Espina de Tremor - Leon

Hola a todos!
He podido echar un vistazo a vuestros comentarios en el foro, y me quiero unir a vosotros en los recuerdos de la pequeña pero bella e ilustre ciudad de Espina.

Alguno de vosotros sabreis quién soy, otros no... A mí me ocurre lo mismo, que algunos nombres no consigo identificarlos del todo... pero otros si.

Recuerdo con nostalgia sobre todo las largas noches del invierno frío sentado al amor de la lumbre, escuchando los soñolientos hervores del negrísimo pote colgado de la pregancia... escarbonizando el aguzo, y allegando los tizones... acechando un descuido de los padres para robar un chorizo del varal... y después de haberlo comido rezar algún padre nuestro para que no lo echaran de menos porque sabías que si te descubrían te huntaban la pioja...

¡Hola Orencio!:

Hoy al ojear el Foro y leer "De: Orencio" y después de tantos años sin verte, aunque en abundantes ocasiones he preguntado por tí, créeme que recibí una gran alegría.

Hay recuerdos, y más de juventud, que resultan imperecederos, yo de tí, entre muchas vivencias e imágenes, resalta de el tu semblante siempre sonriente y por ello de tu sonrisa creo que un poco "burlona".

Con mi aprecio un fuerte abrazo.

Soy Paco, creo me identificarás perfectamente.

Ya que de recuerdos hablamos, yo tengo uno grabado en mi mente que también se le puede calificar de imperecedero.
Yo tendría cinco o seis años posiblemente. Estábamos en "La Riba" (ilustre plaza donde las haya), que era sede de los acontecimientos de mayor transcendencia y relevancia en la vida de nuestro pueblo -Primer día de la Fiesta del Corpus, Concejos, fragua, etc...-, y seguramente estaríamos jugando, ¡ qué otra cosa sinó!, cuando comenzaron a caer del cielo, aviones de color blanco de papel, planeando alocada y vertiginosamente, en dirección a los Caruceiros.
Ante tal evento, toda la chavalería salimos corriendo de La Riba, costanica abajo, en la dirección marcada por las "naves". Terminada la cuesta, el rastro se perdíó, y nos apercibimos de que el campo de aterrizaje elegido era la portalica del "terrao" de Argentina. Tía Argentina y tío Esteban,(tíos de Orencio).
Los aviones tenían su salida, escaleras arriba de la puerta de la casa de Paco, quien con mano diestra los lanzaba al aire. Unas veces caían en picado, seguramente por las turbulencias de aquel lugar. Otras, impactaban con estruendo contra la "cirular" de Gonzalo y caían al suelo en torbellino, clavándose en las cenizas allí tiradas de los tuérganos y del carbón de las cocinas.Nosotros escudriñabamos con total admiración mientras Paco retocaba su mecanismo e indicaba el porqué del vuelo en caida libre o planeado y los volvía a lanzar una, y otra, y otra vez. ¿Te recuerdas Paco?. ¡¡Son recuerdos maravillosos.!!