Villanueva de Algaidas - Malaga

¡Jamón¡, sacrílega palabra.
A ti, Jamón, que se han rendido a tus pies, reyes, clérigos, truhanes y villanos.
Tú, que has conquistado el mundo. Tu que has traspasado fronteras, que has roto esquemas. Japoneses, chinos y americanos, pugnan por invitarte a sus mesas.
Ahora es maldito tu nombre. Ofende oírlo. Que no ofende a quien te quiere, que ofende a quien no quiere conocerte.
Los infieles, nosotros, comemos carne impura, la de cerdo. Y el solo nombre de su pata, molesta, ofende y maltrata castos oídos.
Primero fue tu procedencia, ahora tu nombre, mañana será tu aroma.
No hay bar que se precie que no te tenga presidiendo la barra. No hay tapa que te iguale, pero nombre, olor y procedencia, te han hecho maldito.
A quien te difama, a quien ofende tu solo nombre, le pregunto:
Amigo mío,: ¿acaso cuando paseas por las calles de tu ciudad y ves un jamón, perdón por pronunciarlo, tus castos ojos se sienten ofendidos, o es que vas con venda y palo blanco?
¿Acaso cuando pasas y hueles sus aromas, ofenden tu fino olfato, o es que usas tapones en las cavidades nasales para que el pecado en forma de aroma no te invada?
¿Acaso cuando vas y vienes, y oyes la maldita palabra, pronunciada en labios de infieles, tus oídos se escandalizan, o es que usas tapones orejeros?
¿Acaso ciego, mudo sordo y con mascarilla en rostro, paseas?
Que ni entro ni salgo en tu religión, Ni entro ni salgo en tus creencias, pero estas en tierra de jamones. Desde Teruel hasta Huelva, así que creo que tendrás que empezar a denuncia a todo el país, por decir:
¡Jamón! ¡Jamón!