Villalba de Guardo - Palencia

Es el comienzo de un año. Es, como un libro de 365 páginas en blanco que hay que comenzar a llenar. Su primer capítulo, el primer desafío´
De entre los muchos refranes que acompañan a este mes, uno de los más refraneros, yo elijo este: " Quién pasa enero, pasa el año entero"
De todos los meses del año, éste suele ser el más frío, el que más nieve trae, el que más muertes acumula del año.
Para el pueblo, era el mes más relajado, y, aunque no lo aparentase lleno de vida. Externamente, daba la sensación de quietud. Apenas había actividad. Todo dormía. Pocas tareas que hacer: matar el segundo cerdo quién lo tenía, cuidar de los animales para los que había que picar berza, remolacha, nabos; reparar aperos de labranza, ensacar loas últimas patatas que quedaban por vender, picar leña y cepas. Enero era un insaciable devorador de leñeros para la placa y la hornacha . Además, siempre surgían pequeñas cosas o faenas. Pero por lo general era el mes más relajado del año.
El mes de enero, solía traer las mayores nevadas del invierno y la luna llena más clara del año que hacía bueno el dicho " Con la luna de enero te he comparado que no luna más clara en todo el año".
En el pueblo, esa luna era especial, porque el cielo que la acompañaba también lo era. Y si el suelo estaba nevado, parecía pura magia . Esa luz tan clara, brillante. Ese reflejo y ese ambiente. Todo lo hacían posible.
Cae la nieve, mansamente, con pereza. Los grandes copos, juegan a bajar y subir con la suave brisa antes de alfombrar el suelo. El ambiente se llena de silencio, nítido y profundo. Sobrecoge y asombra la claridad con la que llega a nuestro oído cualquier ruido por lejano que suene. Cuando esto ocurre, las gentes del pueblo saben que la nevada será abundante, porque además el cielo se ha vuelto uniformemente plomizo y denso, sin un resquicio en todo el horizonte de luz y la atmósfera , no solo se ha calmado sino que ha templado.
Enero, es también para el pueblo, el mes de la partida en la oscura cantina y en familia, la brisca, es la reina del juego. Es el mes de los cuentos y las historias contadas al amor de la hornacha y transmitidas de padres a hijos y de abuelos a nietos mientras se asa un chorizo al calor de la brasa pinchado en un palo para merendar.
La nieve cubre toda la vida que fluye bajo el tejado frío y blanco del que cuelgan enormes carámbanos, que por aquí también llamamos " chupones"
El cereal sembrado en la sementera otoñal en vez de crecer para arriba se esconde en la profundidad de la tierra buscando calor y para dar más frutos en verano.
Para los niños, las distraccioness favoritas son: "las resnaleras" e imaginar con la nieve formas y figuras. romper el hielo de las charcas, lagunas y río, y, cazar gorriones en los patios y "bocarones" de los pajares.
Para los jóvenes, además de la cantina y reuniones, donde podían, era acudir a los hiladeros, como el de tía María, tío Pedro o tía Nicolasa. Allí, unos intentaban pasar la tarde, otros, cortejan a su moza preferida, otros, "pelan la pava", ayudan a hilar, o se dan a la broma y la risa fácil al que el tiempo invita e intentar agudizar su ingenio para llamar la atención de alguna mujer mientras las horas pasan lentamente.
Cuántos amores salieron de aquellos hiladeros. Cuántas familias nacieron, y cuantas ilusiones y sueños de futuro se hicieron realidad.
La vida pasaba y reía feliz en medio de la espera y la holganza que proporcionaba el mes. Ya habría tiempo de sudar y trabajar, de esfuerzo y sacrificio en días venideros.
Al final del mes se notaba mucha más luz que el día iba robando a la noche, sobre todo, por las tardes y en los días claros, con ausencia de nubes.
Bendito mes de enero a pesar del frío

Gracias Luis por esos recuerdos que algunos aun perduran.

Te diré otro refrán enero y febrero, helo a su madre en el lavadero.

Muchas gracias Santos
Me alegra que te encuentres bien y espero que tu familia también lo esté
Veo que te gustan los refranes.
Si te metes en la página del refranero castellano verás que enero es uno de los meses que más refranes tiene, o, tal vez el que más.
Un saludo