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Laguna de Negrillos - Leon

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España > Leon > Laguna de Negrillos
06-05-14 07:20 #12008687
Por:j vicente futuro fut

El velo que cubre los Misterios de la Biblia se ha retirado. 19ª Sección
Estando todos los congregados en esta oración se vio solamente florecer la vara que tenía José y al mismo tiempo bajar de arriba una paloma blanquísima, y llena de admirable resplandor, que se puso sobre la cabeza de José; juntamente habló Dios al interior de José, y le dijo: José, siervo mío, tu esposa será María, admítela con atención y reverencia, porque en mis ojos es acepta, justa y purísima en alma y cuerpo y tú harás todo lo que ella te diga.-

Con la declaración y señal del Cielo los sacerdotes dieron José por esposo elegido del mismo Dios para la doncella María. Y llamándola para el desposorio, salió la escogida como el sol, más hermosa que la luna, y pareció en presencia de todos con un semblante más que de Ángel de incomparable hermosura, honestidad y gracia; y los Sacerdotes la desposaron con el más casto y santo de los varones, llamado José.-

María, más pura que las estrellas del firmamento, con semblante lloroso y grave por los años de residencia en el Templo, se despidió María de los Sacerdotes, pidiéndoles la bendición, y a la Maestra también, y a las doncellas perdón, y a todos dando gracias por los beneficios recibidos de sus manos en el Templo. Todo esto hizo en parte con el semblante humildísimo y parte con muy breves y prudentísimas razones; porque en todas ocasiones hablaba pocas y de gran peso. Despidiéndose del Templo, no sin grave dolor de dejarle contra inclinación y deseo; y acompañándola algunos ministros de los que servían al Templo en las cosas temporales, y eran legos y de los más principales, con su mismo esposo José caminaron a Nazaret, patria natural de los dos felicísimos desposados. Y aunque José había nacido en aquel lugar, disponiéndolo el Altísimo por medio de algunos sucesos de fortuna, había ido a vivir algún tiempo a Jerusalén, para que allí la mejorase tan dichosamente como llegando a ser esposo de la que había elegido el mismo Dios para Madre suya, en la carne humanizada de los mortales.-

Llegando a su lugar de Nazaret, donde la Princesa del Cielo tenía la hacienda y casas de sus dichosos padres, fueron recibidos y visitados de todos los amigos y parientes con el regocijo y aplauso que en tales ocasiones se acostumbra. Y habiendo cumplido con la natural obligación y urbanidad, satisfaciendo a estas deudas temporales de la conversación y comercio de los hombres, quedaron libres y desocupados los dos Esposos José y María en su casa. La costumbre había introducido entre los hebreos que en algunos primeros días del matrimonio hiciesen los esposos examen y experiencia de las costumbres y condición de cada uno, para ajustarse mejor recíprocamente el uno con la del otro.-

En estos días habló José a su esposa María, y la dijo: Esposa y Señora mía, yo doy gracias al Altísimo Dios por la merced de haberme señalado sin méritos por vuestro esposó, cuando me juzgaba indigno de vuestra compañía; pero Su Majestad, que puede cuando quiere levantar al pobre, hizo esta misericordia conmigo, y deseo me ayudéis, como lo espero de vuestra discreción y virtud, a dar el retorno que le debo, sirviéndole con rectitud de corazón; para esto me tendréis por vuestro siervo, y, con el verdadero afecto que os estimo, os pido queráis suplir lo mucho que me falta de hacienda y otras partes que para ser esposo vuestro convenían; decidme, Señora, cuál es vuestra voluntad, para que yo así la cumpla.-

Oyó estas razones la divina esposa con humilde corazón y apacible severidad en el semblante, y respondió a José: Señor mío, yo estoy gozosa de que el Altísimo, para ponerme en este estado, se dignase de señalaros para mi esposo y dueño y que el serviros fuese con el testimonio de su voluntad Divina; pero si me dais licencia diré los intentos y pensamientos que para esto os deseo manifestar. Prevenía el Altísimo con su gracia el sencillo y recto corazón de José y por medio de las razones de María le inflamó de nuevo en el divino amor,y respondió José diciendo: Hablad, Señora, que vuestro siervo oye.-
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Asistían en esta ocasión a la Señora del mundo los mil Ángeles de su guarda en forma visible, como ella se lo había pedido. La causa de esta petición fue porque el Altísimo, para que la Purísima Virgen en todo obrase con mayor gracia y mérito, dio lugar a que sintiese el respeto y cuidado con que había de hablar a su esposo y la dejó en el natural encogimiento y temor que siempre había tenido de hablar con hombre a solas, que nunca hasta aquel día lo había hecho, salvo cunado hablaba en el templo con el Sumo Sacerdote.-

