Encinasola - Huelva

Mi padre decía mucho esa frase y un dia conseguí saber de donde venía.
al parecer un hombre tenía un limonero en el huerto que no le daba fruto y un día cansado lo arrancó y dejó la madera allí mismo.
Pasado un tiempo, un escultor del pueblo pasó por allí y vio la madera en el suelo, entonces le preguntó al hombre:
_¿Qué va a hacer usted con la madera?
_Pues quemarla cuando llegue el invierno.
_Se la compro, la madera de limonero es muy buena para tallar figuras.
_Pues llévesela se la regalo.
_Pues muchas gracias, hombre.
Pasaron los meses y llegó a óídos del hombre que la figura que había hecho el escultor estaba obrando milagros y decidio ir a verla. Se postró ante ella, una virgen pequeñita pero muy bonita y muy bien hecha, y le dijo:
_Treinta años te regué y el fruto nunca te vi, los milagritos que tu hagas que me los cuelguen a mí.

Me he reído mucho con tu escrito.
No sabía de donde provenía. La pequeña historia es graciosísima.

Mañana descansa mi hijo y nos vamos a "espolvorearnos" (Esto lo dice mucho una amiga mía de Castilleja de la Cuesta).

Muchos besos.

Parece una historia antigua.
¿Puedes citar el autor o forma parte de la tradición oral?
Es para que no se nos enfade el catedrático que, a sus años, no estará para muchos "tira y afloja".
Un verdadero milagro sería que la gente dejara de escarbar en los asuntos de los demás y se encargara única y exclusivamente de poner en orden su propia casa (esto no va por ti, sino por el crítico literario).

Hay poetas que inspiran... lástima.

La Joya Serrana.

Hola Andres, en el pueblo se decia de otra manera,mi padre siempre decia. EN MI HUERTO TE CRIASTE Y EL FRUTO NUNCA TE VIDE,LOS MILAGROS QUE TU HAGAS QUE ME LOS CUELGEN .........Es lo mismo,pero simplemente lo comento porque mi padre lo decia mucho. Un saludo afectuoso amigo.
A.Vaello

Mi padre tambien lo decía así, siempre estaba con las cosas del pueblo, los refranes y los chismes que llegaban de allí
Saludos. Oriundo.

Soy Cati otra vez.
Mi abuelo decía que ese "dicho" no le gustaba porque era como atribuir a los padres todos los méritos que los hijos conseguían y que no era justo porque los hijos también tenían cabeza para pensar y que los padres nunca tenían que esperar nada, que eso no era querer a los hijos, sino invertir en ellos.