un privilegio entre "progresistas" y feministas.

Así pues, De la Vega niega la crisis, pero Zapatero se encuentra atrapado en ella y además la ha extendido en el tiempo, aguardando el resultado de las primarias de Madrid, y en la geografía, trasladándola al Partido Socialista en Cataluña.

En la mesa del consejo de ministros queda ya solo un representante de los socialistas catalanes, Carme Chacón, que ya solo se dedica a afilar sus posibilidades sucesorias ante la caída inminente de Zapatero.

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