Los Ángeles obedecieron a su Reina, y se manifestaron solo a María; y con esta compañía habló a su esposo José, y le dijo: Señor y esposo mío, justo es que demos alabanza y gloria con toda reverencia a nuestro Dios y Creador, que en bondad es infinito y en sus juicios incomprensible y con nosotros pobres ha manifestado su grandeza y misericordia, escogiéndonos para su servicio. Yo me reconozco entre todas las criaturas por más obligada y deudora a Su Alteza que otra alguna y que todas juntas; porque mereciendo menos, he recibido de su mano liberalísima más que ellas. En mi tierna edad, compelida de la fuerza de esta verdad que con desengaño de todo lo visible me comunicó la Divina luz, me consagré a Dios con perpetuo voto de ser casta en alma y cuerpo; suya soy y le reconozco por Esposo y Dueño, con voluntad inmutable de guardarle la fe de la castidad. Para cumplir esto, quiero, señor mío, que me ayudéis, que en lo demás yo seré vuestra fiel sierva para cuidar de vuestra vida, mientras dure la mía. Admitid, esposo mío, esta santa determinación y confirmadla con la vuestra, para que ofreciéndonos en sacrificio aceptable a nuestro Dios eterno, nos reciba en olor de suavidad, y alcancemos los bienes eternos que ambos esperamos de Dios.-

El castísimo esposo José, lleno de interior júbilo con las razones de su divina esposa, la respondió: Señora mía, declarándome vuestros pensamientos castos y propósitos, habéis penetrado y desplegado mi corazón, que no os manifesté antes de saber el vuestro. Yo también me reconozco más obligado entre los hombres al Señor de todo lo creado, porque muy temprano me llamó con su verdadera luz para que le amase con rectitud de corazón; y quiero, Señora, que entendáis cómo de doce años hice también promesa de servir al Altísimo en castidad perpetua; y ahora vuelvo a ratificar el mismo voto, para no impedir el vuestro, antes en la presencia de Su Alteza os prometo el de ayudaros, cuanto en mí fuere, para que en toda pureza le sirváis y améis según vuestro deseo. Yo seré con la Divina gracia vuestro fidelísimo siervo y compañero; yo os suplico recibáis mi casto afecto y me tengáis por vuestro hermano, sin admitir jamás otro peregrino amor, fuera del que debéis a Dios y después a mí.-

En esta práctica confirmó el Altísimo de nuevo en el corazón de José la virtud de la castidad y el amor santo y puro que había de tener a su esposa María, y así le tuvo también José en grado eminentísimo; y la misma Señora con su prudentísima conversación se le aumentaba dulcemente, llevándole a Dios en el corazón.-

Con la virtud Divina que el brazo poderoso obraba en los dos santísimos y castísimos esposos sintieron incomparable júbilo y consolación; y la divina Princesa ofreció a José corresponderle a su deseo, como la que era Señora de las virtudes y sin contradicción obraba en todas lo más alto y excelente de ellas. Le dio también el Altísimo a José nueva pureza y dominio sobre la naturaleza y sus pasiones para que no formase rebelión, pero con admirable y nueva gracia, sirviese a su esposa María, y en ella a la voluntad y beneplácito del mismo Señor. Luego distribuyeron la hacienda heredada de Joaquín y Ana, padres de María; y una parte la ofreció al Templo donde había estado, otra se aplicó a los pobres y la tercera quedó a cuenta del esposo José para que la gobernase. Sólo reservó María para sí el cuidado de servirle y trabajar dentro de casa; porque del comercio de fuera y manejo de hacienda, ni comprando ni vendiendo, se eximió siempre María, como virtud de prudencia.-
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En sus primeros años había aprendido José el oficio de carpintero por más honesto y acomodado para adquirir el sustento de la vida; porque era pobre de fortuna, y preguntándole a su esposa si le gustaría que ejercitase aquel oficio para servirla y granjear algo para los pobres; pues era forzoso trabajar y no vivir ocioso, Aprobó María su propuesta, advirtiendo a José que el Señor no los quería ricos, sino pobres y amadores de los pobres y para su amparo en lo que su caudal se extendiese. Luego tuvieron los dos Esposos una contienda sobre cuál de los dos había de dar la obediencia al otro como superior. Pero la que entre los humildes era humildísima, venció en humildad María y no consintió que siendo el varón la cabeza se pervirtiese el orden de la misma naturaleza; y quiso en todo obedecer a su esposo José, pidiéndole consentimiento sólo para dar limosna a los pobres del Señor; y José le dio licencia para hacerlo.-

