Riego de la Vega - Leon

En estos días preelectorales, donde unos intentan vender lo invendible y otros se dedican a autoinmolarse en vez de centrarse en lo que realmente importa al ciudadano, me he encontrado con una frase del Presidente del Gobierno que me ha hecho retorcerme de asco por la inmundicia que transmite este HIJO DE LA GRAN PU(R)ISIMA.

Mariano Rajoy no ha tenido inconveniente alguno en decir que él «ha sufrido mucho». Eso lo dice el mismo personaje que afirmó en el año 2007 sin vergüenza alguna que él miraba cada final de mes el saldo de su cuenta «porque lo necesito, lo necesito y muchísimo, y además mi mujer también trabaja, y entonces tengo los problemas que tienen todos los ciudadanos», mientras por aquella época recibía sobresueldos de su partido y se subía su propio sueldo un 27% como presidente del Partido Popular. A esto había que añadirle el millón de euros anuales que percibe por ser Registrador de la Propiedad. De ahí que afirme, sin rubor, que él no está en política para ganar dinero. Entonces, ¿por qué mira su cuenta a final de mes sabiendo que las cantidades que cobra son muy superiores a las de un ciudadano medio con un trabajo digno de condiciones y salario? ¿Acaso es una especie de Gollum que tiene que comprobar cada poco el estado de «su tesoro»?


El hecho de que se haya atrevido a decir que él ha sufrido mucho es de una inmundicia supina, sobre todo teniendo en cuenta los datos de su gobierno en referencia a las condiciones de vida de los españoles. Sobre todo porque ha gobernado con la idea de imponer su ideología neoliberal con la coartada de la crisis económica global.



Mariano Rajoy ha destrozado el mercado laboral español en estos años de gobierno, en estos años de desgracia para los trabajadores. Ha convertido un escenario basado en la negociación entre empresarios y sindicatos en un mercado de esclavos donde se aprovecha la situación desesperada de millones de ciudadanos que han sido expulsados del mercado para aplicar salarios que no dan estabilidad a los trabajadores sino todo lo contrario. A esto hay que añadir la precarización del empleo, precarización basada en la temporalidad y en los contratos a tiempo parcial, lo que provoca que las cifras hagan ver que se crea empleo, cuando la realidad es que se está destruyendo trabajo digno para cambiarlo por trabajo esclavo. Un empleo digno da para tres trabajos que rozan la esclavitud, lo que para el PP es que se han creado dos empleos. Por otro lado, la propia seguridad de los trabajadores ha provocado que desde que gobierna Rajoy los accidentes laborales con resultado de muerte hayan aumentado en más de un 30%. Largas jornadas en el tajo, peores condiciones, el chantaje de los patronos y la necesidad extrema hacen que nadie levante la voz, que nadie pare en el tajo porque en la puerta hay millones que están dispuestos a hacerlo por menos dinero.



La situación del mercado de trabajo es la causa principal de que haya un tercio de la población total de España que viva en la pobreza extrema o que esté por debajo de los niveles mínimos de bienestar. Esta gente sí que lo está pasando mal, y no Mariano Rajoy. Las colas en los comedores sociales de las ONG o en los repartos de comida en los Bancos de Alimentos dan la radiografía de lo que está ocurriendo realmente en España. Millones de niños están desnutridos, millones de adultos pasan hambre, pero, ojo, que el que lo pasa mal es Rajoy. Pobriño.



Otra consecuencia de la depauperización de las condiciones laborales y de vida de los españoles la tenemos en los desahucios. Rajoy está vulnerando día sí y día también la Constitución que juró respetar al negar a las víctimas su derecho a la vivienda. Para hacerlo más nauseabundo, miembros de su partido han vendido viviendas sociales a fondos buitres que están desahuciando a mansalva a quienes, por estar en riesgo de exclusión social, tienen derecho a un techo con alquiler social que les permita tener un proyecto de vida. Para Rajoy y su partido la prioridad no es la gente sino las élites económicas. En Madrid se está pagando el egocentrismo y la megalomanía de Gallardón con la infamia de los desahucios tras vender las viviendas de la EMV a empresas privadas con el fin de utilizar ese dinero para pagar la deuda que dejó Gallardón con sus delirios de grandeza.



La pobreza y el hambre llevan a la desesperanza. Pero, por si acaso al pueblo se le ocurriera levantarse, llenar las calles, pedir lo que se les ha robado y que tienen reconocido, ya se ha encargado Rajoy de imponer una Ley que impide que el pueblo proteste, la derogación de facto de los derechos de reunión, manifestación y expresión. Por otro lado, han vuelto a criminalizar a los sindicatos por ejercer su derecho a la huelga, un derecho constitucional que no es delito, por más que se intente hacerlo desde los órganos de propaganda de la derecha.



Ante todo este panorama, ¿por qué sufre Rajoy? ¿Por qué lo pasa mal? ¿Tiene mala conciencia porque sabe que mintió a los españoles y que es un presidente ilegítimo? ¿Sufre por los que pasan hambre? ¿Por los que no tienen trabajo? ¿Por los asesinatos machistas? No, Rajoy está sufriendo porque no le invitaron a la fiesta de cumpleaños de Cristiano Ronaldo y porque el coche de Fernando Alonso no corre.

José Antonio