Tradiciones de villalba A PINAR EL MAYO CANTAMISANO En el momento en el que se confirmaba la fecha en la que un hijo del pueblo iba a cantar misa, es decir, a celebrar su primera misa en el pueblo después de su ordenación sacerdotal, la mocedad se ponía en marcha y planificaba su parte de la fiesta y homenaje al cantamisano. Tres o cuatro domingos antes de la fecha, a la salida de misa, los mozos se reunían y pasado el Puentín hacían dos cuadrillas. Una hacia el norte, camino del Puerto. Otra hacia el sur, camino de Briones luego se dividían en otros pequeños grupos y con la vista puesta en el horizonte, buscaban los dos árboles más altos y gruesos del lugar. Logrado el objetivo se les marcaba y se volvía a verlos si era necesario y una vez elegido, al domingo siguiente, y siempre a la salida de misa, se buscaban dos carros y sus yuntas y se iba por ellos, se les tiraba al suelo, se les quitaban todas las ramas y se les cargaba en los carros para emprender el camino de regreso al pueblo. Esta vez, las mozas acompañaban a los mozos o les esperaban en Regalapisa o al final de las eras del Molino. Allí, se engalanaban las vacas y los carros con ramas, flores y otros ornamentos y todos cantando esta canción Los mozos y mozas de Villalba van a buscar el mayo más alto que ha. Después de cortado al pueblo vendrá, y con nuestras fuerzas se levantará. Beberemos vino y galletas habrá. Bailaremos juntos para celebrar que un hijo del pueblo misa nos dirá. Venid ya las mozas todas a cantar y los mozos todos al árbol pinar. La Virgen María Madre del lugar, le traerá en volandas hasta nuestro altar. Es día de fiesta en este lugar el padre……(se nombraba al cantamisano) lo agradecerá Entraban en el pueblo. Llevando un árbol a la puerta de la iglesia y el otro a la puerta de la casa del cantamisano. Anunciaban y contagiaban con sus cantos y alegrías la buena nueva a todas las gentes. El domingo siguiente y por lo general dos antes del acontecimiento se les pinaba. Siempre a la salida de misa, a veces se hacia algún sábado toda la mocedad se reunía y una vez elegido el sitio. Se comenzaba la tarea. Unos a pelar el árbol de arriba abajo y a ponerle la bandera de España en la cocota. Otros a cavar el hoyo. Otros a proveer de herramientas y útiles necesarios como: palas, picón, sogas, crucetas, puntas y demás instrumentos necesarios. Pinar aquel árbol grande y largo, como él sólo, no era tarea sencilla. Se añadía además lo resbaladizo que estaba al haberle desprendido de su corteza. Poco a poco y de forma coordinada se le iba embocando y se lograba el objetivo. Acabada la tarea de uno, se iba a pinar el otro. Como había mucha mocedad y como previamente se había repartido la faena y ya estaba todo dispuesto para levantarlo, el segundo se tardaba menos. A veces, era difícil desprender las maromas y algún voluntario y buen resguilador tenía que subirse hasta cierta altura para soltar las cuerdas que habían servido de vientos para sujetar el mayo en la tarea del izado. Una vez acabada la faena había vino y galletas, charla, encuentro y diversión. Lucían los mayos, blancos y derechos, como velas al viento de los puntos cardinales del pueblo y el entorno. Con sus banderas ondeando cual veletas y anunciando al pueblo y a los forasteros que Villalba iba a estar, si no lo había estado ya, de fiesta.Porque después de la celebración se dejaba un tiempo el mayo en su lugar. Y si difícil era la tarea de pinarlo la de volverlo a tirar al suelo, no era para menos. Las calles del pueblo estrechas y llenas de cables de luz no facilitaban dichas maniobras. La víspera del cantamisa, se subía a la carretera a esperar que el cantamisano llegase en el coche del "AJA" y allí se le daba la primera bienvenida. Previamente las mozas habían preparado unos arcos adornados con tiras y flores y gran parte del pueblo había subido a esperarle y se acompañaba hasta la iglesia donde el cura y el alcalde lo recibían. Por el Camino Vecinal abajo se le cantaba la siguiente canción. Viva el padre…….. Viva muchos años. La Virgen María le trae de la mano. Le trae de la mano le lleva al altar su primera misa nos celebrará. Al día siguiente, se celebraba el cantamisa, y, nada más acabar la misma, tenía lugar el besamamos. Todo el pueblo pasaba a besar las manos del nuevo sacerdote y recibía en recuerdo una estampita –recordatorio.Se tiraban caramelos, como en las bodas o bautizos hasta su casa y desde el balcón,el cantamisano dirigía unas palabras a los vecinos. Os diré que el trabajo común realizado tenía un premio. Los dos árboles que eran ya propiedad de los mozos y mozas se vendían a la sierra de Sixto o de Macho en Guardo y con aquel dinero y algo más que se ponía se hacían excursiones todos juntos en un día festivo. Por lo general se iba a Asturias o Santander. Es muy probable que la foto de las mozas y mozos que hay colgada en este foro fuese el recuerdo de un día de esos. Yo recuerdo que la última vez que fuimos fue con el cantamisa de Nilo estuvimos en Santander y además de la playa, y paseo en barca por la bahía, visitamos las cuevas de Altamira y Santillana del Mar. Esta vieja costumbre casi seguro que no la volveremos a ver porque ya no hay hijos del pueblo que se ordenen sacerdotes, ni hay mocedad que supiera pinar el árbol. Pero fue una bella tradición en el pueblo y es necesario, que los jóvenes de hoy que aman a Villalba, sepan que existió esta forma de honrar a sus hijos. |