José en estos días con nueva luz del cielo vio las condiciones de su esposa María, su rara prudencia, humildad, pureza y todas las virtudes sobre su pensamiento y ponderación, quedó admirado de nuevo y con gran júbilo de su espíritu no cesaba con ardientes afectos de alabar al Señor y darle nuevas gracias por haberle dado tal compañía y esposa sobre sus merecimientos. Y para que esta obra fuese del todo perfectísima, porque era principio de la mayor que Dios había de obrar con toda su omnipotencia, hizo que la Princesa del Cielo infundiese con su presencia y vista en el corazón de su mismo esposo un temor y reverencia tan grande, que con ningún linaje de palabras se puede explicar. Y esto le resultaba a José de una refulgencia o rayos de divina luz que despedía de su rostro nuestra Reina, junto con una majestad inefable que siempre la acompañaba, con tanto mayor causa que a Moisés cuando bajó del monte, cuanto había sido más largo y más íntimo el trato y conversación con Dios.-

Luego tuvo María una visión Divina del Señor, en que la habló Su Majestad y la dijo: Esposa mía directísima y escogida, atiende cómo soy fiel en mis palabras con los que me aman y temen; corresponde, pues, ahora a mi fidelidad, guardando las leyes de esposa mía en santidad, pureza y toda perfección; para esto te ayudará la compañía de mi siervo José que te he dado; obedécele como debes y atiende a su consuelo, que así es mi voluntad.-

Respondió María: Altísimo Señor, yo os alabo y magnifico por vuestro admirable consejo y providencia conmigo, indigna y pobre criatura; mi deseo es obedeceros y daros gusto como vuestra sierva, más obligada que ninguna otra criatura. Dadme, Señor mío, vuestro favor Divino, para que en todo me asista y me gobierne con mayor agrado vuestro; y para que también atienda a las obligaciones del estado en que me ponéis, para que como esclava vuestra no salga de vuestros órdenes y beneplácito. Dadme vuestra licencia y bendición, que con ella acertaré a obedecer y servir a vuestro siervo José, como vos, mi Dueño y mi Hacedor, me lo mandáis. Con estos divinos apoyos se fundó la casa y matrimonio de María y de José; El Casamiento se celebro en el Templo, el día 8 de Septiembre, hasta el día 25 de Marzo siguiente, que sucedió la Encarnación del Verbo Divino.-
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Puso Dios en muy alto a la Reina y Señora de los Cielos, en las obligaciones de esposa de José y en ocasión de conversar más con los prójimos, para que su vida inculpable fuese a todos ejemplar de suma santidad. Hallándose la divina Señora en este nuevo estado, pensó y discurrió tan altamente y ordenó las operaciones de su vida con tal sabiduría, que fue admirable emulación para la Ángélica naturaleza y magisterio nunca visto para la humana. Pocos la conocían, y menos la comunicaban; pero éstos, más dichosos, recibían todos tan divinos influjos de aquel Cielo de María, que con admirable júbilo y conceptos peregrinos querían dar voces y publicar la lumbre que les encendía los corazones, conociendo se derivaba de la presencia de María. No ignoraba la Prudentísima Reina estos efectos de la mano del Altísimo, pero ni era tiempo de fiárselos al mundo, ni su profundísima humildad lo consentía. Pedía al Señor continuamente la ocultase de los hombres y que todos los favores de su diestra redundasen en sola su alabanza y permitiese que fuese ella ignorada y despreciada de todos los mortales, porque no fuese ofendida su bondad infinita.-

Estas peticiones de su Esposa admitía el Señor en grande parte y disponía su providencia que la misma luz enmudeciese a los que con ella se inclinaban a engrandecerla, y movidos de la virtud Divina se dejaban y se convertían en su interior, alabando al Señor por la luz que en él sentían, y con una preñez de admiración suspendían el juicio y dejando la criatura se volvían al Creador. Muchos salían del pecado sólo con haberla mirado y otros mejoraban sus vidas y todos se componían a su vista, porque recibían celestiales influencias en sus almas; pero luego se olvidaban del mismo original de donde se copiaba, porque si la tuvieran presente o conservaran su imagen, nadie sufriera el alejarse de ella y todos la buscaran desalados, si Dios no lo impidiera con el misterio, que celosamente fue ocultado por Juan el evangelista, cuando escribió el Apocalipsis.-

En obras de donde tales frutos se cogían y en aumentar los méritos y gracias de donde todo procedía, se ocupó María de José, por seis meses y diecisiete días, que pasaron de su desposorio hasta la Encarnación del Verbo.-

Para ejecutar esta obra con la decencia digna del mismo Dios, previno singularmente a María por nueve días que inmediatamente precedieron al misterio, y soltando el ímpetu del río de la Divinidad, para que inundase con sus influjos a esta Ciudad de Dios, comunicándole tantos dones, gracias y favores.-

El primer día de esta novena sucedió que María, después de algún pequeño alivio que recibía, se levantó a media noche a imitación de su padre, que éste era el orden y concierto que le había dado el Señor y postrada en la presencia del Altísimo comenzó su acostumbrada oración y ejercicios. Los Ángeles que la asistían la dijeron: Esposa de nuestro Rey y Señor, levantaos, que Su Majestad os llama. María se Levantó con fervoroso afecto, y respondió: El Señor manda que del polvo se levante el polvo. Y convertida a la cara del mismo Señor que la llamaba, continuó diciendo: Altísimo y poderoso Dueño mío, ¿qué queréis hacer de mí? En estas palabras su alma santísima fue en espíritu elevada a otra nueva y más alta habitación, más inmediata al mismo Señor y más remota de todo lo terreno y momentáneo.-

Sintió luego que allí la disponían con aquellas iluminaciones y purificaciones que recibía otras veces para alguna más alta visión de la Divinidad. Con esto se le manifestó la Divinidad por visión, no intuitiva, sino abstractiva; pero con tanta evidencia y claridad, que de aquel objeto incomprensible comprendió más esta Señora por este modo que los bienaventurados con el que intuitivamente le conocen y le gozan. Fue esta visión más alta y más profunda que otras de este género; porque cada día la divina Señora se hacía más idónea y unos beneficios, usando tan perfectamente de ellos, la disponían para otros y las repetidas noticias y visiones de la Divinidad la hacían más robusta para obrar con mayor fuerza cerca de aquel objeto infinito.-
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Conoció María en esta visión altísimos secretos de la Divinidad y de sus perfecciones, y especialmente de su comunicación extra por la obra de la creación; y cómo procedió de la bondad y liberalidad de Dios y cómo para su ser Divino y su infinita gloria para conocer a todas las criaturas, porque sin ellas estaba glorioso en sus interminables eternidades, antes de la creación del mundo. Pero conociendo María en esta visión de la Divinidad para comunicarle el extra, mayor que le tienen todos los elementos cada uno en su centro, y como estaba tan entrañada en la esfera de aquel fuego del divino amor, enardecida en él pidió al Padre Eterno enviase al mundo a su Unigénito y diese a los hombres su remedio y a su misma Divinidad y perfecciones la diese a María la satisfacción y ejecución que a Dios le pedía.-

Eran para el Señor muy dulces estas palabras de su Esposa, eran la purpúrea venda con que ligaba y compelía su amor. Y para venir a la ejecución de sus deseos, quiso prevenir de cerca el tabernáculo o el templo a donde quería descender desde el pecho de su Eterno Padre. Determinó darle a su amada y escogida para madre noticia clara de todas las obras del extra, y como Dios las había fabricado y creado. Y este día en la misma visión le manifestó todo lo que hizo en el día primero de la creación del mundo, que se refiere en el Génesis y María las conoció todas con más claridad y comprensión que si las tuviera presentes a los ojos corporales, porque las conoció primero en el mismo Dios y después en sí misma.-

Dios muestra a María, el Orden de la Creación.-
Entendió y conoció María cómo en el principio creó el Señor a los Ángeles, el cielo y la tierra, cuánto y cómo estuvo vacía y las tinieblas sobre la cara del abismo, cómo el espíritu del Señor era llevado sobre las aguas y cómo al Divino mandato fue hecha la luz y su condición, y que dividiendo las tinieblas, ellas se llamaron noche y la luz día; y en esto se gastó el segundo día. Conoció la grandeza de la tierra, su longitud, latitud y profundidad, sus cavernas, el infierno, el limbo y el purgatorio con sus habitadores, las regiones, climas, meridianos y división en las cuatro partes del mundo y todos los que las ocupan y habitan. Conoció con la misma claridad los orbes inferiores y cielo empíreo, y cuándo fueron creados los ángeles en el día primero, y María conoció y entendió su naturaleza y condiciones, diferencias, jerarquías, oficios, grados y virtudes. Se le manifestó la rebeldía de los Ángeles malos y su caída, con las causas y ocasiones que tuvo, ocultando Dios a María, siempre lo que a ella le tocaba.-

María, entendió el castigo y efectos del pecado en los demonios, conociéndolos como ellos en sí mismos son; y para fin de este favor del primer día le manifestó de nuevo el Señor, cómo ella era formada de aquella baja materia de la tierra y de la naturaleza de todos los que se convierten en polvo; y no le dijo que sería ella convertida en él, pero le dio tan alto conocimiento del ser terreno, que se humilló la gran Reina hasta el profundo de la nada y siendo inculpable se abatió más que todos los hijos de Adán juntos y llenos de miserias. Toda esta visión y sus efectos ordenaba el Altísimo para abrir en el corazón de María las zanjas tan profundas como pedía el edificio que en ella quería edificar, que tocase hasta la unión sustancial e hipostática de la misma Divinidad,y como la dignidad de Madre de Dios que era.- 95
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